jueves, diciembre 05, 2013

PATRIA

Mi amigo de la adolescencia, compañero de la secundaria, partisano en la soñada toma por asalto del futuro, se fue un día a pasarse un año becado en los Estados Unidos. Teníamos 16. Recuerdo haber ido a despedirlo a Ezeiza, con otros compañeros, y regresar luego a Buenos Aires con la sensación de haberlo perdido.
Volvió al año, ya formateado para otra sociedad. Terminamos la secundaria y cinco o seis años más tarde, mi amigo partió a Inglaterra con su graduación universitaria.
No fue el único en irse pero hoy lo recuerdo especialmente porque, ante la reiteración de episodios de violencia social y política en Argentina que ingenuamente creí que eran cosa del pasado, pensé en llamarlo a su bucólico pueblo en el Reino Unido en el que vive, ya retirado de su actividad profesional.
Pienso en él y en tantos que se fueron.

Y me pesa este duro exilio al que llaman patria.

domingo, diciembre 01, 2013

No hay otras formas de decir te quiero que las que me enseñaste.
No hay manera alguna de prometer amor eterno que haber estado a tu lado.
No hay amaneceres que comulguen con la última noche parecidos al que nos encontró abrazados.

No hay otros caminos que lleven a ninguna parte capaces de despertar la necesidad de recorrerlos como seguir el rastro y la cadencia de tu andar yéndote de mí, cerrar los ojos y al abrirlos ya no verte.

miércoles, noviembre 13, 2013

ORO

No es distinta de otras piedras. El hombre la recoge porque le ha llamado la atención la fosforescencia en la noche, un círculo azul en el césped del parque. La apoya en el cuenco de su mano izquierda y al instante la insensibilidad y el peso le revelan que ya es de oro. Espantado, la deja caer pero es tarde: un río de oro corre por sus venas, inunda sus cavidades y se estanca en su cerebro. Ya no ve ni habla ni piensa, sólo sueña.

Se ve internándose en el parque, recogiendo la piedra y en su sueño, que es el último, el hombre refulge como un extraviado sol de los desiertos.

sábado, noviembre 02, 2013

LA PRÓXIMA LLUVIA

La distancia es esta tierra lejana que camino a tientas, estos huesos de arena y las pisadas de aquellos cuerpos descarnados por los vientos.

Pero la distancia es antes esa carta sin respuesta, los llamados en la noche que no respondiste, las fotos de alguna vez hace ya tanto, los poemas inconclusos, la próxima lluvia.

viernes, octubre 04, 2013

DESERCIONES


Nunca supe si llamarlo de verdad amigo, ni él a mí, supongo. La distancia impone esas dudas, los abrazos lejanos, las historias así contadas.
Supe que en lo que creyó el final de una vida tormentosa –separaciones, hijos, militancia revolucionaria-, había vuelto a enamorarse.
Me traicioné, flaco –me dijo entonces- pero vale la pena.
Todo amor vale la pena, la mucha pena con que nos marca su fuego y lo peor, la desprolija deserción y sus cenizas.
Por lo poco que supe porque no la conozco, ella lo manipuló, le hizo creer que era el único, el irrepetible, el que no volvería a cruzarse por su vida. No lo era, cualquiera se da cuenta de que no lo era aunque vos no hayas conocido a mi amigo. Nadie lo es.
Envejeció, para colmo, algo que sólo les sucede a las personas sensibles.

Y acaba de darse un tiro sin dejar carta, después de saludar a sus fantasmas con un buenas noches, despiértenme a las siete, tengo que salir temprano a pagar algunas deudas.

martes, septiembre 24, 2013

PERRA HAMBRIENTA


Mi abuela paterna –la única que conocí- se comía la fruta ya mordida, los huesos de pollo o de los bifes de costilla que con mi hermano mayor habíamos descartado.
Parecía una perra hambrienta, mi abuela. Se lo dijimos una vez, riéndonos de ella y mi abuela, que no tenía dientes para comerse lo que se comía, nos miró como si acabara de encontrarnos entre restos de comida y nos dijo:
-Hijos del olvido, nietos de la furia.

Por ella escribo, no por Faulkner ni por Hammett.

ACÁ

-Convengamos en que no soy quien digo ser.
Se ha inclinado apenas hacia mí, en el afán de compartir no sólo su incertidumbre existencial sino ya que estamos su halitosis.
La ruta está desierta en esta zona de montaña, empieza a caer la noche y es probable que ya no nos crucemos con otros vehículos. La gente sensata no viaje de noche por estos caminos.
Detengo el coche y le pido que se baje.
-¿Acá?
-Acá.
Baja. No le doy tiempo a cerrar la puerta, arranco y acelero a fondo. En el retrovisor se recorta su figura, empequeñeciéndose. Se lo traga la siguiente curva.
Años más tarde, en un atardecer de invierno, me llama a mi teléfono fijo.
-¿De dónde sacaste este número? Acabo de mudarme y no recuerdo habérselo dado a nadie.
Corta, sin responder. El identificador de llamadas no lo registra.
Cierro los ojos y veo al auto perderse detrás de la primera curva.
Aunque al abrirlos compruebe que estoy en mi departamento, sé que nadie vendrá a rescatarme.

La gente sensata no viaja de noche. 

jueves, septiembre 12, 2013

BALACERAS


Arranco con un fragmento de la novela que escribo en el que todos deberían estar cagándose a tiros y acaban hablando de Shakespeare y de Hegel.
Creo que me quitaré el chaleco antibalas y pediré que me calcen el de fuerza.

Para algunos -entre los que me cuento- la literatura es un oficio demoníaco.

lunes, agosto 26, 2013

MADRUGADA

Subo a una moto, en el sueño. Acelero por calles desiertas de mi eterna ciudad desconocida: Buenos Aires.
Oscuridad, madrugada –pienso mientras sueño, para no aceptar que el vacío te ha fundado de nuevo, antiquísima barraca de inmigrantes, desolado patio de bailarines canyengues, de duelistas que amenazan acuchillarse el espanto.
En la guardia del hospital me dicen que no fue nada, que van a dormirme un rato, otro sueño dentro del sueño.
El sacerdote en la cumbre de la pirámide levanta sobre mi cuerpo echado sobre el altar de los sacrificios su puñal de diamante.

Para qué abrir los ojos.

A ése que aún anda por ahí.

miércoles, agosto 07, 2013

PERROS

Una soledad desbordada en alucinaciones se parece tanto a la locura.
Me pregunto qué buscamos cuando hurgamos en el abismo de los asesinos, de los maltratadores, de los que dicen amarte y te despedazan.
Qué perros salvajes escapan de sus perreras y se lanzan sobre tu breve historia, te descarnan el pecho hasta hollarte la memoria y esconden, limpios, tus resecos huesos.

Pienso en que habías escrito que era amor.

domingo, agosto 04, 2013

EL DEVORADOR DE SUEÑOS



A Mercedes Rosende y Esteban Llamosas

Machado Moreno N. era el preferido del pueblo.
Todos lo conocían y lo querían como al mejor amigo, como al padre o el hermano, como al gran amor de las vidas de esos todos.
¿Y qué tenía Machado Moreno N. para ser querido de maneras tan diversas?
Nada. A simple vista –y a vista compleja- era un tipo despreciable. Egoísta, soberbio pese a no tener un peso ni talento alguno que lo enalteceriera, violento, borracho pendenciero, castigador de mujeres, ignorante y aburrido.
¿Cómo explicar entonces tanto amor desenfrenado, tanta incongruente admiración por un zopenco descerebrado que lucía su mal aliento, su transpiración y otros olores más íntimos como a medallas ganadas en cien batallas?
No lo sé. Pero en los seis años de mi vida que desperdicié viviendo en Corzuelas tuve que soportar que todos a mi alrededor hablaran de Machado Moreno N. como de un casi dios de pueblo chico, un ser mítico al que cruzabas en la calle o jugando bochas en el club del pueblo.
Dos años después de haber abandonado Corzuelas leí en un diario provincial que una localidad serrana lloraba la irreparable pérdida de su ser más amado. De todos modos –aclaraba el cronista-, la memoria de Machado Moreno N. permanecería en la obra del escultor local, Amancio Desórdenes Locattio, que había pergeñado una impresionante estatua del inolvidable occiso.
Al día siguiente viajé de regreso a Corzuelas.
Quería ver esa estatua y conocer al artista Desórdenes Locattio, de quien no había tenido nunca noticia en mis seis años de vida en el pueblo.
Mi primera sorpresa fue comprobar, al bajar del ómnibus y tras las consabidas once horas de viaje, que el pueblo había desaparecido.
Figuraba aún en los mapas y como parada del ómnibus, pero en donde hasta que yo lo abandoné había seis cuadras de tierra con una prolija sucesión de casas con techos de tejas a un lado y otro, y una plaza y una capilla, no había nada.
Polvo y soledad. Y la estatua.
Lo que nunca había estado antes, se erguía en el centro mismo de la desaparecida plaza del borrado pueblo nominado Corzuelas.
Me acerqué, algo aprensivo.
Era un Machado Moreno N. en todo su esplendor pétreo. Cuadruplicaba en tamaño al original. Rezumaba incluso, multiplicados en relación con su tamaño, los alientos y hediondeces que lo habían caracterizado en vida.
Un hombrecillo pequeño, frágil, vestido con una túnica gris y empuñando aún cincel y martillo, se presentó como el artista Desórdenes Locattio, me dio la bienvenida a Corzuelas y me preguntó qué buscaba.
-Al pueblo- le respondí, ofuscado. -¿Qué pasó con Corzuelas?
Extendió los brazos y pareció estar midiendo mi anatomía.
-Murió- dijo, como quien habla ocasionalmente del tiempo con un desconocido: -era lógico.
-Creí que el muerto era éste- dije echando una mirada algo despectiva al nauseabundo Machado Moreno N. de piedra.
-Los devoradores de pueblos no mueren nunca- me explicó el artista: -sólo se alimentan de ellos, se comen todo, casas, habitantes, historias de vida y muerte, traiciones y hasta a veces, manjar de los manjares, lealtades.
-Bella estatua- dije, ya decidido a no contradecirlo, por lo menos hasta que llegara el ómnibus que me alejara de allí.
-Gracias- dijo el hombrecillo, inclinando levemente su cabeza, los brazos en cruz y sin soltar sus herramientas de trabajo: -soy un artista. Nada de lo perdurable me es indiferente.

sábado, julio 06, 2013

DOS BOTELLAS

Marta es una mujer joven, lo que llaman clase media baja. El eva test, tan confiable como cualquier prueba de laboratorio, le permite enterarse de lo que no quería enterarse sin ir al hospital a sacar y esperar largos turnos.
Lo busca para contarle, para que también él se entere. Una mujer vieja abre la puerta de lo que hasta hace unos días fue su casa y le dice que no está, que no ha vuelto desde entonces. ¿Qué quiere decir con “entonces”?, pregunta Marta. -Desde que se lo llevaron.
Marta pregunta quiénes, la mujer vieja no sabe, no los conoce, abrieron la puerta y él los recibió como si los conociera; le pidieron que fuera con ellos, que era cuestión de un rato, un par de horas. Pero no volvió.
-¿Policías?
O amigos, quién sabe, se abrazaron, hablaron de mujeres, de fútbol, lo que hablan los hombres, tomaron vino antes de irse.
-Esa botella-, señala, la mujer vieja, una botella vacía sobre la mesa del comedor. -¿Quiere pasar a esperarlo? A lo mejor vuelve hoy. Nunca se sabe.
Marta entra en la casa, una modesta casa de trabajadores en Valentín Alsina. Un televisor despide noticias de crímenes, huelgas y tormentas inminentes. La mujer vieja le ofrece vino.
-El mismo que tomó él antes de irse. ¿Le traigo un vaso?
Marta acepta, la mujer abre un armario y pone una botella llena al lado de la vacía.
-Bebamos- dice: -Por su regreso.

Beben despacio, sin hablar, mirando un poco a la televisión, otro poco a las dos botellas.

viernes, junio 21, 2013

VIENTOS DE SAL

Somos el pasado. Nuestra sombra se extiende, mal que nos pese, con cada nuevo día y cada paso. Somos lo que olvidamos, lo que decimos haber sido y lo que fuimos.
La noche –nuestras noches- están llenas de espejos rotos a los que llamamos sueños. Nos miramos vagamente en ellos, despertamos transpirados de horror cuando a la madrugada se le llama abismo, o desperezándonos y envueltos en la tibia placenta del que espía por las entornadas puertas del mundo.
Aún cuando prometemos, somos el pasado. Incluso nuestros hijos son el pasado. Conscientes de nuestra ceguera, vientos de sal nos congelan cuando volvemos la vista atrás.
El único dios posible es lo que llamamos tiempo, la distancia entre lo que nos prometimos ser y esta alta meseta, desolada y seca, de la incertidumbre.

jueves, junio 06, 2013

LA PARED DEL FONDO

Pido gancho en tu juego de ausencias. Ya no juego a esconderme ni a encontrarte. No escribo más en los muros que te amo. Ni te amo. Ni te juego.
Cuando esta tarde y como todas las tardes me llame mi madre no correré a casa porque es hora de meriendas, del café con leche y las tareas de la escuela.
Cuando me llames vos, tampoco.

Me asomaré en todo caso por sobre la pared del fondo, nada más que para verte y dejar a tus pies la carta de amor que nunca leíste.

martes, mayo 28, 2013

VACÍOS

Saliste del prostíbulo como habías entrado, vacío.
Llovía y las dos monjas pasaron corriendo a tu lado, riendo como colegialas. Te preguntaste si alguna vez habrían estado con un hombre y no pudiste contenerte, ¡hermanas! les gritaste antes de que la lluvia las borrara.
Se detuvieron a pocos metros, ¿sí, hijo? Y vos: ¿alguna vez cogieron, tuvieron sexo, gritaron de placer, se desnudaron delante de un hombre?
La monja mayor –unos cincuenta y quién sabe cuántos- iba a dar vuelta la cara pero la más joven sonrió, estoy enamorada, dijo: ¿cómo te diste cuenta, hijo?
Vos, que le llevabas veinte años a la monja joven, la miraste como hace un rato a la prostituta, sin nada que ver, de qué alegrarte ni qué esperar.
La monja mayor la arrancó como a una mala hierba y corrieron juntas hasta perderse.

Me cago en Dios –dijiste, como ese tío asturiano que cuando bebía demasiado hablaba de la guerra.

viernes, mayo 24, 2013

AUTOS ANTIGUOS

Guardé los versos de tus quince años cuando yo apenas tenía catorce. Te veía tan lejana entonces, tan mayor, tan de abofetearme con tu risa, de señalarme a tus amigas como a una mascota cargosa.
Soñaba con estar a tu lado y declararte mi amor eterno. Nunca habíamos hablado ni habían estado nuestros cuerpos a menor distancia que una vereda con sus sombras y perfumes.
Hoy encontré en un arcón los versos que publicaste en la revista de la escuela, la que armábamos en tercer grado con cuentos y poemas de todos, los nosotros de hace cincuenta años.
Salí luego a la calle, repitiéndolos, casi cantándolos.
Un auto dobló desde la esquina y se acercó despacio. Un auto antiguo, un chevrolet enorme y pesado, una antigüedad que, como otros peatones, me detuve a ver pasar.
Allí ibas, te llevaban quién sabe a dónde y recordé la epidemia de polio de la década del ´50, los llantos, tantas maldiciones y preguntas que Dios nunca respondió.

Alguien a mi lado comentó que aquellos eran autos, los de antes.

lunes, mayo 20, 2013

MOTEL



No ha sido necesario amar para sentir que el corazón es la víscera, el cenit, el ombligo azul del universo que se enciende y apaga como un cartel luminoso.
No ha sido necesario decirle que la amabas para que se fuera sin mirarte, llevándose los días, tirando a una alcantarilla las horas, todas las horas deseadas, los minutos y segundos con los que se salpicaron uno al otro hasta fundirse.
No ha sido necesario nada de lo que escribiste, de lo que dijiste, de lo que abrazaste creyendo que la abrazabas, que no era viento su tibieza, que no eran cenizas y lágrimas las acuarelas diluidas en la niebla con las que la coloreaste antes del adiós.
No ha sido necesario amar, nunca lo ha sido, nunca.
No llores por eso. Piérdela en las antesalas del tormentoso horizonte que te acecha, aléjate de ti, desmenúzate y acéptalo.
Alguien apaga el cartel del lugar en que la has perdido.
Amanece.
Amor, nunca.

domingo, mayo 19, 2013

SIN PROMESAS


Se durmió entre sus brazos.
Se habían amado como siempre lo soñaron: sin promesas ni remordimientos ni culpa. Cuando amaneciera se dirían adiós y no habría promesas de reencuentros, ni de cartas, ni de llamadas.
Al despertar, él no estaba, no la había esperado.
Debió levantarse durante la madrugada, sigiloso, preguntándose quizás por qué todo si mañana. Le había mentido cuando habló del vacío al que prometieron no asomarse, mentira.
Se vistió despacio, perezosa, malhumorada. Abrió la ventana al aire frío y salado del mar, inspiró, satisfecha aunque también decepcionada por el poco valor de las promesas.
Se inclinó sobre la baranda del balcón y se dejó caer como anoche sobre la cama. Veinte pisos más abajo, él la esperaba. Nadie lo había visto salir en plena madrugada. Ni a ella, tan temprano en la mañana.
Recién al mediodía y por una llamada anónima llegaron la policía, el forense, los de la televisión.

lunes, mayo 06, 2013

SOMBRAS, VOCES


Esa mujer pasa caminando a mi lado, sin mirarme. Pero su sombra es la tuya, la reconozco y te llamo.
La mujer se detiene y me mira con curiosidad.
-No te conozco.
-Pero sos Amalia.
Niega con la cabeza, nunca ha sido Amalia.
-¿Por qué te detuviste, entonces?
Sonríe, sabe o intuye que no estoy ensayando un ardid para entablar una conversación.
-Tu voz- me dice. –Reconocí esa voz.
Nos miramos largamente. Podríamos conocernos pero preferimos seguir nuestros respectivos caminos.
Sombras y voces andan por la ciudad, caminan detrás de extraños, nos buscan.

domingo, mayo 05, 2013

FRAGILIDADES


Aceptar que el amor es el paso lento sobre la capa de hielo, el riesgo de que se quiebre y el intenso frío de la soledad nos trague, nos devore, nos incorpore al silencio.Besarte como si no fueras posible, pensarte inalcanzable aunque te tenga entre mis brazos.

jueves, mayo 02, 2013

O CUENTO PARA QUE SUENE UNA MÚSICA


¿Es trabajo escribir? Y si lo fuera, ¿qué? ¿Debe alguien pagarnos por ello?
Preguntas de este tipo proliferan en la pedorra noche existencial como lo que son, fuegos de artificio, petardos multicolores que se extinguen entre explosiones de ira, felicidad y desconcierto.
Me siento y escribo –o lo hago de pie, como Dostoievsky, atormentado por sus crisis hemorroidales. ¿O era Chejov? Un ruso, seguro. El vodka y los fermentos hacen estragos en la mucosa rectal.
Si nadie me paga, ¿escribo? Y si me pagan, ¿qué escribo? Vos tendrás tus respuestas, yo no. Si las tuviera, no escribiría.
Pero no sé de qué se trata, quién es quién en la galería de celebridades y de anónimos, qué forma es superior a otra, qué mentiras encubre una ficción que indaga en la verdad, por qué pasillos malolientes de un hospital abandonado vaga el último paciente de la locura.
¿Vale lo que cuento? O cuento para que suene una música, unos compases que golpean a tu puerta por la noche, una mujer desnuda que se desliza en tu cama sólo para desvanecerse al primer abrazo.
Un hombre ha muerto esta mañana en Amaicha del Valle, Tucumán. Plena montaña, al borde de un arroyo seco. Lo encontró un arriero y sentó su cadáver sobre una piedra blanca. Al trepar el sol sobre el altar del mediodía, el muerto miró al arriero para recién entonces cerrar los ojos.
“Ceremonias de la soledad”, murmuró el arriero y emprendió el regreso a su rancho de piedra y adobe.
La mujer desnuda –él no lo sabe- lo visitará esta noche.

sábado, abril 20, 2013

JUEGOS



¿A qué jugás?
El pibe, no más de cinco, seis, exagerando, no entiende mi pregunta.
Ahí sentado en el umbral de una casa que no es tuya –le digo: ¿te perdiste?
Me mira y se incorpora, toma aire, como si fuera a dar un salto que lo excede hacia alguna orilla demasiado lejana. Exhala, me da la espalda, apoya su mano sobre el picaporte de la puerta de la casa y entra.
Entro tras él, pasado el primer momento de sorpresa: es mi casa, vivo solo y nadie más que yo tiene la llave.
Recorro la casa buscándolo, primero con cierta displicencia, habitación por habitación, los muchos escondites de una casa vieja. Y nada.
Pasaré el resto de ese día y los siguientes buscándolo, recorriendo pasillos, recovecos, el altillo.
Tal vez un día, temprano en la mañana y apenas por un rato, lo encuentre jugando en el patio.

martes, abril 09, 2013

NOTICIAS A LAS NUEVE


Te callaste tantas veces que una mancha más al tigre qué le hace.
En minutos todo volverá a la normalidad.
Te suena familiar ese tronar a derrumbe con cada mueble derribado y destrozado, esos gritos que alguien sofoca a golpes, la música a todo volumen, gritos de falsa euforia para tapar los alaridos.
Después el estampido que puede ser la puerta o un arma de fuego. De bajo calibre porque tampoco es para tanto.
Pasos por el corredor, voces que se pierden hacia los pisos inferiores, el par de autos que arrancan ahí mismo mordiendo el asfalto y meta sirena, cuatro pisos por debajo de tu ventana.
Mañana los de la tele preguntarán al portero, al encargado del edificio y te verás a la noche en “Noticias a las nueve”.
-No vi nada- dirás. –Algunos gritos, es cierto, pero eran de pelearse mucho.
Y mientras muestran el frente del edificio y el periodista dice que esto pasa cada noche en la ciudad y nunca nadie ve nada, pensarás qué viejo se me ve en la tele, me estoy quedando pelado.

viernes, abril 05, 2013

TERMINALES


De este pueblo, como de tantos otros, hay dos formas de irse: subiéndote a un ómnibus o ahorcándote. La primera es más cómoda y sabés a dónde vas. Del destino final de la segunda no hay noticias, sólo conjeturas.
No hace tanto tiempo, alguien aprovechó que nos cruzamos a la salida de la panadería para contarme sus penas. A la mañana siguiente lo encontraron en el baño público de la terminal de ómnibus, balanceándose por debajo del depósito de agua que acabó desprendiéndose con cierto estrépito.
El agua que inmediatamente empezó a salir a chorros del caño roto se llevó la sangre, ya desteñida, hasta las plataformas junto a las cuales se detienen los ómnibus, llamando la atención de los muy escasos pasajeros que suben o bajan en este pueblo.
Una ambulancia y un plomero pusieron fin a la triste experiencia de quien, apenas un día antes y frente a la panadería, se había despedido de mí diciendo pero no todo está perdido.

jueves, abril 04, 2013

ÚLTIMO AMOR



Olvidame cuando cierres esa puerta.
No tengas piedad. O mejor, no la finjas.
Da ese portazo, dispará ese adiós sobre tu aventura, mi último amor.

viernes, marzo 29, 2013

HERRUMBRES


Reviso cosas viejas, cartas, fotos, recuerdos, trastos de la memoria, herrumbres.
-¿Qué buscás?- mi madre.
-Mi infancia, explicaciones.
-¿No te sorprende verme?
-Para nada, te esperaba.
-Podrías estar muerto.
-Podría estarlo desde hace tanto, mamá. Lo estuve, vos también, acordate.
-No revuelvas tanto- disgustada, mira la habitación polvorienta: -Después dejás todo tirado y tengo que venir yo a poner orden- me reprende antes de irse.
-Cerrá la puerta al salir. Quiero estar solo.
Oigo sus pasos alejándose por el pasillo, el andar oblicuo y lento de aquella noche, la puerta de calle que cierra con suavidad.
Como temiendo despertarme.

martes, marzo 26, 2013

NO TE OLVIDES DE MÍ


No te olvides de mí cuando te despidas de toda percepción de lo vivido. Cuando llegue el tiempo gris y amanezca sin rocío.
No te olvides de mí cuando lleves en tu vientre los llantos de la infancia, las canciones de la tempestad, las confidencias del viento no te olvides.
No te olvides del día en que dijiste no es posible y era, de la noche que elegiste, de la puerta que no debió abrirse desde dentro, de la ventana al miedo, del fuego apenas sofocado por tus párpados no te olvides de mí.
No te olvides cuando todavía empecinada y locamente despiertes envuelta en aquella bandera fugaz que no debimos arriar nunca, de la tristeza furiosa, de la guerra suicida no te olvides de mí ni de mi amor ni de mi olvido.

martes, marzo 19, 2013

TE PREGUNTO SI ME MUERES


Te pregunto si me mueres y sorprendida respondes: querrás decir si te quiero.
Y yo: no, que me quieres lo he sabido siempre, necesito ahora enterarme de qué furia se debate en la trastienda de tus ojos para que me mueras sin decirlo.
-Te muero por besarte, mis labios rojos son tu última certeza, te muero, claro que te muero- dice alguien con tu voz desde muy lejos.
Y al abrazarnos se nos va la vida en inmerecidos perdones.

domingo, marzo 17, 2013

LLUEVE


Llueve desde hace días. Llueve de manera obstinada, con ráfagas y quietudes, la lluvia ha alcanzado por estos días categoría literaria, tiene un ritmo y una construcción pareja de pequeñas gotas que sobre los techos de chapa suenan como consonantes, de ocasionales piedras abiertas como vocales a los charcos y acequias. Llueve adverbialmente, la de estos últimos días tal vez se proponga ser una lluvia con moraleja, con diálogos de amantes que los pájaros almacenan en sus saturados nidos.
Llueve desde hace días.
De a poco, mi nostalgia del sol va reemplazando el dolor por tu ausencia.

sábado, marzo 02, 2013

UNA CARTA


Esta carta que te escribo no tendrá destinatario. 
Hablaré en ella de lo que vivimos juntos, sin nombrarte ni incluirme, en una persona que no será la primera ni la segunda ni la tercera del singular ni del plural.
Contaré lo que supe antes de enterarme, lo que lenta y suave me enseñaste a ignorar, cerraré las ventanas que no fueron abiertas y veré al sol ponerse poco antes del amanecer.
En esta carta que se irá muy lejos estás vos, tu caricia de la noche entera, el adiós que nos debemos.
Escribo esta noche para contarme lo que nunca será dicho, lo que tarde reclamarás en una oficina de correos perdida en el desierto.

martes, febrero 19, 2013

MUTACIÓN


Los escarabajos no son de mirarse mucho al espejo. Tampoco lo era el protagonista de esta breve ficción de casi medianoche.
Avanzaba torpemente sobre el sucio piso de la pensión en las afueras de Praga, cuando se vio.
No supo en ése, su inaugural alarido de espanto, que en adelante sería hombre y lo llamarían Gregor Samsa.

martes, febrero 12, 2013

FIN DE CORSO


Después del paso de las carrozas, los tragafuegos, saltimbanquis y bufones travestidos, el hombre solo que se había refugiado en el humo de su pasado apartó de un manotazo las últimas nieblas.
Miró una vez desde su ventana la calle ya vacía y sucia, una ráfaga de viento desnudó las pleitesías de ésa, su última noche, arrancándole con su garra helada el vestido inútilmente blanco con que se había disfrazado de su primera novia.
Se baleó la cabeza un par de veces, como a quien le cuesta convencerse.

miércoles, febrero 06, 2013

ERAS VOS


Escribís como quien alguna vez jugó a cortarse las venas y ya no pudo parar la hemorragia. Como el que juega ruleta rusa creyendo que el tambor del revólver está vacío. Escribís porque pensaste que era fácil: buscar las palabras que creías necesarias, hilarlas, probártelas.
Y quisiste ver cómo lucían y te paraste frente al espejo.
Y ese espejo no te reflejó. Había otro donde debías estar vos. Y otro. Y muchos más.
Te costó entender que sin embargo eras vos.
Tanto como te cuesta aceptar que la sangre perdida era tuya y que sólo escribiendo no acabarás vaciándote.

viernes, febrero 01, 2013

PENUMBRA


Hacé callar a ese crío, Raquel, o le tapo la boca con la bolsa de la basura o lo ahogo en la pileta del patio y a vos te enfrío de un puntazo, hacelo callar que no me deja dormir y si no duermo me pongo mal, muy mal, estoy harto de sus berridos y de tu llanto, si yo no saliera de noche ustedes no comerían y me parece que eso voy a hacer, me voy a quedar tirado en la cama mirando cómo ustedes dejan de comer, se van callando, apagando, volviéndose penumbra mientras yo miro la tele porque con ustedes dos ni eso puedo, mirar tranquilo en la tele las jugadas grandiosas de Messi, los saques de Nalbandián, no haber jugado yo al fóbal o al tenis, aunque cuando yo era pibe el tenis era de maricones, ahora no, ahora te hacés millonario con esas pelotitas tan chiquitas dándole a la raqueta, hacé callar a ese crío y dejá de llorar, Raquel, déjenme dormir ahora que si yo no salgo de noche a matar nadie come en esta casa, se callan, se apagan y acaban volviéndose penumbra. 

martes, enero 29, 2013

TANGO


Detuvo el auto y estacionó en contravención, son dos minutos, entrego un medicamento –le dijo al policía que amenazaba con multarlo.
Pero dos minutos –dijo el cana y se puso a mirar su reloj pulsera.
Bajó, entró en la casa sin llamar.
Vos, puta, y mi mejor amigo, qué bolero –les dijo antes de dispararles a la cabeza, con silenciador. Apenas si se conmovieron con los disparos: parecían seguir cojiendo.
Salió y subió al auto.
El cana medio que lo felicitó: en diez segundos se le vencía el plazo, le dijo, con esa media sonrisa con la que los canas, a veces, nos perdonan una infracción de tránsito.

jueves, enero 24, 2013

DUELO A LAS OCHO


El encuentro, cita, duelo o lo que fuera lo habíamos convenido a las ocho de la noche, en lugar apartado aunque cercano a una sala de primeros auxilios.
El tema a discutir es viejo como el mundo y acaba mal, nunca hay acuerdo, qué acuerdo puede haber cuando la cuestión a dilucidar es el amor de una mujer bella. El progresismo dirá lo que dice pero dos machos que disputan una hembra no se atienen a reglas y costumbres, supongo que es atávico y que en la selva los monos aplaudirían al ganador, si sobreviviera.
Estuve a las ocho en punto.
Fumé tres cigarrillos y me senté en el pasto –dije que era un lugar apartado- a mirar el firmamento. Si el hijo de puta se atreve a venir –pensaba-, quiero por lo menos haber visto brillar a Venus.
Ni Venus ni duelo, se nubló y el tipo no vino.
Pensé, qué cagón.
Después supe que antes de las ocho la mujer bella le había dicho que lo amaba.

sábado, enero 19, 2013

DESIERTOS


Antes, cuando vivíamos incomunicados, cuando Antonioni filmaba “El desierto rojo”, la llegada de una carta o el llamado de un amigo eran motivo de expectativa y regocijo.
Después aparecieron los medios cibernéticos. Con el mail se simplificaba el tema, no había que ir al correo ni cambiar dinero por sellos postales.
Pero la tecnología, infatigablemente tumoral, sumó artefactos cada vez más sofisticados, pequeños, “robables” y a menudo artificialmente incompatibles con los anteriores. Todo se complicó. Ya no es lo mismo abrir el facebook con tu compu que acceder a él desde tu smartphone y subsiguientes. Lo que antes era expectativa y regocijo devino en rutina y hartazgo. El amigo lejano ya cansa con sus posts y sus pedidos de charlar un rato por skype. ¿Qué va a decirnos de nuevo, qué tenemos para contarle que no sea el habitual hastío, por qué no me llamás más tarde o preferiblemente nunca sin avisarme?
Hoy “El desierto rojo” es más que nunca antes un film aburrido, lento, incomprensible.
Ni por Mónica Vitti vale el esfuerzo de volver a verla.

jueves, enero 17, 2013

VIAJES


Y la literatura es también la música, la partitura, el solitario concierto a toda orquesta.
No siempre importa lo que cuentes. En rigor, nunca importa qué cuentes. Sí, cómo. Y aunque no haya qué contar, estarán las palabras.

Pienso en dos autores españoles, por poner ejemplos: Antonio Muñoz Molina y Javier Marías. Mozart y Salieri. La plenitud y el bostezo.
Me dirás que "es cuestión de gustos" o que ninguno, o que ambos. Puede ser, no conozco otras leyes que las siempre inmaduras de mi sensibilidad y por lo menos sospechable experiencia lectora.

O el jubiloso, travieso Cortázar con su cara de niño hasta incluir "Deshoras" y haber autonavegado por la cosmopista con su última compañera. Qué pasaba en las bodegas del Malcolm, ya no lo sabremos por su boca y apenas si, en una de muchas relecturas, sentados con Pérsico bajo las constelaciones, hablaremos de otros viajes, de otros nunca alcanzados destinos.

Si al escribir partimos, el viaje puede ser demasiado breve para nuestra ambición itinerante. O interminable como el de unos marcopolos de la hollada gramática, varados en un mar de sargazos sin adjetivos.
¿Partimos para llegar? 
No lo sé y temo no poder darte una respuesta.
A lo mejor porque mi único miedo no es llegar a puerto sino a la escarpada costa, a la tierra vacía, a la isla sin palabras.

martes, enero 08, 2013

SOLOS



Hay tipos que editaron una novela (corta) y unos relatos, y se los recordará por siempre, como Juan Rulfo.
Otros escribieron veinte o treinta sin haber siquiera rozado a la literatura.
Salvador Benesdra –de quien escribo en otra entrada, motivado por una entusiasta referencia de Luis Mey a su única novela, “El traductor”- saltó por la ventana de su departamento sin haberla editado. No había cumplido 50 años.
A los 59 años, Jorge Baron Biza, autor de “El desierto y su semilla” se lanzó al vacío desde un piso 12. Como Benesdra, era también periodista y parte de una familia de trágica historia en Córdoba.
A los 31 años, John Kennedy Toole ya había escrito y tratado infructuosamente de editar “La conjura de los necios”. Le dieron el Pullitzer después de haberse quitado la vida.
Rulfo tuvo una vida no demasiado larga pero tranquila, viajó por el mundo y disfrutó de un merecido reconocimiento a su breve pero trascendente obra.
Los hiper prolíficos que no rozan la literatura pueden llamarse como se llamen y ser viajeros frecuentes, al punto de conocer el mundo sin haberlo penetrado y gozar de franquicias para parientes en las compañías aéreas.
Las novelas de Benesdra, Barón Biza y Kennedy Toole son magníficas y podrían haber dado a sus autores la posibilidad de vivir creyendo que no estaban solos.
Pero estuvieron solos.

sábado, enero 05, 2013

SUEÑOS EN EL AIRE


El tipo fue rey mago en su juventud, hace casi cuarenta años: lo eligieron porque era morocho y porque se llama Baltasar. No le gustó la idea: ¡Pero si ese rey era negro!, se defendió. Acá no tenemos negros, gilún, y vos sos lo más negro que hay en el barrio y te llamás Baltasar.
A joderse. Allá fue, a repartir regalos entre el piberío por cuyas casas los reyes pasaban de largo: autitos de plástico, muñecas destartaladas, pelotas de goma, revistas y hasta libros de cuentos que donó la biblioteca popular.
Le gustó, a Baltasar, y repitió su tarea durante las noches de varios eneros.
Un día, algo pasó. Bandos militares, proclamas, toque de queda, allanamientos del ejército. Lo arrancaron de su vivienda, una muy modesta habitación de inquilinato, y se lo llevaron a un sótano. Lo torturaron casi hasta morir. Pero era fuerte, Baltasar, y mago. Sobrevivió, aunque ya sin atributos de rey.
Ahora vuelve al barrio, a pie, sin camello y ve que las puertas de las casas están cerradas bajo siete llaves, los vecinos lo miran con desconfianza, los pibes están encerrados, tan prisioneros como él durante la dictadura.
-¿Por qué te metieron preso los milicos, Baltasar?- le pregunta, en una esquina del barrio, un viejo barrigón que en su carrito a pedal fabrica y vende copos de nieve.
-Por lo mismo que a vos- dice Baltasar: -Por tejer dulces sueños en el aire.

jueves, enero 03, 2013

HARAPOS


La encuentro vagando por la playa, temprano en la mañana, como perdida. Apenas si advierte mi presencia, que no la incomoda más que la de las gaviotas con sus graznidos y desordenados vuelos.
Vestida con harapos húmedos, tirita, se abraza a sí misma como si lo hiciera con alguien de quien va a separarse en un momento.
Le pregunto de dónde viene.
-De allí.
Señala el mar, lo encierra en el mismo abrazo y recién entonces parece aceptar que no soy un fantasma.
-Te invitaría a que me acompañes- dice. –Pero es temprano. Hace mucho frío allí. Abrazame.
Voy hacia ella, me separan dos, tres pasos sobre la arena tan húmeda como sus harapos.
Doy el primero, ya con mis brazos tendidos.
Al segundo me envuelve una ráfaga helada.
Al tercer paso y a mis pies, sólo harapos de arena.

martes, enero 01, 2013

FELICIDADES


Los años no se van lejos. Cerca de mi casa, por ejemplo, hay una guarida de años: una vieja cabaña cuyo techo de tejas se voló a medias con las tormentas de viento, los muros algo derruidos de ladrillos a la vista, un terreno descuidado que algunos vecinos desaprensivos usan como basural pero que alguien, una vez al mes, desmaleza y limpia.
Hoy me di una vuelta por la cabaña y ahí estaba el 2012. Acurrucado por el frío y una rotunda tristeza que, al avanzar el 2013, irá mutando en melancolía.
Le dije buen día, no voy a desearte felicidades, dejame compartir con vos unos mates.
Me senté a su lado, calenté agua en un brasero y cebé los primeros mates. Me gustan amargos –dijo-, cimarrones.
Después de los primeros mates se atrevió a confesarme su cansancio, el demorado asombro que atrapa a los años cada diciembre, la proximidad del abismo y las despedidas.
Gracias –dijo cuando anuncié mi partida.
Y agregó mirando lejos, como si todo hubiera terminado mucho tiempo atrás, tal vez un año antes de su llegada al calendario que le correspondía:
-Felicidades.