Qué habría dicho el ingenioso hidalgo si en el indefenso molino de la llanura castellana se hubiera topado con la Maga. Qué le habría dicho Oliveira a Sancho si lo hubiera encontrado frente a una expendedora del metro, rascándose la cabeza y preguntándose cómo diantre funciona esto. Quién, en el futuro sin sombras del mundo alucinado que se nos viene, acunará a Rocamadur, apaciguará su llanto y escribirá en el cielo de una rayuela a la que Antonio Muñoz Molina no alcanzó a subir porque el otoño, ese traidor, lo alcanzó en Lisboa.
La esperanza vivificante
Hace 5 días