Pido gancho en tu juego de
ausencias. Ya no juego a esconderme ni a encontrarte. No escribo más en los
muros que te amo. Ni te amo. Ni te juego.
Cuando esta tarde y como
todas las tardes me llame mi madre no correré a casa porque es hora de
meriendas, del café con leche y las tareas de la escuela.
Cuando me llames vos,
tampoco.
Me asomaré en todo caso por
sobre la pared del fondo, nada más que para verte y dejar a tus pies la carta
de amor que nunca leíste.
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