jueves, septiembre 12, 2013

BALACERAS


Arranco con un fragmento de la novela que escribo en el que todos deberían estar cagándose a tiros y acaban hablando de Shakespeare y de Hegel.
Creo que me quitaré el chaleco antibalas y pediré que me calcen el de fuerza.

Para algunos -entre los que me cuento- la literatura es un oficio demoníaco.

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