Hacé callar a ese crío,
Raquel, o le tapo la boca con la bolsa de la basura o lo ahogo en la pileta del
patio y a vos te enfrío de un puntazo, hacelo callar que no me deja dormir y si
no duermo me pongo mal, muy mal, estoy harto de sus berridos y de tu llanto, si
yo no saliera de noche ustedes no comerían y me parece que eso voy a hacer, me
voy a quedar tirado en la cama mirando cómo ustedes dejan de comer, se van
callando, apagando, volviéndose penumbra mientras yo miro la tele porque con
ustedes dos ni eso puedo, mirar tranquilo en la tele las jugadas grandiosas de
Messi, los saques de Nalbandián, no haber jugado yo al fóbal o al tenis, aunque
cuando yo era pibe el tenis era de maricones, ahora no, ahora te hacés
millonario con esas pelotitas tan chiquitas dándole a la raqueta, hacé callar a
ese crío y dejá de llorar, Raquel, déjenme dormir ahora que si yo no salgo de noche
a matar nadie come en esta casa, se callan, se apagan y acaban volviéndose
penumbra.
‘Rapa’ & ‘Marbella’: buen noir catódico
Hace 5 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario