sábado, diciembre 11, 2010

VOS

Fue un día normal, como todos, como cualquiera. Entrás y la llamás, aunque sepas que se ha ido. La vieja rutina, cuánto cuesta abandonarla. Cada día desde que se fue, lo mismo. Salvo los sábados y los domingos, o algún feriado entre semana, en que dormís hasta tarde y al despertar extendés tus manos buscando acariciar sus hombros que tampoco están.

Partía temprano, cuando estaban juntos, y sólo por la noche, al volver, la encontrabas. Callada, siempre, ausente, casi tanto como ahora, pero entonces era un consuelo su tibieza.

Otro día normal, no responde, no pudo esperarte.

Te conformás con verla allí, como cada noche, deslizándose por las cornisas de tu sueño. Vas tras ella hasta dormirte y encontrarla.

Ella, entonces, quiere abrazarte pero mira perpleja como si sólo encontrase su imagen en el espejo.

El ausente sos vos. Cada noche, como todas, como cualquiera, vos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario