sábado, diciembre 25, 2010

MORIR DE AMOR

El amor es la única revolución que necesariamente fracasa, que no se burocratiza, que no otorga otro privilegio que la desolación del abandono, que nos descentra y nos desautoriza y nos destierra y nos desciela, que nos arranca el corazón sólo para demostrarnos la índole biológica de una víscera cuya única función es bombear sangre.

Porque podemos amar sin corazón, sin cerebro, sin hígado ni pulmones, sin musculos, sangre ni esqueleto, podemos amar después de muertos y especialmente después de muertos cuando, me consta, vemos en qué se ha convertido el amor por el que juramos morir y por el que cumplimos nuestra promesa.

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