lunes, junio 28, 2010

NOVELA SUECA

Män nein morfi ajüstenmerkel di heningeconomicmankel Merkel

El capitalismo estimula la iniciativa privada, es dinámico, atrevido, avasallante. Puesto a empresario, el estado por lo general sólo genera burócratas. Hasta ahí, todo bien. El problema, como en las bandas, es el reparto del botín. El saqueo anduvo perfecto, un mecanismo de relojería, división de tareas y al ataque. Pero ya en la retaguardia, ¿quién se queda con la guita?

Durante los últimos veinte años se anduvo diciendo impunemente que no importaba la riqueza de recursos de una nación sino su tecnología. Este temerario aserto fue funcional a la acumulación de riquezas en “herramientas financieras” que captaron los ahorros de millones de incautos, para dilapidarlos en la gran ruleta internacional de los mercados. El labriego, el tornero mecánico, el trabajador de la industria minera y petrolífera, los obreros industriales y de tantos centenares de oficios pasaron a engrosar las filas del Ejército de los Giles.

El desarrollo tecnológico permitió refinar los medios de producción hasta el punto de montar plantas industriales operadas casi en su totalidad por autómatas. Mientras el valor del trabajo humano caía en picada, la acumulación capitalista se encontró con sobrantes cada vez mayores. Ya no alcanzaba con prestarlos a los países más pobres, como había venido sucediendo durante la segunda mitad del siglo veinte, para luego “recuperar” esos capitales con intereses sobre intereses de intereses. Y aparecieron, primero tímidamente y luego con fuerza y reproducción creciente, las “herramientas financieras”.

La hora de Frankestein

Víctor Frankestein, el personaje de Mary Shelley, quería dar vida a su criatura. Y lo logró. Como todo padre, incluidos los que prescinden del sexo (femenino) para serlo, don Víctor fue el primer sorprendido por la fuerza tempestuosa con la que su muñeco armado con retazos se levantó para no volver a acostarse. No pudo jactarse tanto de su inteligencia ni de su capacidad de adaptación al mundo de los nacidos de partos naturales.

Las “herramientas financieras” del capitalismo finisecular también echaron a andar sin control alguno, ni el de sus creadores y beneficiarios. Y arrasaron con todo lo conocido en materia de acumulación.

Los muertos vivos

Los “brokers” que en pocos segundos fugaban millones de dólares de un fondo de pensión para invertirlos en bonos de Burububulandia, fueron celebrados por el establishement financiero internacional como los nuevos mandrakes, prestidigitadores de lo ajeno, capaces de multiplicar los panes y los peces con mayor velocidad que cualquier milagro bíblico. Los fondos buitre, las hipotecas sub-prime, toda la basura que el capitalismo impunemente genera, proliferó y fue captada y multiplicada por banqueros dispuestos a cualquier aventura, menos la de prestar a tasas razonables a quienes de verdad producen riqueza: los que laburan.

Nació y se reprodujo –como sapos después de la lluvia- una casta de muertos vivos, de zombis de las finanzas que, a la hora de la verdad y cuando la araña tejió tanta tela que acabó atrapada en su propia red, se tomaron el raje pero ahora sí, con sus maletas rebosantes de dólares billetes.

Andá a buscarlos, a ver si encontrás a alguno. Mientras tanto la Merkel cacarea que hay que ajustar y ya que estamos trabajar gratis, para pagar la fiesta que no fue tuya y de la que, en el mejor de los casos, habrás ligado algún canapé, una copa de champaña a temperatura ambiente y con las marcas del labial de la última amante del broker que hoy mismo surfea sobre el tsunami.

Lo peor es que el capitalismo, como ciertos inspectores de aburridas novelas suecas, parece que muere pero vuelve siempre, en ediciones cada vez más gruesas y pesadas.

jueves, junio 24, 2010

NADIE DIJO QUE JOYCE FUERA DIVERTIDO

Nadie dijo que James Joyce fuera divertido, que el sexo, la droga y el rocanrol agitaran las palmeras salvajes de Faulkner, que Rayuela, de Cortázar, se leyera "de una sentada" ni que Borges no escribió novelas porque no habría podido hacerlo. Nadie me dijo que los Simpson llegarían mucho después que el mundo en espejos de Oesterheld y que Drácula no huye del día y los crucifijos sino de Lautreamont. Nadie me dijo que llegarían los días luminosos, sin oscuridades ni crucigramas, sin epitafios sobre tumbas móviles, con cajas craneanas sirviendo de recipientes a mensajes deglutidos y procesados por alguna McDonalds de la literatura hamburgueseril. Si me hubieran dicho, avisado, prevenido, podría haber muerto ahorcado como los pibes de una pequeña ciudad de Salta, Argentina, buscando en la asfixia los placeres y los exilios a los que nuestra pobre generación fue sometida en su tiempo. A la recherche du temp perdu, quest que cést lo qué, diría un cordobés de la sierra.

sábado, junio 19, 2010

EL MONSTRUO

Familiares en el entierro de uno de los pibes asesinados por la policía

Tres muertos por la policía en una ciudad que alguna vez fue emblema turístico de la Patagonia, que tuvo luego un crecimiento exponencial de su población y sus consecuencias: marginalidad, desamparo, déficit habitacional en una zona donde las temperaturas medias son rigurosas. San Carlos de Bariloche pasó de ser la atracción principal de la bellísima zona lacustre del sur andino, a convertirse en una ciudad cuya infraestructura y capacidad de absorción de mano de obra fue desbordada por la realidad.

Hoy atrae básicamente a contingentes de estudiantes en viajes “de fin de curso”, en tanto otros centros turísticos se benefician con el turismo consumista de los que visitan el sur argentino cuando les resulta más barato que viajar a Miami o a la Polinesia. Como Mar del Plata, Bariloche entró desde hace años en una lenta decadencia, sin encontrar un destino alternativo. Lejos de los puertos, sin ferrocarril –fue desmantelado por la “revolución productiva” de Carlos Menem-, ofrece a los ojos de cualquier observador la dicotomía de toda ciudad latinoamericana: la zona residencial y hotelera, que se extiende sobre la costa del lago Nahuel Huapi, y los barrios pobres de la trastienda, en los que se hacinan trabajadores ocasionales, mano de obra golondrina y familias enteras que llegaron atraídos por los cantos de sirena de la “industria sin chimeneas”.

Como tantas otras ciudades, Bariloche tiene su “policía brava”, la que hace del gatillo fácil su escala de valores para mostrar a los ojos del ciudadano medio su empeño en combatir al delito, mientras opera en la trata de blancas y el tráfico de drogas con la impunidad del poder territorial.

Un hecho menor, como tantos otros, sirvió para que esta policía desenfundara su poder de fuego, primero contra un sospechoso de robo y luego contra quienes salieron a manifestarse en contra de la barbarie policial.

Tres muertos, tres adolescentes, tres pibes que encontraron la muerte en una de los rincones más bellos de la Argentina.

Bariloche tiene una leyenda, la del “Cuero”, un monstruo antediluviano que viviría en los fondos del Nahuel Huapi y que se muestra cada tanto a los ojos despavoridos de los pocos que dicen haberlo visto. No hay fotos del Cuero. Sí las hay de los asesinos de los tres pibes, la policía del gatillo fácil, ese monstruo que no sale de las aguas heladas de un lago sino de las páginas más tenebrosas de la historia reciente de la Argentina.

viernes, junio 11, 2010

ACLARACIÓN INNECESARIA

El escritor y sus fantasmas

Resulta que este año me toca ser finalista del Hammet y que a un grupo de delirantes -que por su propia condición son mis amigos- se le ocurre "postularme" en un grupo del fachabook para el Nobel. Y resulta que se empieza a sospechar que yo mismo soy el impulsor del despropósito -que agradezco, por lo que tiene de abrazo, de estímulo al ego siempre hambriento de caricias.
Nunca me postulé a nada, ni al Hammet -en el que uno puede autopostularse sin que ello afecte el prestigio del galardón- ni a los pocos y devaluados premios que gané en mi vida.
Gané el Emecé porque el jurado no se puso de acuerdo en premiar a un "caballo del comisario". El comisario era el diario "Clarín" y desde entonces me sepultaron, sin saber yo por qué y con la clara conciencia, mía, por lo menos, de no estar muerto.
Gané premios menores, relatos, poemas, participé en multitud de concursos sin que los jurados respectivos se dignaran siquiera echar un vistazo a mis manuscritos -ni a los de otros miles de participantes-. Después supe de las trampas, de los que seleccionan a dedo y por pertenencia a camarillas, pero en cualquier caso creo que mi exclusión de las medallas -y las rupias- fue justa y oportuna.
Recibí luego el halago de algunos otros premios que vinieron con saludables euros, que lamentablemente se me fueron en pagar deudas y no en dedicarme por entero a la literatura, ya que mi situación económica ha sido siempre precaria -no puedo culpar de ella a los brokers del mundillo financiero, aunque me gustaría.
De que no me he dedicado a tiempo completo a la literatura es prueba fehaciente "mi obra", si tal cosa existe, con sus altas y bajas, parecidas a las de los mercados bursátiles, y la lucha denodada de mi agente literaria para que alguna editorial acepte mis manuscritos.
Sin embargo y pese a tanto fracaso, vivo y celebro mis pocos éxitos, que me han dado una alegría proporcional a tanta frustración. Me formé -es un decir- leyendo a autores infinitamente mejores de lo que yo podría aspirar a ser aunque fuera rico y escribiera desde antes de lavarme los dientes por la mañana hasta pasado el sermón del cura o la peli porno en la trasnoche de la tele.
Agradezco los abrazos y los correspondo con mi amistad y apoyo permanente a los talentos -que los hay y muy valiosos. Pero que no digan que promuevo la formación de grupo alguno, que hago lobby, que me voto para algo.
Alejandro Dolina dice que todo lo que el hombre hace, lo hace para levantarse minas. En mi caso, ya estoy bastante retirado del tema y, la verdad, las mujeres que me gustaron más bien rajaban de los escritores porque los veían como a tipos algo retorcidos, de la calaña de los que se hacen amigos para después escracharte en alguna novelita. Así que cuando alguna vez me enamoré y fui correspondido, tardé años en revelar mis vicios literarios y tampoco sé si cuando lo hice, hice bien, porque las fulanas levantaron espantados vuelos.
En síntesis, no me postulo a nada, no formo parte de ninguna sociedad secreta, vivo en la sierra cordobesa de la Argentina, escribo cuando puedo, me alimento con algo parecido al periodismo económico y cada muerte de obispo mulato cobro derechos de autor o eventuales recompensas de ayuntamientos españoles.
Voy a pedir a mis amigos que se aparten de los malos vinos y de los licores rancios.

martes, junio 08, 2010

GARROTE VIL

En España hoy toca huelga general. El ahorcado se resiste al nudo que aprieta su garganta. Las políticas de ajuste "recomendadas" por Merkel y el FMI son el garrote vil con el que la patria financiera -hoy globalizada- pretende ajusticiar a los pueblos.