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NADIE DIJO QUE JOYCE FUERA DIVERTIDO
Nadie dijo que James Joyce fuera divertido, que el sexo, la droga y el rocanrol agitaran las palmeras salvajes de Faulkner, que Rayuela, de Cortázar, se leyera "de una sentada" ni que Borges no escribió novelas porque no habría podido hacerlo. Nadie me dijo que los Simpson llegarían mucho después que el mundo en espejos de Oesterheld y que Drácula no huye del día y los crucifijos sino de Lautreamont. Nadie me dijo que llegarían los días luminosos, sin oscuridades ni crucigramas, sin epitafios sobre tumbas móviles, con cajas craneanas sirviendo de recipientes a mensajes deglutidos y procesados por alguna McDonalds de la literatura hamburgueseril. Si me hubieran dicho, avisado, prevenido, podría haber muerto ahorcado como los pibes de una pequeña ciudad de Salta, Argentina, buscando en la asfixia los placeres y los exilios a los que nuestra pobre generación fue sometida en su tiempo. A la recherche du temp perdu, quest que cést lo qué, diría un cordobés de la sierra.
Perdone, colega, que le diga que el irlandés es un coñazo, que Rayuela se inyecta, que Borges ni me inquieta, que los Simpson me guían, que los epigramas están entre mis muslos, que usted no se ahorcaría ni aunque yo no existiera (ni ose imaginar, ni ose osar), que el placer sólo sirve para ansiar más placer.
ResponderEliminarPerdóneme, colega.
Sigo viva.