Qué habría dicho el ingenioso hidalgo si en el indefenso molino de la llanura castellana se hubiera topado con la Maga. Qué le habría dicho Oliveira a Sancho si lo hubiera encontrado frente a una expendedora del metro, rascándose la cabeza y preguntándose cómo diantre funciona esto. Quién, en el futuro sin sombras del mundo alucinado que se nos viene, acunará a Rocamadur, apaciguará su llanto y escribirá en el cielo de una rayuela a la que Antonio Muñoz Molina no alcanzó a subir porque el otoño, ese traidor, lo alcanzó en Lisboa.
domingo, octubre 30, 2011
sábado, octubre 29, 2011
AGUAS MANSAS DE ESCRITORES
Cardúmenes de chupaculos amenazan tus genitales, si te sumergís
Los políticos a los que tanto denostamos nos representan, por eso son ellos y no otros los que están ahí, jodiéndonos la vida.
Un ejemplo –hay tantos…
En reuniones de escritores hay por lo general un personaje con mayor “poder” que el resto. No hablo de talentos, tampoco –quede claro- de un poder real. Pero tienen lo suyo: influencia en los medios, bien o mal ganado prestigio, fuerte personalidad o lo que sea. A su alrededor, casi por las mismas leyes por las que se atraen o se repelen los cuerpos, a ese personaje “se le pegan” los chupaculos. Antiguos chupaculos o recién llegados chupaculos, todos luchan por sobresalir en la escala jerárquica, por estar más cerca y/o más pegado al personaje.
Este fenómeno, que tiene su explicación –no su justificación ética- en la política, la tiene menos en nuestro entorno “cultural”. Aunque la tiene, sí, porque algo, o mucho, logran en materia de promoción personal o de simple figuración.
Estate atento, cuando te toque ir a un encuentro de escritores: parece un lago manso, un espejo de agua quieta que invita a zambullirte y nadar. Pero llevate salvavidas porque, por debajo, oscuros remolinos podrían chuparte hacia los abismos insondables del chupaculismo.
martes, octubre 25, 2011
ELLA, PERO TARDE Y AYER
Llega tarde a la cita, ramo de rosas viejas, agobiadas por la ausencia, grises. Ella se ha ido hace tanto que el barrio, la ciudad entera, han cambiado. Ya no es ni Buenos Aires, aunque no atina a discernir qué es. La va a preguntar a un peatón distraído que, rojas rosas frescas empuñadas en su mano derecha, se detiene en la misma esquina que él. Pero calla, prefiere el silencio, el paisaje urbano que de a poco, como la nieve, cae blanda y lentamente hasta reconstruir el lugar exacto de la cita y, a lo lejos pero acercándose, ella.
jueves, octubre 20, 2011
miércoles, octubre 19, 2011
SIVUPLÉ Y ESCUSEMUÁ
Viajo un par de semanas a Francia y al volver a la Argentina veo todo raro, ajeno. Tenía razón Cortázar, sólo las plantas tienen raíces ("gaíces", decía).
Los cierres de campaña, por ejemplo. Todo ese mambo: circo, descalificaciones, presagios, guitarreo. Si ya elegimos en agosto: no queremos volver atrás.
Sigo con Francia: en París podés ir al Charles De Gaulle en subte y tren, por 1,70 euros. De mi casa en Belgrano a Ezeiza, $ 170 (40 euros, dos euros más que el taxi del centro de París al aeropuerto Ch. de G).
Las verduras cuestan lo mismo en Francia. Y los quesos, menos. Ya sé, no es comentario digno de escritor... Un café, lo mismo... o menos.
En Toulouse, cuna de Gardel, los subtes son automáticos, sin conductor. ¡Y funcionan! En Córdoba, Argentina, viajamos como bestias.
Y para colmo es verso que los franchutes sean engreídos: son hospitalarios y educados, nadie te empuja y todo es "sivuplé" y "escusemuá".
APENAS, LA NOCHE
Me miras sin saber que me miras, mirando a otro, en otra noche que no fue nunca ésta, la nuestra.
Te miro sabiendo que te miro, puedo verte aún ciego para lo que pretendes de mi, clarividente para lo que quiero yo de ti.
Tu mirada que no sabe y la mía que sabe se encuentran sin verse, tú mirándolo a él y yo mirándote.
Y aunque digas que no eres la que miro, te miro y te veo, y tú, sólo miras. Porque no fue tuya ni mía, esa noche, pero tampoco de él.
Apenas nuestra.
lunes, octubre 17, 2011
DE TOULOUSE, CON AMOUR...
Con Claude Mesplède, responsable "en jefe" de la movida francesa en Toulouse
El premio "Violeta negra" -del que tuve el orgullo de ser finalista- fue otorgado a Ignacio del Valle, un joven autor asturiano de escritura potente y minuciosa, quien con "El tiempo de los emperadores extraños" traslada al lector a la experiencia extrema de la Brigada Azul española en el frente de Leningrado, donde la muerte no debería sorprender a nadie pero atrapa al lector en una intriga cargada de enigmas y en un clima tan duro como la guerra misma.
Participé en Toulouse de una "table ronde" (mesa redonda) sobre novela negra escrita en la América latina, y fui invitado a un sorprendente "café literario" de nutrida y participativa concurrencia, en el que intenté explicar a los amigos franceses dónde y para qué empezó a gestarse alguna vez esa utopía llamada Argentina.
Antes de ir a Toulouse estuve en Gaillac, a unos 60 kilómetros, pero ésa es otra historia que contaré en una nueva entrada.
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