martes, mayo 29, 2012

SUICIDA


Dos y media de la mañana, suena el teléfono, atiende el voluntario con la fórmula aprendida:
-Centro de asistencia al suicida… No lo hagas hoy.
Indignación, al otro lado de la línea:
-¡Cómo que “no lo hagas hoy”! Me quedan minutos, tal vez segundos, voy a matarme.
-No lo hagas, esperá, contame qué te pasa…
-¿Que qué me pasa? Preguntáselo a él.
-“¿A él…?” Te amenazan, entonces, llamá ya a la policía.
-Es que me voy a suicidar- dice la voz en un hilo de ídem. –Se ha empecinado en que lo haga.
-Es un intento de homicidio, entonces. Insisto, llamá de inmediato a la policía, salí corriendo de donde estés, pedí ayuda, auxilio.
-¿Y qué estoy haciendo, imbécil?
Se encrespa, el voluntario. Dos y media, recién a las seis llegará el relevo y tiene que soportar a este lunático.
-Nada de “imbécil”, acá ayudamos a que la gente no se suicide, lo intentamos. Ahora, si querés matarte, matate.
-Es que yo no quiero. Es él.
-¿Y quién es “él”? ¿Dios…?
-Más o menos- dice la voz: -es el autor de la novela y yo, el personaje.
Silencio.
Por fin dice el voluntario:
-No puedo hacer nada para convencer a un autor de que cambie la trama, para eso están los editores, yo sólo soy un lector.
Y cuelga, satisfecho.
Las novelas con suicidio son sus favoritas.

miércoles, mayo 23, 2012

PREMIO AZABACHE DE NOVELA NEGRA: Mis razones de un fallo unánime


Con Lucio Yudicello y Leonardo Oyola conformamos el jurado del premio de novela negra Azabache. En una apretada semana me despaché las novelas finalistas y discutí con mis colegas de qué iba cada una y con qué méritos. Elegimos La soledad del mal y, como primera finalista –que será también editada por EDUVIM-, Postales de Río.

Debo decir que Postales… estuvo ahí, arañando a La soledad…, por su potencia narrativa y su original mirada sobre la violencia urbana. Una novela que te recomiendo leer en cuanto se edite, si sos amante del género y no le tenés miedo al miedo que te infunde, al dolor que la impregna como si hubiera sido escrita con un bisturí que hiere tu carne.

Nos decidimos finalmente por La soledad del mal porque coincidimos en que se trata de una obra madura, que en poco tiempo podría erigirse en canónica del género, despojada de efectismos, profunda como la mortal relación que el protagonista establece con sus víctimas.

Si el premio no hubiese sido de “novela negra”, confieso que habría dado hasta mi sangre por apoyar a La muerte larga de Raúl Marelli, una novela escrita con maestría singular y serena en el panorama desorbitado de la actual literatura argentina, sin los habituales efectismos de alguna auto proclamada vanguardia, un libro que recupera voces y cadencias como alguna vez supo hacerlo Manuel Puig en La traición de Rita Hayworth, pero que en el final estalla en un atardecer de la pasión contenida, una manera como pocas he visto –o leído- de escribir sobre la impotencia y la pérdida.

miércoles, mayo 16, 2012

LA BIBLIOTECA DE PINAMAR


Pinamar es el balneario ícono para cierta clase media con pretensiones de bacana que todos los veranos convierte a esa bella ciudad en un muestrario de vulgaridad exhibicionista.
Pero antes y después de las invasiones bárbaras, Pinamar es una isla cultural. Y no lo es por generación espontánea…
Laura Massolo, Lucio Iudicello, Fernando López y yo fuimos invitados a compartir un rato con la gente de la Biblioteca de Pinamar. La excusa -hablar de literatura, de género negro- parecía “más de lo mismo”.
Apenas iniciado el encuentro, sin embargo, se dispararon temas tan apasionantes como la difusión de la cultura, los incentivos para la lectura –o la falta de ellos- en las escuelas, el apoyo que desde el Estado se brinda a las bibliotecas populares, la participación de las respectivas comunidades, la política –sí, la política-, los medios dominantes, la celebridad por encargo, el arribismo y el ninguneo.
Mientras en los medios de comunicación no existen otros temas que el dólar, los subtes de Macri y el derrumbe inminente del odiado (por los medios y sus cómplices) “populismo”, en la biblioteca de Pinamar pudimos discutir sin prejuicios sobre la importancia de apoyar desde el Estado y trabajar desde el llano para que la Argentina vuelva a ser lo que fue y, si podemos, más: una nación de amplia movilidad social, sin excluidos, sin esa marginalidad de cuyas historias a veces nos nutrimos los autores de novela negra pero que muestra el lado siniestro de sociedades construidas a la sombra de impenitentes proyectos oligárquicos.
Qué poco sabemos de gente, de tanta gente, de millones que trabajan incansablemente para que la cultura deje de ser una isla de náufragos para convertirse en savia nutriente, en proyecto social, en realidad compartida por todos.
Mi agradecimiento a la Biblioteca de Pinamar, por la hospitalidad y el afecto, y mi admiración por el trabajo que realizan desde hace más de cuarenta años.

miércoles, mayo 02, 2012

PAÍSES SERIOS

Hace hoy 30 años, un torpedo de un submarino inglés hundía al crucero "General Belgrano", buque de guerra argentino que navegaba fuera del área de exclusión y se dirigía a puerto en el territorio continental.
324 soldados murieron en ese ataque.
Margaret Thatcher, primera ministro de la Gran Bretaña, ordenó personalmente el ataque. Thatcher ya había ordenado otro ataque, esta vez a los mineros ingleses en huelga, no con torpedos sino con telegramas de despidos, provocando miles de "bajas" laborales. Fue la misma gobernante quien, ya retirada, tomó el five o´clock tea con Augusto Pinochet Ugarte, ex dictador de Chile, para agradecerle cálidamente el apoyo del país que por entonces sojuzgaba, en el conflicto por Malvinas.
Los países serios son cosa seria. Basta con revisar sus antecedentes... perdón, su historia.