jueves, marzo 31, 2011

FUERA DE MI CASA

Me dan ganas de irme. De FB, de las redes. Cuando leo, a mi pesar, algunos “post” (¿así se llaman?) que regurgitan mierda, resentimiento, odio cerril. Hablo de acá a la vuelta, de este país que –como alguna vez España- sufrió persecuciones, cárcel, torturas, despotismo.

Defiendo –con la misma ingenuidad que a mis veinte años- la democracia. Ésta, la que conozco, la que tantas veces en la Argentina nos quitaron sin escrúpulos, pretendiendo reemplazarla por “revoluciones argentinas”, “procesos de reorganización”, iso y logo de la pertinaz infamia.

Sé que es burguesa, la democracia. Que este gobierno, como los anteriores y los que vendrán, no vale gran cosa, que hay corruptos, mentirosos, hipócritas y canallas al por mayor y al menudeo. Pero puedo despreciarlos, no votarlos, criticarlos y hasta insultarlos sin que me maten, sin que se lleven a mis amigos, sin que entren a saco en casa en plena madrugada y se lleven a cualquiera de nosotros a la rastra y no volvamos a vernos.

Hay todavía mucha gente –no sé cuánta- que no lo entiende así. O les da lo mismo, a lo mejor porque creen que “esas cosas” les pasaban y les pasarían a otros, que a ellos no, nunca, porque los que nos quitan esta democracia burguesa y corrupta son parte de ellos.

No quiero compartir con ellos mi casa, mi privacidad, pero tampoco que me obliguen a dejar de estar con ustedes, con vosotros, con los de este lado y el de allá. Que nos separe el mar, vaya y pase, no puedo secar los océanos. Pero no el odio, el desprecio, la sombría condición humana del fascismo.

GITANA

Tu vida dará un vuelco –le revela la gitana al poderoso. –No conduzco autos, jajá- el jajá entre dientes de oro y el rubí en el anular de la mano del poderoso.

-Si te burlas, no sigo.

-Anda, mujer, acaba tu trabajo.

-Conocerás el amor y ese amor te despojará de tus riquezas.

-¿Qué amor es ése, que ha de robarme?- sombrío, ahora, el poderoso.

-Pero no todo está escrito: podrás elegir el odio y morirás rico.

-Soy feliz ahora mismo, con mi riqueza.

La gitana suspira, resignada.

-Fulminante como tu elección, te llega por mi mano la muerte- dice y clava en el pecho del poderoso el puñal que ocultaba entre sus multicolores polleras de gitana.

-El destino se copia a sí mismo.

Lo dice a modo de epitafio, con la resaca y el desencanto del sacerdote que con agua bendita salpica el maldito cadáver de Dios.

miércoles, marzo 30, 2011

POR DECIR ALGO

No puedo dormir. Tampoco la ciudad, gente en los bares, autos vacíos en doble fila con el motor en marcha, relámpagos contra un cielo estrellado, calor y una luna redonda y gris, sucia, algo borracha.

Compro cigarrillos, enciendo uno, aspiro como si fuera el último antes de mi ejecución. Y vuelvo a verla.

-Hola, marciano- me dice, remera que amordaza sus tetas, falda roja que le cubre apenas el culo, tacos altísimos, melena morena y labios rojos: -¿de qué plato volador bajaste, esta noche?

-Hace calor, en este condenado planeta- por decir algo, por acercarme y que ella me pida un cigarrillo pero encendido por mí, y que lo aspire, como yo antes.

Cuando ya volamos fuera de la atmósfera me dice, asomada al visor de la cabina de comando:

-Lo bueno de ser abducida es que tu polvo no llega a mis ovarios, queda flotando, como los sueños inalcanzables.

-Lo bueno de ser marciano es que mi polvo es de estrellas.

Por decir algo, siempre, por no abjurar del infinito.

martes, marzo 29, 2011

LOS REVOLUCIONARIOS VIEJOS

Para hacer una revolución es necesario, primero, estar en desacuerdo con el sistema en el que se vive. Ese malestar es muy común entre los jóvenes pero se va aliviando con la edad y el crecimiento de la cuenta bancaria. Si la cuenta no crece, ya tenemos un revolucionario viejo.

Mala cosa, un revolucionario viejo, porque dirá cómo se hace, con toda la autoridad y sapiencia de habérselo pensado durante toda la vida, y enviará a hacer la revolución a los jóvenes para que después se la traigan hecha.

Pero hacer una revolución no es ir al banco o al ayuntamiento por un trámite. Hay que andar, combatir, adoctrinar, fusilar. Y cuando por fin se lo logra ya no es cuestión de dejarle a cualquier boludo el poder tan duramente conquistado por otros para uno.

Si para alcanzar el suficiente poder para desmontar aquel sistema con el que el revolucionario no estaba de acuerdo hubo que masacrar a más de un millón, para conservarlo habrá que negociar con unos pocos que siguen imponiendo el viejo orden, ponerse de acuerdo, vender y comprar. Porque a la hora de los bifes, las banderas rojas del socialismo o las negras del fascismo no sirven para garparle al carnicero ni para indemnizar a los bancos.

Ya en su mecedora de anciano, el revolucionario viejo hará un balance de todo lo actuado, de todo lo que logró con su inteligencia y heroísmo, de todos los muertos que dejó por el camino y se dirá que llegó la hora de redactar sus memorias.

Y ahí entramos nosotros, los escritores, en la variante “ghost writers” que, con la pluma virtual de nuestro talento procesado por windows, haremos llorar de emoción a los que lean las sanguinarias hazañas del revolucionario viejo que pretenderá que los millones que se salvaron de morir por su causa hagan penitencia el resto de sus vidas leyendo y releyendo "Vida del Carcamal Heroico", en tapa dura y en ediciones de bolsillo.

Así se conservan, embalsamados gracias al talento literario de tanto trabajador de la cultura a destajo , los revolucionarios viejos.

lunes, marzo 28, 2011

LA FERIA, VARGAS LLOSA, NOSOTROS

Mientras los escritores aceptemos ser productos a exhibir en una góndola según se vendan nuestros libros o el centimetraje que alcancemos en los medios, estamos fritos refritos. Mientras aceptemos que la tecnología es el dios al que ofrendar nuestro sacrificio, que nada nos importa cómo traten o destraten al de enfrente, estamos cocidos recocidos.

El problema, por lo menos en Argentina, no es la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires a cargo de Vargas Llosa. El problema es que la mayoría de nosotros no sólo no ha sido invitado jamás a dicha feria sino que, si se nos ocurre ir a espiar, tenemos que pagar religiosas entradas para luego no encontrar nuestros libros exhibidos donde deberían estar, ni ocultos donde sospechamos que podrían ocultarse.

Propongo entonces que, volviendo a las andadas que nos reportaban buena dosis de adrenalina y mejor lectura cuando sólo éramos lectores, vayamos a la feria a afanar libros. Muchos libros y de muchos autores buenos y malos, bestsellers y malditos, chapucerías editoriales e incunables. Hagamos fracasar la puta feria y que la desdichada presencia de Vargas Llosa sirva de escarmiento a una burocracia de la que ríase el viejo estalinismo.

Ni Carta Abierta ni Sobrecerrado: afano de libros al por mayor, tipo saqueo de supermercados cuando la hiperinflación de 1989 o el corralito de 2001.

Vayamos presos, si es necesario, para recuperar la libertad de escribir y ser leídos.

domingo, marzo 27, 2011

LA ESCONDIDA

Jugamos con ella hasta que un día ella juega con nosotros.

Hasta entonces había permanecido oculta, como en el juego infantil de “la escondida”. Cuenta hasta cien con los ojos cerrados y sal a buscarnos. Luego hasta cincuenta y hasta veinte y diez y cinco, y hoy simplemente sal a encontrarnos.

Ya no somos tantos porque a menudo has dado con uno de nosotros. Cada vez es más difícil esconderse y que te desorientes, cada día estás más lista, has aprendido a desechar los escondites habituales y vas por los otros, los más raros, los reales:

Por ejemplo esta tristeza, la temida sensación del náufrago en su mar sin costas, el ayer con nombre propio que no puedo evitar y que te está llamando.

miércoles, marzo 23, 2011

VARGAS

Desde que se anunció que Vargas Llosa inauguraría la Feria del Libro de Buenos Aires he escuchado y leído tanta estupidez ilustrada que hasta me dan ganas de ir a aplaudirlo. Prefiero leerlo, está claro: leer su literatura y no sus lamentables opiniones políticas. Pero leer y escuchar a los chupaquesos oficialistas me resulta tanto o más irritante que las opiniones de Vargas Llosa sobre lo imbéciles que somos los argentinos, que no nos damos cuenta de las ventajas de regresar al pasado.

Si la verdad está un poco en todas partes y totalmente en ninguna, nuestro particular rompecabezas exige algo más que talento literario y fervores electoralistas para empezar, alguna vez, a reconocernos en todo aquello que nos refleja.

martes, marzo 22, 2011

LO IRRECUPERABLE

¿Dónde está la belleza? ¿En el estilo, en el vértigo, en la erudición, en la precisión, en la brevedad, en la articulación de múltiples personajes y situaciones, en la indagación sicológica, en la cuestión social que enmarca un texto, en la emoción que nos impregna ante un dolor que sabemos de ficción pero que igual nos acongoja?

Creí que estaba en vos, cuando escribí mis primeros poemas, pero pronto te alejaste y supe que nada de lo escrito nos pertenecía.

Viejos, amarillentos papeles, recuerdos deshojados, hallazgos en un arcón que ha quedado abierto y por el que ha entrado el tiempo.

Ha dejado de ser hermoso aquello que nos conmovía y nos conmueve hoy aquello que, en su momento, ignoramos.

Cofres que contienen el tesoro de tu ausencia me hacen sospechar –pero es apenas eso, una sospecha- que la belleza está en lo irrecuperable.

lunes, marzo 21, 2011

BUEN TABACO

Te quedaste sin fasos. La calle, desierta. Los quioscos, cerrados. Ni farmacias de turno hay a la vista. Pasa un ford falcon, tres tipos adentro, dos adelante y uno atrás, fumando. A marcha lenta, pegados al cordón de la vereda, un poco por delante de vos.

Para, el falcon. Baja uno de los tres, el que va atrás, y te ofrece un pucho, que aceptás, temblando pero no puede ser, pasaron treinta y cinco años –te decís-, los falcon y hasta estos tipos están en un depósito de chatarra, desguazados.

Te da fuego, el tipo, y dice:

-Ya parece que nadie fuma en esta ciudad de mierda.

Estás de acuerdo con lo que dice el tipo, el desguazado, el que ahora se sube al falcon que arranca mordiendo el asfalto, sirena y todo, como antes.

Buen tabaco –decís, como si te oyeran.

sábado, marzo 19, 2011

AMADA AMANDA

Nunca sabemos si el que muere, muere del todo. No hay testimonios de los que entran por esa puerta, lo que da pie a toda clase de conjeturas, como las que articulan y editan urbi et orbi las religiones.

El hombre volvió a su casa, como todos los días al acabar su jornada de trabajo en la fábrica. Nadie le dijo del accidente, nadie le informó que lo habían encontrado muerto y que habían avisado a su familia, que a esa misma hora ya lo estaba velando.

Tuvo suerte –la clase de suerte que acompaña a los tipos de suerte, aún después de palmar. La casa estaba vacía. Habían decidido velarlo en una sala, supo después, cuando por fin se enteró de que había muerto y de que, a partir de ahora, podría faltar a su trabajo sin tener por ello que soportar al médico laboral diciéndole que nada le impide seguir produciendo, a la mujer que lo increpa porque la plata no alcanza, a los hijos que demandan sin dar nada a cambio, al perro que le exige llevarlo a mear por las veredas.

Se instaló en su sillón favorito, encendió la tele y se sirvió un copón de coñac. En la pantalla se vio a él mismo pero treinta años más joven, cuando conoció a Amanda, su primera mujer y la única con la que había sido feliz.

Cuando la familia regresó del velatorio y del entierro, encontró el televisor encendido y “el apestoso olor del coñac barato que tomaba ese atorrante” –dijo la mujer, entre lágrimas algo turbias, no tanto por el duelo como por el maquillaje corrido.

viernes, marzo 18, 2011

FINAL

Llego a una ciudad que no es la mía, cansado de un largo viaje nocturno. Me echo en la cama del hotel y enciendo la tele, buscando alguna noticia sobre la tragedia de Japón. Hay por lo menos media docena de canales dedicados durante 24 horas a la difusión de noticias. En uno de ellos, una cantante que supo ser un “hit”, brilla hoy por denunciar que le afanaron 60 mil mangos de su casa. En el otro canal de noticias, la misma cantante avejentada, las mismas declaraciones. La escena se repite en el resto de los canales de noticias.

No me cabe ya ninguna duda: he viajado toda la noche para llegar a ninguna parte. El mundo por fin se ha terminado.

martes, marzo 15, 2011

GUARDIAS

Hay dos lugares en los que nadie debería estar de noche: en un hospital y en una comisaría.

Desvelados, insomnes porque a cada rato ingresa un herido grave, médicos y policías de guardia comparten –hoy, por ejemplo- la misma emisora de radio.

Hay una canción de amor, abolerada sin ser bolero, que habla de abandonos, de ir por ella, de morir por uno mismo. Entre los heridos graves –por mano propia o ajena- hay asaltados, suicidas, borrachines de riña, amantes que no pudieron defenderse ni romper a tiempo.

A más de uno el médico quisiera dejarlo morir. A más de uno el cana lo deja morir. Pero no por eso es mejor persona uno que otro, son sólo oficios.

Si lo que suena en la radio es la misma música, abolerada sin ser bolero, triste a veces, crispada y sucia de ir por ella, de morir por uno mismo, de puro interminable.

sábado, marzo 12, 2011

SI SUPIERA

Si supiera, podría encontrarte.

Pero no sé cantar tu íntima canción, no tengo las notas ni el tono de aquella melodía, ni del poema los ecos, ni de tus pasos las huellas, ni de tus amores el cuaderno de citas y los encuentros.

Pregunto por vos a los que saben. Pero callan, o te han olvidado –dicen. Que quién sos, que de dónde llegaste y que cómo te perdí.

Miento, en todo caso, o callo, también, para no dar explicaciones a quienes no les importa, para no dar indicios que les permita –a ellos, que dicen no saber o haberte olvidado- encontrarte.

jueves, marzo 10, 2011

MUNDO PUTO

Medianoche de sábado. El tipo agotó su agenda –la actual y otra que aún conserva, con teléfonos de mujeres que, supone sin temor a equivocarse, no se alegrarían de volver a oír su voz. Llamó a varias, sin embargo, y se quedó oyendo el hola hola y el clac: en algunos casos, las viejas voces; en otros, desconocidas.

En la tele dan una de Tarcosky y, a continuación, una de Mijalcov. Maldice el tipo la televisión que, justo los sábados, se le pone culta, broma macabra de programadores tan en banda como él.

Busca en Internet, páginas porno, sexo del derecho y del revés, putos y putas invitándolo a una fiesta que no existe, a palacios vacíos, a jardines en los que bailan valses los fantasmas, puto él, putos todos, mundo puto que entorna las puertas de los burdeles para que el tipo, con dos agendas sin respuesta, se asome y huya calle abajo como un punga que se ha robado la cartera de la dama, la billetera del caballero, el corazón de una cenicienta sin nada que perder, ni zapatito de cristal ni príncipe que a esta hora –madrugada ya de domingo-, en calzoncillos bordados y con paje de guardia en la puerta de la principesca habitación, busca en la tele una película, una puta película que no sea de Mijalkov ni de Tarkosky.

SOLEDADES II

Grupo de amigos, ya veteranos de una guerra que se libró silenciosamente en la vida de cada uno. Separados, casados, un solterón, un travesti que se animó a ir a la cita vestido de mina, un viudo que se pasó las tres horas en el restaurante mirándolo/a pero no se anima ahora a marchar a su lado. La calle desierta, tres de la madrugada, cantos de la década del ´70, desafinados pero alegres. Uno del grupo se anima a patear un tacho de basura, los demás la emprenden con el resto y ya la calle es un desastre y ya el patrullero que se les cruza y un par de canas los interpelan. Acaban en la comisaría y amanecen saliendo de a uno, miradas bajas, cansados, hartos de una guerra que se libra silenciosamente, de una soledad sin armisticios.

miércoles, marzo 09, 2011

AYER FUE EL DÍA DE LA MUJER...

Cincuenta mujeres han muerto en la Argentina, en lo que va de 2011, asesinadas por sus parejas. En los últimos meses se ha puesto de moda quemarlas, rociarlas con algún solvente y echarles fuego. La última víctima de esta atroz modalidad estaba, además, embarazada.

Para el conjunto de la sociedad son “casos policiales” y no reclaman más atención que el habitual morbo por los crímenes violentos. No se los enmarca en lo que representan. La prensa, salvo excepciones, alimenta esa avidez por la sangre ajena.

La situación de la mujer en la Argentina ha mejorado ostensiblemente, sobre todo desde la recuperación democrática de 1983, pero dista mucho de lo que cabría esperar de una sociedad avanzada. Los medios masivos de incomunicación presentan el cuerpo femenino como un festival de la fragmentación o el despedazamiento: no hay mujeres, hay culos y tetas. Programas de muy alta audiencia se solazan en degradar la figura femenina, en someterla al escrutinio carnívoro de una “teleaudiencia” que asiste adormecida, celebrando lo que debería condenar, regodeándose en una indignidad de la que más temprano que tarde todos acaban siendo víctimas.

Ayer fue el Día de la Mujer.

La Argentina está gobernada por una mujer y probablemente lo siga estando por cuatro años más. Chile fue gobernada por otra mujer y ahora, Brasil. Detrás de sus discursos, la oposición política alude en privado a la condición femenina de las mandatarias. Y no lo hace para honrarlas.

lunes, marzo 07, 2011

BORGES, SÁBATO Y UN ALMUERZO ALGO INDIGESTO

Fragmento de mi novela

"Lotería negra"

Siete años antes de ese episodio, las estatuas vivientes de la literatura se despidieron del dictador, después del almuerzo, y cada cual a su casa, a dormir la siesta.

No eran de hablarse entre ellos, aunque habían compartido algunas reuniones con las que se armó luego un libro de reportajes. Pero ese atardecer Borges acarició el teléfono y discó el número que le había dictado su ama de llaves. Lo hizo con el tembloroso placer de un ciego leyendo a Borges en braille, y de alguna manera eso es lo que estaba sucediendo, Borges leía a Borges discando siete números que no eran consecutivos, en el viejo aparato negro provisto por la empresa estatal de teléfonos.

-Soy Borges- dijo en cuanto oyó la voz grave y solemne de Sábato.

El mínimo silencio de la sorpresa, un par de segundos, la frustrante sensación de que el otro propiamente dicho se le había anticipado.

-¿Le cayó mal la comida?- preguntó Sábato.

Borges rió de buena gana, siempre mirando al cielo, aunque fuera raso; Sábato ya no lo incomodaba como quince años antes, cuando habían terminado de leerle “El túnel”.

-Tengo un estómago de fierro- dijo. –Pero dígame algo, Sábato, usted, que hace novelas.

Sábato manoteó una silla y la arrastró junto al teléfono; tenía que estar sentado, si el autor de “El otro” lo había llamado nada más que para insistir en relegar a los novelistas a una suerte de submundo de la literatura.

-Me desperté de la siesta pensando en qué capítulo de la historia universal de la infamia incluiría este almuerzo- dijo Borges.

Sábato respiró hondo, como cuando el médico se lo pedía para auscultar sus bronquios y pulmones.

-En el del asesino desinteresado Bill Harrigan, sin lugar a dudas- dijo.

-Parece lógico- admitió Borges, que sin embargo se reservaba siempre las claves, como guarda un violador de cajas fuertes los secretos de su oficio.

-Piense en los muertos que, sin haberse manchado con una sola gota de sangre, este magro general debe a la justicia de los hombres.

-Sin contar peronistas- acotó Borges, para disgusto de Sábato, que aborrecía de Borges su capacidad de abstracción, como un músico principiante detesta la irrefutable armonía en los mundos complejos de Gustav Mahler.

-Creo que nos equivocamos, Borges. Dimos un mal paso cuando aceptamos el convite, van a criticarnos hasta después de muertos.

-Voy a escribir otro cuento- anunció Borges, como si Sábato no hubiera hablado ahora ni antes, ni escrito nunca una palabra que él hubiera leído. –Otro Aleph.

La curiosidad venció el rechazo de Sábato por lo que interpretaba en Borges como jactancia, y que por un momento lo había tentado a cortar la comunicación.

-¿Otro Aleph?

-Pero no se lo diga nadie, guárdeme ese secreto. Y si no puede, de todos modos no voy a admitir nunca que el nuevo Aleph me pertenezca, Sábato. Pero usted y yo sabremos que sí.

La silla crujió bajo el autor de “Sobre héroes y tumbas”, como si una mujer muy gorda acabara de sentarse sobre sus rodillas.

-Si no va a firmarlo, ¿para qué escribirlo, Borges, y por qué me lo confiesa?

-Le respondo primero a la segunda pregunta. Si la mínima gesta de esa soldadesca que puso a salvo de la depredación el cadáver de Lavalle encontró en usted un buen intérprete, ¿por qué no confiar en su talento de cronista, Sábato? Escribiré mi nuevo Aleph y usted, como los milicos del fusilador de Dorrego, guardará ese original donde nadie pueda hallarlo, aunque para ello tenga que descarnarlo de cada una de sus palabras.

Le pregunto a Urquiza quién le contó del dialoguito telefónico, dónde quedó registrado.

-Hay escuchas del gobierno hasta en los panteones de la Recoleta, Tadeo, qué novedad- responde, molesto con mi incredulidad.

La charla trascendió, pero no porque la megalomanía que Borges le atribuía a Sábato le hubiera impedido ser discreto, aunque contara con ella cuando discó su número aquella tarde. A él, a Borges, ya nadie le creía demasiado desde que los críticos sabihondos empezaron a sospechar que muchos de los autores que citaba sólo habían nacido y alcanzado celebridad en su imaginación, y lo que para Borges era un juego especular, para los mediocres que lo juzgaban era una estafa, una prueba de que el talento se corrompe cuando es reemplazado por el arte inestable del malabarista.

-La conciencia humana es un valle de resonancias que ni el oído más aguzado puede percibir- explica Urquiza, haciendo un gesto con el que pretende abarcar la inmensa oscuridad más allá del parabrisas de la camioneta de Piracocha.

–Si Borges habló como dicen que habló aquella tarde, y aun cuando Sábato no se haya comportado como Borges esperaba que lo hiciera, ese Aleph empezó a escribirse aunque el autor de su primera versión jamás haya siquiera borroneado una línea. Empezó a escribirse en Sábato, en el alcahuete que grababa la conversación y hasta en el capitán asistente de Videla que recibió la versión desgrabada de la conversación, e incluso en el ya aludido colimba estudiante de letras que corrigió los errores ortográficos de la transcripción porque su misión sobre la tierra no empezaría a cumplirse si no le metía mano a la sintaxis de lo hablado.

Todo empezó a ser presunto, desde el momento en que Borges se despidió de Sábato admitiendo que, tal vez sí, le hubiera caído mal la comida.

AQUELLOS MALOS VIEJOS TIEMPOS

Aunque no me sorprende, me decepciona y entristece que no se dé a la democracia su valor. Se la identifica con políticos corruptos, con dirigentes que gobiernan, en muchos casos, dando la espalda a sus convicciones y a las necesidades populares. Comparto la mayoría de las críticas y también apoyo medidas puntuales, rumbos que, aún zigzagueando, se orientan a satisfacer necesidades básicas de los sectores más postergados o convalidan un futuro de presumible mayor bienestar, de nuevos y estimulantes desafíos.

No comparto en absoluto la relativización que de la palabra democracia escucho y leo en muchos comentarios. Tal vez porque, ya desde mi adolescencia, fui testigo y víctima del pisoteo a un sistema que, más allá de los discursos, nunca fue confiable para los poderosos.

Golpes militares a repetición, gobiernos civiles condicionados por el poder económico concentrado y chantajeados hasta traicionar sus mandatos o caer vencidos, y de nuevo los golpes, los aventureros del poder, los victoriosos explotadores del trabajo humano.

Sólo en democracia es posible discutir alternativas, impulsarlas políticamente, avanzar hacia una organización social más justa.

Sin democracia, sin políticos de toda condición, sin representantes y representados, sin el poder de renovación que implica someterse a un sistema que tanto costó defender cuando fue atacado por el fascismo, el mundo sería para muchos de nosotros un lugar aún menos habitable, con mayor violencia y abusos de los que padecemos a diario, sin libertades básicas ni chance alguna de intentar construir una convivencia civilizada.

viernes, marzo 04, 2011

Y A QUIÉN ABRAZO ENTONCES

Cada vez más botox, más estiramientos, más siliconas y pelucas, más cirugías faciales, pectorales y de nalgas que parecen globos. Cada vez más sonrisas y risas de plástico, más miradas asexuadas y más sexo sin miradas. Cada día más celulares y plasmas y monitores, más amigos que no se conocen y más que se conocen sin ser amigos.

Cada día menos silencios, menos piel a piel, menos voy y yo juntos o esperándonos desesperadamente, cada día más urgencias, más tristezas wifi, más que te fuiste y apenas un correo, tu rostro en la web pero aquél de antes de conocernos, de estar juntos, de antes del botox, las pelucas, las siliconas.

Y a quién abrazo entonces. En qué regazo lloro de felicidad, en qué papel escribo y rompo mi pena y de quién me despido.

jueves, marzo 03, 2011

PRIMERA ESQUINA

Te fuiste dando un portazo. Debiste creer que iría tras de ti porque pasó un par de minutos hasta que oí tus pasos alejándose. Y otro par de minutos hasta que me sacudió el disparo.

Corrí, ahora sí, a la calle. Ahí estaba el cuerpo de un hombre joven y los primeros curiosos, excitados. Alguien que llegó a la carrera se abalanzó sobre el cuerpo, lloró sobre él, desesperado. Cuestiones de amor no correspondido, probablemente –explicó un sabio de la vida, de ésos que en la calle barre el viento.

Recién entonces alcé la vista y te vi, al volante de tu auto, que arrancaste con urgencia. Habías estado viéndome, espiando mi primera alarma y mi casi inmediata decepción.

“Nunca llegues sin avisar, nunca regreses de improviso, jamás abras esa puerta condenada”, habías dicho esa misma tarde, antes del portazo.

En la primera esquina se perdieron tu auto y el adiós que aún nos debemos.

martes, marzo 01, 2011

NAZIS

La casa Dior echó a un importante diseñador por sus declaraciones antisemitas y de admiración por Hitler.

¿Te acordás que hace unos días te dije en el Facebook que los nazis están volviendo?

No son muchos, pero ocupan cada vez más lugares en el poder político y económico. En Europa y acá también.