martes, marzo 15, 2011

GUARDIAS

Hay dos lugares en los que nadie debería estar de noche: en un hospital y en una comisaría.

Desvelados, insomnes porque a cada rato ingresa un herido grave, médicos y policías de guardia comparten –hoy, por ejemplo- la misma emisora de radio.

Hay una canción de amor, abolerada sin ser bolero, que habla de abandonos, de ir por ella, de morir por uno mismo. Entre los heridos graves –por mano propia o ajena- hay asaltados, suicidas, borrachines de riña, amantes que no pudieron defenderse ni romper a tiempo.

A más de uno el médico quisiera dejarlo morir. A más de uno el cana lo deja morir. Pero no por eso es mejor persona uno que otro, son sólo oficios.

Si lo que suena en la radio es la misma música, abolerada sin ser bolero, triste a veces, crispada y sucia de ir por ella, de morir por uno mismo, de puro interminable.

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