sábado, enero 25, 2014

PALABRA POR PALABRA

Morir es, en líneas generales, inevitable.
Los demonios y los dioses pagan precios demasiado altos por exhibirse con jactancia a lo largo de los siglos: la devoción y el odio son eslabones de una cadena que los ata al vacío de un insoportable presente perpetuo.

Me consuela saber que mi muerte se anticipará a tu olvido. Que tus labios rozarán los párpados de mi última noche, aunque insistas en creer que entre vos y yo sólo hubo lo que has escrito en esta carta de despedida que echo al fuego y miro arder, palabra por palabra.

domingo, enero 19, 2014

UNA NOCHE

Que cómo podés amar a la mujer que tantos aman, te dicen. Si para ella no sos nada, uno más, con mucha suerte, lo que es nada.

Y te desesperás por explicarles que eso para vos también es nada, que te importa ella, no lo que de vos le importe sino lo que retenés cuando en ocasiones te mira, cuando por accidente te acaricia, cuando por necesidad de destruirse te besa, cuando te ha dicho te quiero con lágrimas en tus ojos, cuando su risa burlona te supo a canción de cuna, a nana, a jardines encallados en la arena de tu única noche a su lado.

lunes, enero 06, 2014

MARKETING DEL SUICIDIO

Eterna Cadencia ha reeditado las novelas de dos suicidas, Jorge Barón Biza y Salvador Besnedra. Ambos libros fueron aparentemente los únicos escritos por sus autores, que eran periodistas. Barón Biza perteneció a una familia cordobesa marcada por la tragedia, cuya historia personal me fue narrada por alguien allegado a esa familia, aunque tampoco es secreta para quien quiera informarse. Barón trabajó en diversos medios y decidió poner fin a su vida luego de escribir “El desierto y su semilla”. Salvador Besnedra escribió “El traductor”, novela que de ser finalista en el premio Planeta de Argentina, fue a parar a los cargados anaqueles del estudio de Daniel Divinsky, en la consabida “sala de espera” para ser editado. Decisión que Daniel tomó luego de su suicidio, con magro resultado de ventas.
No sé si celebrar la resurrección de ambos escritores por esta editorial porteña, me suena más a marketing que a reivindicación del talento.

Tal vez y una vez más me equivoque, pero algo me cae muy mal en quienes hoy suben al podio de la crítica literaria que mezquinaron o callaron en vida de sus autores.