viernes, julio 30, 2010

TOROS

Tauromaquia, sangremaquia, violenciamaquia... Quien celebra la muerte es porque no la ha visto cara a cara. Porque no se le ha escapado como arena entre las manos la vida ajena y con ella, parte de la propia.

jueves, julio 29, 2010

LITERATURA CHATARRA

Somos muy críticos con el sistema y sus podridos valores. Pero muchos de nosotros nos desesperamos por editar cada año, como si el mundo dependiera de nuestras veleidades literarias para seguir andando y porque nos dicen que el que no edita seguido, desaparece. Y los editores, que se la saben lunga, pagan cada vez menores anticipos y a veces no garpan ni un mango, redactan contratos basura por los que les cedemos el alma y sus pecados a perpetuidad. No es casual que, en lo profundo de la noche -si escribimos de noche- o en la superficie del día -si nuestros hábitos literarios son diurnos- nos sorprendamos haciendo literatura chatarra. Hay libros, demasiados, que se desarman solos. Y no es cuestión de encuadernación.

martes, julio 27, 2010

PASIONAL

Ayer se cumplieron 58 años de la muerte de Eva Perón. Las notas y comentarios publicados en la prensa la recuerdan como el mito en el que luego se convirtió. Pero antes de morir fue una mujer. Joven, bella, desafiante, luchadora y comprometida en su combate político con los pobres de esta tierra.

El odio que cosechó en vida por parte de los más ricos y de los idiotas de siempre ayudó tal vez a llevarla a la tumba en plena juventud. Imaginate: una mujer. Y en el poder. La izquierda de la época la combatió miserablemente, con la ceguera propia de los fundamentalistas de cualquier religión o dogma.

Claro que Evita no era marxista leninista, ni Perón un émulo anticipado de Mao Tse Tung. Ella era una actriz poco menos que principiante, tal vez poco talentosa. Él, un milico golpista y filo fascista, que se avivó a tiempo de que la guerra mundial había terminado.

Se la odió tanto, a Evita, que cuando enfermó, en algunos muros de Buenos Aires apareció una pintada siniestra: Viva el cáncer.

Y se la amó tanto que aún hoy, en hogares humildes de villas miserias y de barrios pobres o no tanto, se la venera como a una santa.

Está de más decir que no lo fue. Que desde el poder, efímero pero pasional, que ejerció, intentó cambiar algo de la ominosa realidad argentina.

Evita vive, rezan hoy todavía algunas pintadas de extramuros.

El cáncer no pudo con ella.


lunes, julio 26, 2010

MILAGRO LAICO O VAGAMENTE RELIGIOSO

Organizar un encuentro como la Semana Negra implica un esfuerzo extraordinario bajo cualquier circunstancia. Quien haya tenido la oportunidad de participar en los preparativos de cualquier convención sabrá de qué hablo. Con la salvedad de que, por lo general, los encuentros de esta magnitud son pagos, los asistentes se ponen con gruesas sumas de guita. No sucede lo mismo en Gijón, donde los autores llegamos como colegiales excitados, invitados al picnic en el que descubriremos el amor o por lo menos lo extraordinariamente talentosos que somos. Los que participan en la organización ya conocen nuestra idiotisincracia y, armados de paciencia, nos solucionan todo y encima nos dan de comer. Para ello, han debido antes conseguir quien se pusiera con la consabida money, apelando a argumentos basados en lo importante de un evento cultural de esta magnitud y bla bla blá.

Es lógico que al cabo de unos días uno vea a Paco Taibo escabulléndose en busca de un lugar donde fumarse un pucho sin pesados a la vista o arrastrarse a Cristina Macías por los pasillos del Don Manuel o entre los tientos de las carpas, con planillas y más planillas que sólo deja de lado para presentar a uno, tres, cinco... infinitos autores que creen ser los únicos.

En fin, que si de milagros hablamos, el de Semana Negra no es religioso pero merecería ser tomado en cuenta por algunas religiones cuya doctrina sea el trabajo, el entusiasmo y, claro, la fe en el talento de tanta gente.

Amén.

domingo, julio 25, 2010

MARÍAS y BIEDMA


Leo y releo. Leo “Todo el amor y casi toda la muerte”, de Fernando Marías. Y releo “El humo en la botella”, de Juan Ramón Biedma. Dos libros bien diferentes en su estilo, escritos con el cuidadoso talento que caracteriza a sus autores.

Qué placer y, sobre todo, qué remanso frente a tanto improvisado trepador que descerraja novelitas a quemarropa y por la espalda.

sábado, julio 24, 2010

ESTÁ DE MODA SER FELIZ

Está de moda ser feliz. Y al que no lo sea, palos. Una y otra vez, como la resaca de sucesivas borracheras, despertamos avergonzados de haber llorado, o penado sin lágrimas, por un amor perdido o por apenas un tiempo del que nos alejamos inexorablemente.

Derivas de la luz, fugaces sombras que el amanecer castiga.

Palos, dije. Palos porque bogas y palos porque fuiste.

miércoles, julio 21, 2010

ACÁ LEJOS

Viajar es cambiar de piel. Una rara metamorfosis que dura lo que dura el viaje. Si el viaje es a la Semana Negra de Gijón, esa piel fugaz se queda allí, sobre la original, ardiendo. La historia, en este punto, debería acabar a lo bonzo. ¿Qué hay más importante que los compañeros de Gijón, los que escriben y los que leen, los que escriben y leen, los que aman a la literatura como a la llave maestra de la comunicación humana?

Algo de eso siento cuando regreso. Estoy volviendo. De a poco, muy lentamente, como quien hace el último amor o se fuma el último pucho al amanecer. No es que luego me esperen ni el verdugo ni el olvido. Aunque quién sabe.

Hay muchos nombres que iré agradeciendo de modo personal, muchos afectos, muchas solidaridades, tantos abrazos. Por ahora, mi reconocimiento y gratitud a todos.

Estaré volviendo cada vez que los recuerde. Y es que está muy lejos acá –como decimos los argentinos.

martes, julio 06, 2010

ESTO ES ÁFRICA

Dios no necesita defensores. Ni fieles. Porque se basta a sí mismo y no acepta consejos ni críticas.

El Diego no es Dios. La gente que lo quiere tampoco es boluda. No pretende reemplazar al que te jedi por un jugador de fútbol. Lo quiere, simplemente. El Diego viene de abajo, subió y subió hasta ese lugar de arriba en el que ya no hay aire. Ni para Él, imaginate. Después, y porque estaba vivo, se vino abajo, a ver si por lo menos respiraba. Lo dieron por muerto. Fue el peor de los mortales muertos, ejemplo para nadie, lo tumbaron, lo clavaron a la cruz berreta de los oportunistas, lo dejaron morir.

Pero el Diego resucitó. No al tercer día. No con el auxilio del Poder Celestial, así cualquiera resucita. No había nacido en Nazareth, el Diego, sino en una barriada muy pobre de los suburbios de Buenos Aires. No era hijo de José y María, ni hubo vírgenes en su historia. Sólo potrero, picados, la ilusión de jugar alguna vez en un estadio de los grandes.

Tanto resucitó el Diego que le ofrecieron dirigir la selección nacional de fútbol y aceptó. No le fue de diez, al Diez. Pero clasificó, bajo la lluvia, y demandó del feroz periodismo de siempre que se la chuparan.

Vino el Mundial. En la Sudáfrica trucha de Shakira: esto es África, canta meneándose al compás de una melodía plagiada, la nuera del que se fue en helicóptero. Y el resto es historia conocida.

Ahora ya volvieron, el Diego y sus jugadores millonarios. Los masacró la Luftwaffe. Ahora Dios está de nuevo en la picota y probablemente vuelvan a crucificarlo.

A quién le importa. Alguna vez “le cortaron las piernas” y siguió corriendo. Son cruces de sal, las que le construyen sus enemigos, esos a los que no les gusta cómo es Diego, cómo habla, cómo trata a la prensa –a ellos-, ¿quién se cree, Dios?

Puede ser. Por eso la gente, los humildes y muchos que no lo son, seguirán resucitándolo.

Esto es África.

sábado, julio 03, 2010

"LA FRONTERA SUR"


José Luis Muñoz, ganador del Premio Carmona de Novela Negra

¿Dónde acaba el paraíso y comienza el infierno? ¿Qué hay en el medio, qué zona gris que algunos confunden con la vida, qué zanja abierta en la existencia humana?

No son preguntas que Mike Demon se formule. No al menos de modo explícito o consciente. Sin embargo, es en la busca de esos límites, en la exploración atávica de su propio territorio, en lo que consume su opaca vida de corredor de seguros.

Mike Demon vive en Los Ángeles, California, aunque su oficio lo lleva por autopistas, rutas y caminos vecinales, atendiendo a una clientela variopinta, para regresar siempre, al cabo de sus jornadas de trabajo, a la tibieza del hogar, a los brazos de su esposa Suzanne, al mundo conocido de un típico hogar medio americano.

Ocasionalmente, este viajante cruza la frontera. No cualquier frontera, sino la que divide al primer mundo del tercero. No hay segundos mundos, cabe aclararlo, ni para el protagonista de esta novela ni para la arbitraria y feroz clasificación que de las sociedades se hace en las alturas del poder. No hay zonas grises, no hay transiciones ni la posibilidad de adaptarse, como quien emerge de la profundidad del mar o cae desde la estratosfera.

En uno de estos viajes, Demon conoce a Carmela, una bella india mexicana a quien su propio hermano explota sexualmente. Como sucede en el despertar a la vida adulta, ella sueña con ser quien no es, con escapar, con cambiar su piel al otro lado de la frontera.

Parece ocioso aclarar que, al enamorarse de Carmela, el vendedor de seguros abre la puerta de su infierno personal, acomete una expedición para la que no está preparado, se margina de lo que hasta entonces ha sido su precario edén de pequeño burgués republicano. Da un primer paso, luego un segundo y al tercero o cuarto ya está atrapado, ya ha prometido más de lo que está dispuesto a cumplir, ya ha entrado en la red de la corruptela y la violencia que campean impunemente en los callejones y los prostíbulos de Tijuana.

José Luis Muñoz es un autor sorprendente. Diálogos y personajes absolutamente verosímiles, breves pero certeros trazos en la descripción de ambientes, y ya estamos metidos en su historia, compartiendo la desazón de Mike Demon con la misma intensidad que la esperanza entre ingenua y perversa de Carmela. Hay libros que uno cruza despacio, con una lectura minuciosa y lenta, buscando sus recodos para detenerse en éste o aquel capítulo. Este ejercicio de lector paciente no es posible, no lo es desde la primera página, en “La Frontera Sur”, una novela que no permite otro abordaje que la entrega a su potente historia de amor y de violencia, a sus exuberantes personajes que, como si actuaran ya por su cuenta, tejen la trama de una historia atrapante, de un vertiginoso viaje al fin de la noche que ya no es posible abandonar hasta la última página.

No hay zonas grises, decía. No hay sosiego cuando se cruzan los abismos que nuestra civilización no sólo tolera sino que promueve con obscenidad. En su tanteo en la oscuridad, Mike Demon tropieza una y otra vez con eso que se interpone obstinadamente entre su confortable existencia y la felicidad. Sus propias limitaciones –y las de su entorno: una sociedad opulenta e indiferente que no atina a ver el mundo más allá de sus coquetos jardines- lo atrapan como un cepo, lo inmovilizan en unas celdas tan cerradas y en un mundo tan violento como aquél, al otro lado de la frontera, aunque con otros códigos.

“La Frontera Sur” habla de esto, con escenas de ritmo y resolución cinematográficas, sin efectismos, abandonando a sus personajes a la suerte que ellos mismos juegan como fulleros sin respaldo. José Luis Muñoz escribe sin manierismos, con eficacia demoledora, a puro contragolpe. Como un boxeador acorralado, saca fuerzas de la desesperación de personajes y situaciones sin salida, y encuentra una que los lectores disfrutamos: la de la mejor novela negra. Y gana por nocaut.

Editó Almuzara.