Está de moda ser feliz. Y al que no lo sea, palos. Una y otra vez, como la resaca de sucesivas borracheras, despertamos avergonzados de haber llorado, o penado sin lágrimas, por un amor perdido o por apenas un tiempo del que nos alejamos inexorablemente.
Derivas de la luz, fugaces sombras que el amanecer castiga.
Palos, dije. Palos porque bogas y palos porque fuiste.
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