Viajar es cambiar de piel. Una rara metamorfosis que dura lo que dura el viaje. Si el viaje es a la Semana Negra de Gijón, esa piel fugaz se queda allí, sobre la original, ardiendo. La historia, en este punto, debería acabar a lo bonzo. ¿Qué hay más importante que los compañeros de Gijón, los que escriben y los que leen, los que escriben y leen, los que aman a la literatura como a la llave maestra de la comunicación humana?
Algo de eso siento cuando regreso. Estoy volviendo. De a poco, muy lentamente, como quien hace el último amor o se fuma el último pucho al amanecer. No es que luego me esperen ni el verdugo ni el olvido. Aunque quién sabe.
Hay muchos nombres que iré agradeciendo de modo personal, muchos afectos, muchas solidaridades, tantos abrazos. Por ahora, mi reconocimiento y gratitud a todos.
Estaré volviendo cada vez que los recuerde. Y es que está muy lejos acá –como decimos los argentinos.
Compañero, la Semana Negra tien muchas cosas bunas, pero qu posibilite darte un abrazo es una de las mejores.
ResponderEliminarEspero poder encontrarte en la próxima. Suerte, enhorabuena y un abrazo, jefe.
ResponderEliminarSalud Flaco!!!!!!
ResponderEliminarComando Colibreses a la orden. RJA.
La vuelta es lenta y larga, como la memoria.
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