lunes, febrero 27, 2012

¿QUÉ SEMBRAMOS?


En los últimos tiempos los escritores venimos debatiendo más sobre herramientas tecnológicas que sobre recursos estéticos. La discusión literaria llenó páginas y páginas en tiempos donde se escribía a mano o en máquinas ruidosas, verdaderos tornos industriales en los que se configuraban a golpes de tecla historias y reflexiones sobre el modo de abordarlas.
Es cierto que a veces se discutía el sexo de los ángeles, pero en ocasiones la carga intelectual de los contendientes era heavy y uno, que entonces como hoy sabía poco y nada, aprendía.
La literatura -como la música o la plástica en sus distintas expresiones- son antes que nada oficios. Podés sentarte frente a una notebook o una "tablet" y disparar ideas, frases cortas, neologismos de probeta, efectos especiales. No hay que estudiar mucho ni haber leído demasiado para competir con el mono que arroja pomos de óleo contra el lienzo y disputarle una beca gugenheim. Se puede derribar con napalm y fósforo blanco la vegetación más abigarrada, las selvas impenetrables, la oscuridad sin fisuras del más estricto bosque filosófico.
La cuestión es qué hacemos después con el paisaje de la devastación, qué sembramos, que esperamos ver crecer si roturamos a ciegas y confundimos el estiércol con la tierna hierba de las praderas.

lunes, febrero 20, 2012

SIN HÉROES


No escribí esta novela especulando con el 30 aniversario de la guerra. Tampoco fue un trabajo por encargo. Anduvo rebotando por editoriales españolas hasta que recaló en Norma. Y apenas aparecida la novela, los de Norma decidieron cortarla con la edición de novelas.
Los protagonistas no son héroes, más bien son indeseables y Malvinas es una excusa para que afanen, asesinen y mueran.
En eso nos parecemos, mi novela y la sociedad en la que vivo: en que Malvinas fue una excusa, una guerra de expiación para los millones de valientes y honestos compatriotas que seis años antes habían celebrado la llegada de una dictadura. Malvinas les dio la oportunidad de ir a la Plaza a vivar al dictador que había "recuperado" las islas y, menos de dos meses más tarde, volver a esa misma Plaza pero a repudiarlo. Nada más que porque el dictador y sus secuaces se habían rendido.
460 ex combatientes se suicidaron desde entonces, superando en "bajas" a los muertos por los ingleses en las islas (sin contar a los que murieron en el hundimiento del crucero "General Belgrano").
Este año van a aparecer muchos cronistas de ocasión, libros por encargo, interpretaciones y homenajes.
Buen año a todos.
Seguiré dando mi personal batalla perdida.

domingo, febrero 12, 2012

¿HASTA CUÁNDO?

Video producido por Almodóvar.

viernes, febrero 10, 2012

VIUDAS



Queda bien hablar bien de Borges y mal de María Kodama. Incluso los que no han leído a Borges lo ensalzan mientras denigran a su compañera y viuda. Es lo mismo que le sucede a cualquier pareja que supere los tres meses de prueba y siga. Hay una cierta malevolencia en la mirada que echamos sobre aquellos que, por amor, tozudez o conveniencia, permanecen juntos o así lo declaran. No les creemos.
De Borges, aceptamos a regañadientes que haya sido un capo en lo suyo, un discriminado por la academia sueca, un ciego luminoso. Pero nos da en el quinto forro que se le haya pegado como ventosa una ex alumna y lo haya convencido de que podían vivir juntos. No sabemos con qué argumentos o turbios procederes lo logró, pero ahí estuvo, a su lado en Ginebra y ante el último aliento.
Ahora, su última viuda defiende a capa, espada y abogados el uso de todo lo que Borges haya escrito y de lo que pueda cobrar derechos. Esto sucede mientras el “gran debate” gira en torno de si los escritores debemos cobrar por nuestra tarea o resignarnos a que nuestros intrascendentes trabajos se difundan por redes y redecillas de oportunistas cibernéticos.
Ya quisiera yo –preferiblemente, antes de morirme- una viuda como Kodama.

martes, febrero 07, 2012

BARAJAS


Aterricé en Barajas. El viaje fue breve –menos de las doce largas horas que depara cruzar el charco. La máquina no fue un boeing ni un airbus, sino la novela de Alejandra Zina.
Vuelo sin miedo a la altura, aunque sujeto a turbulencias propias de una historia personal que necesita, como las neuronas, de conexiones dendríticas. Porque son esas otras historias las que chisporrotean, electrizan el texto donde una “aeromoza” –azafata, les decimos de este lado del charco- se despacha con sus obsesiones y recuerdos.
No hay bajones, pese a las turbulencias. Diálogos ligeros y, como tales, engañosos, porque sugieren o refieren una frivolidad que se contradice con el filo que abre heridas y hasta se ensaña con algunas cicatrices.
La azafata se las ingenia, en la novela de Zina, para conducirnos en un viaje introspectivo salpicado de fuegos: artificiales, muchos de ellos, regocijantes. Y naturales, algunos, intensos como el capítulo “Hay hombres que se arrodillan a tus pies”.
Un crítico pedorro diría “muy recomendable para leer en la playa”.
Yo, que no soy crítico, te digo que tenés todo el año para leerlo. Y si no fuiste a la playa, subite a la montaña, no vas a perderte nada, incluso vas a estar más cerca porque Zina vuela alto.
Si fuera pedorramente crítico diría que “Barajas trasunta un clima almodovariano”. Y bueno, quién te dice. Pero hasta si no te gusta Almodóvar te va a gustar Zina.
Locuaz, aguda, excitante y por momentos melancólica, “Barajas” es una divertida y bella manera de viajar aunque no esté en tus planes llegar a España.

Editó Plaza & Janés, 252 páginas, $ 65.

sábado, febrero 04, 2012

FANTASMAS DEL MEDIODÍA


Sábado, calor, sequía, sol implacable. Hay menos turistas, a mi perro viejo le cuesta levantarse, camina lento aunque sin bastón. Mi gata, en sus reflexiones.
Leo que la Academia, que la nueva literatura, que la vieja. Y no me encuentro.
Los espejos todavía me reflejan -no soy vampiro... aún.
Hay clanes, sectas y sectarios. Me acuerdo del "Club del Clan": en aquél por lo menos cantaban. Y aullaban perros como Lalo Fransen, es verdad, o Nicky Jones y el Palo Ortega. Juventud maravillosa que se volvió senectud decrépita. Todo envejece, poco cambia y la condición humana se deshidrata.
Cuando fui joven lo fui demasiado y cuando fui viejo llegué tarde.
Pronostican viento norte, fardos rodando, malos recuerdos, fantasmas del mediodía.