domingo, diciembre 30, 2012

MUROS


Esto de escribir en los muros no lo inventó facebook, viene de lejos.
De la infancia, cuando con una brocha y cal escribía “te amo, María Laura”, para bochorno incandescente de la nombrada que a partir de ese día –en rigor, una tarde de verano- daba un rodeo de varias cuadras para no pasar frente al muro.
De la adolescencia, cuando con dos o tres compañeros de aula escribimos “muera el profe de matemática”, con lo que nos aseguramos arrastrar esa materia hasta nuestra ardua graduación.
De la juventud, cuando escribíamos “Perón vuelve” con la V de la victoria siempre y creíamos que con el regreso del que te jedi se venía el socialismo.
María Laura, el profe y Perón me jodieron la vida.
De los tres, sólo extraño a la primera, sus ojos claros y el beso que no pude llevarme conmigo.

miércoles, diciembre 26, 2012

SALA DE HOMBRES


Llegó en silencio, tarde, en la noche. Avanzó en puntas de pie por la sala de hombres del hospital Pirovano, en Buenos Aires. Diez camas a su izquierda y otras diez a la derecha, todas ocupadas. Oyó quejidos, respiraciones, ronquidos de sueño profundo, toses, pedos, palabras que, pronunciadas en sueños, se asomaban por los labios resecos de un par de enfermos.
Una vez más, como le sucede desde hace siglos, se preguntó para qué, si valía la pena, si elegiría bien o volvería, como tantas milenarias veces, a equivocarse. Pero no tenía modo de saberlo, de anticiparse, de ganarle al tiempo, pese a conocerlo tanto.
Eligió por fin la cama del fondo, la última. Se acostó a tu lado y sonreíste porque en el sueño era ella la que regresaba.
Ya no pude volver a abrazarte.

martes, diciembre 25, 2012

RESACAS


No está de más preguntarse –con la resaca de alcoholes de la noche llamada buena- qué celebramos en navidad. Los no creyentes, digo: ateos, escépticos, iconoclastas, pragmáticos, blasfemos, poetas y cantores.
Algo celebramos, no nos hagamos los boludos. O anoche nos habríamos acostado temprano y sin beber, y habríamos cerrado los ojos con fuerza, como cuando de pibes nos mandaban a dormir “porque los mayores tenían que hablar de cosas de mayores”, para levantarnos en seguida a espiar por las hendijas de las ventanas y oír detrás de las puertas.
Me pregunto si porque hemos crecido la Navidad ha dejado de ser cosa de mayores. Si porque nos resbala que un tipo de raza aria que nace y muere todos los años convoque a tanta gente con su superproducción hollywoodense, ¿por qué anoche no nos fuimos a dormir temprano? Y si lo hicimos y nos levantamos luego en puntas de pie, ¿qué vimos entre las hendijas de una ventana mal cerrada, qué oímos y alcanzamos a escuchar con alguna claridad de entre los murmullos de los mayores?
Las preguntas de fondo que en plena resaca me hago:
¿Qué se dicen los mayores, los que creen y celebran convencidos de por fin quedarse a solas con sus verdades?
Y si tenemos el mundo que tenemos:
¿qué celebramos?

sábado, diciembre 22, 2012

UNA NOCHE DE CUALQUIER AMOR


Una noche de cualquier amor vale más que la desmesura vital de Rimbaud, que los merodeos por el suicidio de Pizarnik o la cirrosis existencial de Bucowsky.
Una noche de encontrarte con cualquier ella como con el disparo sin balas de una ruleta rusa, de amarla como a la sombra de un fantasma y sin embargo su piel, la sangre que se atropella en tu sexo como si fueras a transfundirte entero, a extraviarte sin brújulas ni referencia alguna a todo pero a todo lo que dejás atrás. ¿Pero qué carajo dejás atrás?
Nada, para qué engañarte.
Toda tu historia cabe en esa estación de ferrocarril de un ramal abandonado donde un empleado vestido de gris se ocupa de barrer los andenes y la sala de espera, y de anunciar cada día a la misma hora que el expreso a ninguna parte ha sido cancelado.
Una noche de cualquier amor ha sido la de anoche y hoy, en la sala de espera, se te adormece el alma mientras el tren pasa sin detenerse, provocando el temblor de siempre en los andenes y despertándote apenas para asomarte y verlo perderse en la curva que ya lo lleva otra vez hacia el pasado, su punto de partida y destino. 

viernes, diciembre 21, 2012

DIOSES EN CADENAS


“¡Todos moriréis, todos!”, brama Dios frente a su Omnimonitor, cabreado por la proliferación de pretendientes a la inmortalidad.
-Pero Señor, si morir es ley de vida…- intenta serenarlo su A.J. (Alcahuete en Jefe): -Disculpadme pero no puedes amenazar con aquello que Tú mismo has escrito. Recuerda esa célebre monografía Tuya sobre la vida eterna.
“¿Yo escribí eso?”
-Aunque lo haya hecho un ghost writer… De aquí partieron los fondos para sus honorarios.
“Me subleva que tanto imbécil pretenda ser eterno cuando ni Yo lo soy”.
-Pero porque han vivido engañados, creyendo en Vuestra Doctrina, My Boss: diles la verdad.
“¿You think so, che…? ¿Qué día es hoy?”
-21 de diciembre de 2012, el día en que los mayas…
“¡Bingo! Prepara la Cadena Internacional de Noticias Celestiales: esta noche hablo Yo”.
-Maestro Sublime, sabe cuánto lo admiro e idolatro…
“Te sobran las razones, eres mi lacayo predilecto”.
-Debo, por ello mismo, deciros algo que espero no os moleste.
“Habla, Gran Tunante”.
-Si no existiera Cristina, Usted sería Dios. Pero Cristina existe. Y habla esta noche por la cadena nacional de Argentina.
“Tienes razón, comunícame con ella ahora mismo.
-¿Le va a ordenar que se calle?
“No, insensato. Le voy a rogar que por lo menos me mencione una vez.”

miércoles, diciembre 19, 2012

VERDURA


De apellido, Verdura. Y en cuanto decía que su apellido era Verdura ya no importaba el nombre ni la profesión ni si alguna vez había sido feliz. Llamarse Verdura era mucho más poderoso que cualquier otro dato sobre su persona que, a partir de la revelación, pasaba desapercibida.
Debería haber cumplido los 54 cuando lo sorprendió la sequía. Ese año no llovió ni una gota, se secaron las cosechas y las pasturas, miles de cabezas de ganado se perdieron entre bosques desvastados y salitrales, los ríos sólo llevaban polvaredas y hasta el mar huyó de las costas.
Sentado en su sillón predilecto, Verdura leyó y releyó mil veces “Continuidad de los parques”, de Cortázar. Mil veces detuvo la mano asesina y a empezar de nuevo, convirtiendo lo circunstancial en cotidiano.
En la noche del 31 de diciembre y en medio de la primera gran tormenta de ese año, permitió que el asesino acabara su faena.
La desmentida del puñal hundiéndose en su espalda lo llenó de alivio.
Supo, ante la inminencia de su muerte, que de carne somos aunque nos llamemos verdura.

sábado, diciembre 08, 2012

PESTE URBANA


PESTE URBANA

Se dio cuenta de que el tiempo retrocedía cuando sus amigos y conocidos empezaron a rejuvenecer.
Creyó estar enfermo y buscó a su médico. No lo encontró, no se había recibido aún de médico, “el año que viene se gradúa”, le dijo la madre del médico que, por lo que él sabía, debía estar muerta hace años.
Abandonó la ciudad, a lo mejor es una peste urbana –se dijo. Se subió a un avión, un Airbus, pero en pleno vuelo la nave se transformó en un Douglas a turbohélice que aterrizó de emergencia en una isla del Pacífico.
Buen clima, sol radiante y la atención del hotel que dispuso la compañía aérea para los pasajeros en tránsito, inmejorable.
Se echó a descansar en la blanca arena de la playa, bajo una palmera, después de un par de tragos y algún chapuzón en las aguas transparentes del Caribe.
Se durmió profunda y largamente.
Al despertar, estaba solo.

viernes, diciembre 07, 2012

BRASILIA YA SUEÑA CON NIEMEYER


Acaba de extinguirse Oscar Niemeyer.
Hace apenas quince días estuve –con Patricia Ratto y Carlos Gamerro- en Brasilia.
Rara criatura, la actual capital de Brasil. Algo descuidada y con un diseño urbano que hace bastante más difícil la ya ardua obligación de desplazarse de un lugar a otro. El transporte público es –me dicen- escaso y malo. No hay metro ni la posibilidad de construirlo porque la ciudad es “patrimonio cultural de la humanidad” y no puede ser modificada en su estructura, o algo así.
No creo que Niemeyer haya imaginado un siglo XXI sin peatones, aún compartiendo los soñados mundos de Bradbury o Asimov. Por su longevidad –que no sé si estuvo en sus cálculos-, Niemeyer se asomó al futuro, puso un pie –o ambos- en él.
Y caminó despacio, tanteando el polvo, la humedad y las canciones de un tiempo ya espectral, diciéndose hice bien en imaginar Brasilia.
Desde hace un par de días Brasilia sueña con Niemeyer.

miércoles, diciembre 05, 2012

PESO Y POLVO


Después de deleitarme anteanoche con el antiguo reportaje de la TVE a Juan Rulfo, me topo anoche en otro canal con Jorge Asís.
Tres cronistas jóvenes –cuya especialidad parece ser la economía- lo reverencian en cámara. Asís se jacta de haber escrito ya veintipico largo de libros y de que todavía se hable de “Flores robadas en los jardines de Quilmes”.
Aclara que “Flores robadas…” fue su cuarta o quinta novela, que su obra había arrancado antes con “Los reventados”. 
Yo leí “Flores…” –un fenómeno de ventas- con cierto inicial placer y un creciente sinsabor cuando avanzaba en sus páginas, tomando distancia e ironizando con su habitual acidez sobre la militancia política de los ´70, por entonces diezmada, torturada y asesinada por la dictadura militar.
Encaramado cotidianamente en las páginas de Clarín, durante esa trágica segunda mitad de la década del ´70 Asís firmaba unas crónicas “arltianas” bajo el seudónimo de Oberdan Rocamora y el padrinazgo literario de Luis Gregorich, una suerte de Beatriz Sarlo masculino de la época.
Es un buen escritor, Asís. Sus crónicas en Clarín eran originales y divertidas: por ellas desfiló buena parte de la picaresca y el pintorequismo de Buenos Aires, generosa en historias como cualquier megalópolis -aún en plena noche dictatorial.
Asís cayó en desgracia cuando, bajo la forma de una novela, publicó una suerte de escrache general de los personajes del diario que lo había catapultado a la fama.
Ahora –tal vez en compensación por tantos años de ninguneo del “gran diario argentino” y el desgaste de Magneto & Cía-, el escritor asoma su testa con una novela, “Hombre de gris”.
El problema de Jorge Cayetano Asís –como gusta presentarse en su nueva etapa- no es literario sino político. Como Clarín –su diario soporte y luego su tumba-, cuyo problema tampoco es periodístico.
Asís ha vivido lo suficiente como para haber escrito y editado los veintipico de libros que denuncia como inventario.
Desde Rulfo sabemos que la cantidad sólo suma peso y polvo a una biblioteca de las convencionales, de las que amaba Borges –aunque sospecho que sin Asís y sin nosotros.

martes, diciembre 04, 2012

SOMBRAS DE FACEBOOK


Usamos el Facebook para reconstruirnos. Como frente al espejo pero creyendo que esta vez no estamos solos, que cientos o miles de amigos cliquearán me gusta o comentarán qué guapo(a), qué valiente, qué generoso, cuánto talento.
Hasta que una tarde oscura, mientras ventanas afuera el sol inicia su último combate, el monitor se oscurece y pierde su ominoso disfraz de horizonte. Abrimos y cerramos puertas, furiosos, llamamos a números que no responden o nos piden que dejemos mensajes que, lo sabemos, nadie responderá jamás.
Nos queda volver al espejo, a la libreta de apuntes, al pedido de auxilio borroneado en la contracara de un formulario burocrático, de una factura por servicios que olvidamos o no pudimos pagar.

viernes, noviembre 30, 2012

VOCES: LA SERENA VIGENCIA DE LOS OLVIDADOS


Lo poco que aprendí en este solitario oficio de escritor, lo mucho que disfruté en la también solitaria pasión de lector, casi todo se lo debo a autores que hoy nadie recuerda, que poco se nombraron en su momento, aunque algunos hayan tenido sus días de gloria.
Sabemos, los que andamos a tientas en esto, que toda proclama es excesiva, que todo verdor perecerá –copiando a Mallea, otro olvidado.
La mejor guía es tu deleite, el mejor oficio lo adquirirás escribiendo, corrigiendo, cerrando una nota en un diario o una campaña gráfica en una agencia de publicidad, traduciendo literatura pero también ciencia o interés general, escribiendo como un náufrago que, ante la certeza de que será tragado por el remolino impiadoso del mar, reza y escribe sonetos a los dioses y sueña con sirenas y sus melodiosas, fatales voces.

viernes, noviembre 23, 2012

DE HABER NACIDO


El cansancio es darte cuenta de que lo que has hecho vuelve al polvo. Sin ironías ni boludas interpretaciones: al polvo. Que puede ser semen o tierra sobre tu cuerpo.
Cojiendo con jota en el sentido argentino o habiendo muerto para nada. La frase más buscada, la que perdiste en una noche de amor y borrachera, en los fondos de una comisaría, en el prostíbulo de tu mala conciencia.
Novelas ya de puro hartazgo, poemas que ni las musas, cuentos con cuyo filo abrirás tus venas.
Pero morir para nada, qué absurda simetría.
Que al menos rieguen tu tumba con la leche de haber nacido.

lunes, noviembre 05, 2012

BALADÍ


Dice Borges que J.W.Dunne “asegura que en la muerte aprenderemos el manejo feliz de la eternidad. Recobraremos todos los instantes de nuestra vida y los combinaremos como nos plazca. Dios y nuestros amigos y Shakespeare colaborarán con nosotros”.
Si hablo por mí, el aprendizaje conjeturado por Dunne tendrá sus bemoles, a menos que de todos los instantes de nuestra vida podamos censurar más de uno y quedarnos con muy pocos. No imagino a la desdicha sufrida por un suicidio muy cercano formando parte de ese juego de combinaciones. A Shakespeare puedo reemplazarlo por Cortázar; a mis amigos, con nada.
Pero tampoco el concepto de inmortalidad es aprehendido por Dunne, sino apenas los sucesos de cada vida, tan pequeña y con tanta frecuencia replicándose en espejos que nos condenarían a una repetición exhaustiva y finalmente infernal de todo lo que en vida nos propusimos olvidar.
Con su habitual, lacónica sabiduría –que no le sirvió sin embargo para librarse de Kodama-, dice Borges que “ante una tesis tan espléndida, cualquier falacia cometida por el autor resulta baladí”.

domingo, noviembre 04, 2012

EL ÚLTIMO CRIMINAL DE LA NOCHE


Atrapar al último criminal de la noche sabe como el trago del estribo, el que se toma aguado y tibio porque el hielo ha estado fundiéndose despacio en el vaso y el cana de homicidios se había quedado esperando a que ella volviera, desde que anunció que iría a retocarse el maquillaje.

El último criminal de la noche anda en silla de ruedas y los tres canas de la comisión policial saben que no ha salido de su habitación llena de pulgas en el hotel infecto de extramuros. Todo lo que hay que hacer es llamar a la puerta para darle tiempo al tipo a que se defienda a balazos o se suicide.

El disparo en el interior de la pieza sin impacto sobre la puerta suena a la segunda opción. Entran, los tres policías, acomodan al ya cadáver sobre su silla de ruedas y se sientan a esperar al forense y al juez de turno. De los tres, dos fuman y el otro se sirve un whisky con hielo, no para beberlo sino para ver al hielo fundirse y esperar a que algún día y en algún bar sin suicidas, ella regrese de haberse retocado el maquillaje y se siente de nuevo a su lado.


sábado, noviembre 03, 2012

"CUERPO DE MUJER"


Tenía 36 años cuando la publiqué. Mi primera novela “en el mercado”, aunque perdí la cuenta de cuántas escribí antes.
Mi amigo Rubén Tizziani –que nunca fue muy complaciente- me dijo “por fin escribiste tu novela”. Ignacio Xurxo la comentó elogiosamente en Clarín, cuando Clarín era simplemente diario corneta y no multimediotodopoderoso.
Uno al que no voy a nombrar y que a su avanzada edad no destella por su talento me dijo hace poco que “es una mala novela”.
Entre el paraíso y la lápida tal vez fluctúen las cualidades de mi primera novela editada.
La historia es la de “dos hermanas unidas por ambiguos lazos”, según reza la contratapa (que no escribí yo). Está contada en tercera persona porque me pareció deshonesto escribirla en primera, pero se narra desde una mujer de su época, con sus deseos y dolores de parto.
Fue escrita mientras se apagaban los aplausos y las lágrimas por la guerra de Malvinas, y la nonata democracia nos estremecía de esperanza.
A lo mejor por eso.

viernes, noviembre 02, 2012

LÍNEAS


Busco en tu mano las líneas de mi futuro. Los próximos días, la distancia, el previsible adiós y mi nostalgia.
-Me hacés cosquillas- decís, retirándola.
Cuando pretendo recuperarla encuentro el puño.
Un beso y otro, para volver a abrirla.
Tu caricia –la de tu mano sin futuro- abre en mi rostro la cicatriz de la inminente despedida.

domingo, octubre 28, 2012

UNA GATA, UN PERRO Y LA COMPLEJIDAD DEL MUNDO


Morrina y Moño eran gata y perro. Ella llegó primero, en vida de Caruso, mi perro que por entonces ya tenía el corazón cansado. Caruso murió en una semana santa de hace mucho. Lo llevé ya muerto al veterinario: era medianoche y el flaco me veía llorar sobre el cuerpito que se enfriaba, sin entender mis imparables lágrimas ni por qué lo había hecho levantarse de la cama para auscultar a un perro muerto, con infinita y noble paciencia de veterinario.
Me prometí no más perros, no más llantos ni hacer el ridículo ante los médicos de perros. Pero llegó Moño. Y llegó Morrina.
Yo nunca había convivido con un gato –una gata, para el caso- y amenacé a mi mujer con irme de casa si no quitaba a ese animal de mi vista. No pareció muy intimidada –mi compañera- porque la gata quedó y hacía frío, ese invierno, para abandonar la casa.
Gracias a Morrina conocí el vasto y misterioso mundo en el que habitan –y desde el que nos observan con sabia displicencia- los felinos. Empecé a desarmar uno por uno los prejuicios que los afectan y que rodean además a la relación gato/perro, una falsa rivalidad que los humanos estimulan para no hacerse cargo de la complejidad del mundo.
En agosto murió Moño, tras un año y medio de haber ido perdiendo sus capacidades motrices y rodeado de cuidados y afecto –de Estela, mío… y de Morrina.
Tras la muerte de mi perro, la gatita dobló su cola. Así como suena: la cola del gato se mantiene erecta en señal de complacencia y satisfacción. La de mi gata nunca recuperó esa natural posición. Consulté al sufrido veterinario –es otro, pero tampoco se privó de mi caudaloso llanto a la hora de morir el perro- y se rió de mi consulta. Pero no supo responderme.
Desde la muerte de Moño, la gatita inauguró una costumbre desconcertante: la de intentar comunicarse con nosotros, de una manera en la que antes no lo había hecho, con ruidos extraños, ensayos de maullidos, ronroneos fuera de registro, insistencia en que le prestáramos atención. Al regreso de una ausencia de pocos días, nos recibió con una desmesurada angustia, maullando desconsolada cada vez que nos perdía de vista aún dentro de la casa. Así estuvo tres o cuatro días, hasta que fue aceptando que ya no nos iríamos.
Una noche de hace tres noches decidió irse ella. Lo hizo mientras dormía, no oímos ni un maullido ni un ronroneo de despedida. Estaba en el interior de la casa, en el lugar donde siempre durmió cuando no pasaba los plenilunios esperando a sus romeos.
Simplemente se detuvo su pequeño corazón, supongo que soñando con que encontraba a Moño otra vez en su cucha o en el jardín. 
Y decidió, esa noche de hace tres noches, echarse a su lado a descansar.

jueves, octubre 25, 2012

BIOY


Paseando por Recoleta lo veo, solo, sentado frente a una mesa en la vereda de La Biela.
-¿Puedo…?
Con un gesto de displicencia, Bioy me da a entender que le da lo mismo. Me siento frente a él.
-Lo bueno de sentarse afuera es que se puede fumar- digo, para romper el hielo.
-Yo dejé hace mucho- confiesa: -Al día siguiente de morir. Y ahora no soporto que otros fiambres fumen.
Ríe, le causa gracia decir “fiambres” por muertos. Y me explica:
-Ahora me doy estos lujos. De hablar mal, de decir mierda o caca, de mandar a cierta gente a la reputa madre que los remil parió.
-¿Por ejemplo…?
-A esa japonesa trucha, la que le cagó la vida a Borges y ahora me anda maldiciendo. ¡Puta!
Ríe a carcajadas. Para que no se sienta solo, lo acompaño. A coro:
-¡Japonesa de mierda, putaaaaaaa!
Y juajuá y aplausos de los dos hasta que, alarmado, llega el mozo.
-Señor, le ruego compostura, éste es un lugar público.
Me mira raro, el mozo. Busca el celular, le explico que no tengo, que estoy aquí con un amigo recordando y riéndonos de gente que se cree muy seria. El mozo me recuerda, no sin inquietarse, que estoy solo.
-Traeme dos White Horse.
-El mío, con hielo- dice Bioy.
-On the rocks, los dos.
-Primero uno y después, cuando lo consuma, el otro- sugiere el mozo.
-¿Pero éste es o se hace?- pregunta Bioy.
-Debe ser pariente de la japonesa- le digo y ya sin contener la risa, los dos, aunque para el mozo sea uno solo:
-¡Putaaaaaaaaaaaa!

miércoles, octubre 24, 2012

LA NAVE VA


Buscando imposibles consuelos a la idea de la muerte como final, las religiones imaginan mundos perpetuos, salones de espejos que en sus ocasionales y arbitrarios encuentros nos reproducen, nos infinitan en espacios esencialmente vacíos, en oquedades donde no ya la vida en su plenitud sino la simple llama de una cerilla se apagaría de inmediato.
Los que elegimos desnudarnos de toda fe vemos a las religiones como a barcos fantasmas, navíos sin otra tripulación que el deseo irresuelto de que el amor nos acompañe en ese viaje sin puertos ni tormentas.
No hay nada malo en nuestra desnudez, como tampoco lo hay en quienes eligen ser pasajeros celebrantes de la nada.
Como en el “Amarcord” de Federico Fellini, la nave va. La vemos pasar, brillante y rumorosa en un mar de silencios, de penas cautivas, de soledades.

lunes, octubre 15, 2012

PARÍS, SU INEXISTENCIA


¿Existe París?
-Buena pregunta- dice el Rabdomante. –Hace tiempo que renuncié a responderla.
Acepta, sin embargo, que la busquemos en el mapa que despliego sobre la mesa del bar y en el google-earth que abrimos en la netbook. Nada.
-No hay caso- dice el Rabdomante.
-Entonces mi sueño era una premonición.
Explico al Rabdomante que anoche soñé con la desaparición de París. No sé de qué manera ni por qué, pero despertaba y París ya no existía. O, peor aún, nunca había existido.
El Rabdomante pregunta al dueño del bar y al mozo que nos ha servido el café si han viajado alguna vez a París.
-¿Qué es París?- preguntan casi a coro.
Me mira entonces, trata por primera vez de conocerme pese a que somos amigos de tantos años.
-Tendrás que volver esta misma noche a ese sueño- dice, me ordena. –Recuperar París.
Me voy del bar con alguna preocupación por la salud mental del Rabdomante.
Camino calles tranquilas de barrios apacibles de Buenos Aires que me recuerdan, se parecen tanto y casi son las mismas calles tranquilas de los barrios apacibles de París.

domingo, octubre 07, 2012

CUERPO DE MUJER


Lo que olvidás cuando estás tan solo es la plácida tersura de un cuerpo de mujer, su tibieza, su aroma. Abrazarte a una mujer es internarte en el jardín de tu infancia, caminar tu desvelo hasta los amaneceres a orillas del mar, refugiarte en los veranos de tu adolescencia.
Pasado el tiempo hasta podrás olvidar su rostro. Pero nunca su cuerpo.
Jamás el cuerpo de la mujer abrazada durante la noche se desvanecerá de tus días.

martes, octubre 02, 2012

ÁNGEL


Acaba de despertar, sobresaltado, inquieto. 
Oyó ruidos. 
Pero no puede haber nadie, cerró los portones de la parroquia a las siete de la tarde, apagó las velas y se encerró en la sacristía, a mirar la tele, tomar unos vinos, manosear a su amante, penetrarlo y dejarse finalmente penetrar. Durmieron abrazados, él lo espiaba desde su sueño superficial, dulce: es tan bello, se decía y le daba gracias al Señor.
Pero ahora, esos ruidos. Él duerme como si nada, querubín rosado y quieto, las alas plegadas, el culito brillante, la humedad de un llanto feliz en sus mejillas.
Avanza, el párroco, entre las filas de bancos, en la oscuridad casi absoluta.

Algunos después dirán que también así aparece Ella, la espada ensangrentada, la cabeza del párroco a sus pies y el ángel que, aterrado, avanza hacia su última, salvaje penetración.

miércoles, septiembre 26, 2012

ÚLTIMA VUELTA


La calesita giraba silenciosa en la medianoche porteña, barrio de Saavedra. Silenciosa y vacía, como la plaza entera y las calles que la rodeaban.
Te subiste con cierto pudor de pibe travieso. A tus cincuenta y largos, te abrazaste al palo mientras mirabas al elefante pigmeo, al ratón mickey, al avioncito, subir y bajar subir y bajar.
La vuelta se te hizo un poco larga, tal vez demasiado porque el calesitero no estaba y la sortija colgaba de la bocha abandonada. Pensaste en bajarte pero te dijiste por qué no otra vuelta, la última.
Y con la última vuelta cumplida te enfrentaste a ella que te ofreció la sortija y, lejos de jugar con vos para que no pudieras agarrarla, te entregó la bocha con la sortija que ni te atreviste a desprender.
Te encontraron allí mismo y alguien dijo que habrá que cerrar el parque por las noches, es desagradable que estos vagabundos duerman en los juegos y más aún cuando amanecen muertos.

lunes, septiembre 24, 2012

LOS HIJOS, LAS NOVELAS, EL TIEMPO


No he tenido hijos, tuve novelas.
Ni los hijos ni las novelas te llenan definitivamente la vida. Los primeros son una consecuencia de tu amor con una mujer y de las posibilidades que te da la biología de perpetuar la especie. Las segundas, una invención pura y solitaria, una decisión cultural de dar vida a seres y situaciones imaginarias que, en la mayoría de los casos, son barridos por el tiempo.
Pude haber tenido hijos y novelas, o hijos sin novelas, o nada de las dos cosas y ser valioso a mi manera, perpetuarme, recrearme, ser otros en uno mismo.
En el corazón de la última noche late la respuesta, cuando las luces se apaguen y la oscuridad dé paso a sus jardines "de senderos que se bifurcan".
Ahí estarán ellos y arreciará como nunca el tiempo.

martes, septiembre 18, 2012

SUDESTE

 

Sudestada en Buenos Aires.
Las contaminadas aguas de un río bajo y marrón amenazan las costas, expulsan a sus pobladores, agrisan el paisaje, tiñen de tristeza infinita los infinitamente tristes barrios de la ribera sur, las islas del Delta, la hoy desierta costanera.
Pienso esta tarde en “Sudeste”, en “La balada del álamo Carolina”.
Pienso en Haroldo Conti.
Lo secuestraron hace mucho, cuando la lucha social y política era acribillada cada día con sus noches, cuando la condición de poeta y la de revolucionario parecían indestructibles.
El viento salvaje del sudeste se lleva las hojas de un desencuadernado ejemplar de “Mascaró”, pájaro nunca muerto que levanta mil vuelos y al que trato de capturar para recuperar algo, un par de frases de entre tanta belleza. 

sábado, septiembre 08, 2012

LOS PLANOS PERDIDOS


Dice John Dunne: “Ya es nuestra la eternidad. Y los sueños de cada noche lo corroboran. En ellos confluyen el pasado inmediato y el inmediato porvenir. Al hombre que mañana conoceremos le ponemos un rostro que nos miró anteanoche”.
Dice Schopenhauer: “La vida y los sueños son hojas de un mismo libro. Leerlas en orden es vivir; hojearlas, soñar”.
Para Dunne, en la muerte aprenderemos el manejo feliz de la eternidad. Recobraremos todos los instantes de nuestra vida y los combinaremos como nos plazca. Dios y nuestros amigos y Shakespeare colaborarán con nosotros”.
Citas de Borges.
Y me pregunto si alguna vez recuperaremos en Borges los planos de su aleph, la mirada sin tiempo, los ojos que de un zarpazo nos arrancó el lobo de la especie.

lunes, septiembre 03, 2012

TU CANCIÓN DE ENTONCES


¿Qué está primero, la angustia existencial o el texto poético que la convoca?
Leo, a veces, escritos de adolescentes, de pibes y chicas que adolecen, que cruzan el desierto florido de la pubertad recogiendo los huesos de otras muertes, cadáveres apócrifos, esqueletos de la nada.
Y a menudo la tristeza que contienen se deshace en una risa por cualquier cosa, por aquel payaso, por la incoherencia del sabio, por la cita de amor o por la moral que apesta.
No tengo otra respuesta que silbar tu canción de entonces, tomar tu mano como si aún estuviera a tiempo de no haberte perdido.

sábado, agosto 25, 2012

FOTOS DE FAMILIA


Familias endogámicas, sectas de un único apellido multiplicado en sombras, en recuerdos y en promesas.
Familias en las que el amor se desdice con cada historia y estalla en el amordazado alarido del nonato, en la frustración indecible de la princesa que se perdió en la noche.
Hay fotos de esas familias alrededor de una mesa, en el cáliz de un abrazo, en las carcajadas sin ecos de alguna fiesta de bodas o de cumpleaños.
Cuánto se ha escrito sobre esas familias, cuánto se dirá nunca sobre los tallos que arrancaron el pudor y la infamia, qué turbio modo de abominar y de reivindicar las complicidades de la sangre, la traición final de todo olvido.

domingo, agosto 12, 2012

ES HORA DE QUE LEAS A GIUFFRÉ


Hay libros que uno abre como a una suerte de arcón cuyo contenido ignora pero que despierta tu curiosidad, aunque sepas que no atañe a nada contemporáneo que de algún modo pueda rozarte. Y a lo mejor ahí empieza el malentendido, en creer que no es contemporánea una historia que transcurre hace dos siglos, en la Buenos Aires aldeana de comienzos del siglo 19, puerto de un río barroso y de navegación imposible, capital de un virreinato que ensayaba clandestinamente sus primeras muecas de independencia.
A poco de empezar a leer esta novela, empezás a percibir que su trama y sus personajes no son arcaicos, que nada de lo que se cuenta allí ha envejecido, que su anécdota está en las antípodas de cualquier grandilocuencia historicista.
Tampoco aspira “El peso de la verdad”, de Mercedes Giuffré, a explicar la actualidad contando anécdotas del pasado. No es una fábula moral ni un artilugio para demostrarte que lo que hoy te sirven en bandeja es comida recalentada cuya cocción original cumplió hace poco doscientos años.
Lo bueno de una novela es que no pretenda ser más ni menos que eso, una novela. Y Giuffré lo logra con los recursos de una notable novelista: sencillez de estilo –en tiempos en que algunos compiten con Faulkner y lo declaran a la prensa- para contar las peripecias de un médico británico, Samuel Redhead, afincado en la aldea porteña desde poco antes del año en que transcurre la acción -1806-.
Redhead comparte con la medicina el ejercicio de una vocación detectivesca que lo emparenta con Holmes. Asistido por su ayudante Juanito, un Watson adolescente y criollo, se embarca en el esclarecimiento de una muerte dudosa.
El trabajo previo de Giuffré para darle a su historia un marco de verosimilitud temporal ha sido arduo, minucioso, un registro de costumbres, modas, paisaje y hasta fragancias y olores, en una aldea de ultramar que ya entonces despuntaba su ambición de erigirse en ombligo de esta parte del mundo.
Esa ambientación toma un rol tan protagónico como el de la propia historia, define los caracteres y anticipa con toques de una prosa sutil, delicada, los pasos de los personajes, los diálogos y silencios.
La pequeña ciudad al sur del continente está a punto de ser invadida por una escuadra de soldados ingleses, al mando del general William Beresford. Los juegos de poder en la vieja Europa han tomado a esta región del mundo como a otro tablero del ajedrez imperial.
Un inesperado visitante llega a Buenos Aires desde lejos y desde el pasado, abriendo un surco de zozobra en la vida apacible de una familia porteña. La temprana y sospechosa muerte del forastero inaugura la búsqueda, por parte de Redhead, de una verdad cuyo peso contamina la rutina y entreabre las puertas a una intriga que, como en toda buena novela policial, sostiene el interés del lector hasta la última página.
Armada sobre un crescendo dramático sin sobresaltos efectistas, la novela de Giuffré nos impregna página a página con las sensaciones, los climas cambiantes y el suspenso en su justo equilibrio, internándonos casi sin que se note en una vidas al borde de definiciones cruciales y en una circunstancia histórica que, en las páginas finales de la novela, abre las ventanas a un sólido, atrapante desenlace. 
Las vísperas, la invasión, el establecimiento de las fuerzas de ocupación británicas y su derrota a manos de improvisadas fuerzas patriotas son la “música de fondo” en el entrecruzamiento de historias personales que parecieran desarrollarse lejos de los hechos políticos y militares, pero que en los capítulos finales se instala en el primer plano de la novela con toda su trágica potencia.
Giuffré maneja una trama compleja, generosa en personajes. Sin abandonar a nadie a su suerte, se hace cargo de todos los destinos.
Claro que sin la omnipotencia de los dioses sino con firmeza y talento de narradora.

"El peso de la verdad", Edebé, 380 páginas
Con "Deuda de sangre" y "El carro de la muerte", 
conforma una trilogía protagonizada por Samuel Redhead

miércoles, agosto 01, 2012

PURO CUENTO - "La otra piedad", premio Juan Rulfo


Asistimos hoy a cierta moda –o epidemia literaria- que consiste en “forzar los márgenes” de la herramienta básica de nuestro oficio: la palabra. Como quien al encarar la construcción o reparación de una máquina con una sofisticada herramienta, la emprende a golpes contra la estructura, la pulveriza para luego intentar, con los restos, un armado y una función diferente.
Riesgoso oficio, el literario, que al no poner en juego otra cosa que la sobrevivencia estética de una disciplina tan propensa a los maltratos, sigue dando batallas aún en el campo de una presunta derrota frente a otros medios de expresión artística. Los resultados de la moda o epidemia están a la vista y paciencia de los lectores que se les atreven a los respectivos engendros, de los que a veces caen en la trampa de la glorificación o en el espasmo dialéctico de una muy inducida benevolencia con la mediocridad.
Pero si la novela es campo fértil para tanto “agroquímico” literario, el cuento mantiene aún la leyenda de su fortaleza estructural, de su resistencia a los embates de cualquier pretenciosa renovación.
Esta larga introducción tiene su por qué. Si algo no puede decirse de los cuentos de Laura Massolo es que rompan reglas, que renueven la estructura, que hagan temblar el saber que damos por aceptado desde siempre: un planteo vigoroso, la crispación del orden subjetivo de los personajes, un final elocuente o inesperado.
Si existe un horror fecundo y abrigamos aún la sospecha de que el infierno nos acompaña desde que nos susurraron la primera promesa del paraíso, Massolo devela la intimidad de ese secreto bien guardado. Lo hace con su escritura, con una prosa que no se conforma con herir la carne y llegar al hueso, con una progresión de recursos expresivos infrecuentes, sólidos, contundentes. Nos habla del horror con rabia profunda que no desdeña la belleza ni se enmascara en ella, que tampoco le da al lector la excusa de haber sido tomado por sorpresa. No hay lectura ingenua de la prosa de Massolo, no es posible refugiarse en las pausas de la escritura ni cerrar el libro como a una caja de Pandora que nos ha permitido espiar en su interior y tan campantes.
Si la moda o epidemia a la que me refería más arriba declama su vocación transgresora, Massolo desembarca en nuestra vigilia sin alardes, despliega herramientas tradicionales, esas palabras tan a menudo bastardeadas, tan vulnerables y vulneradas, y construye su bunker, su pozo de zorro, su trinchera, combina oraciones y puntúa con la precisión de quien sabe que es ésa su única oportunidad, la última chance.
Su relato “La otra piedad” arranca entonces, como “La divina Providencia” o “Y se harán cruces”, como cartas, inducen a entrar en ellas con la experiencia de otras epístolas, con la confianza del que pisa terreno conocido. Sin embargo, en pocas líneas la autora da por tierra con nuestra jactanciosa seguridad, destroza la brújula, corta el hilo de Ariadna, nos pone cara a cara con el Minotauro.
Sabíamos del horror, alguien nos había contado de la desventura tal vez mucho antes de que se cruzara en nuestras vidas. Pero hubo que toparse con un texto del vigor y la contundencia de estas cartas para empezar a aceptar que el camino es de ida, que las claves no acabarán por revelar sino aquello que temíamos conocer.
Y lo mismo, aunque en otro registro y como un desvío irónico, provocador, lúdico, sucede con cuentos de la estatura de “Upa de nadie”, “La escalerita” o “El día del conejito”, donde el dolor se transmuta en páginas de serena desesperación.
Afirmar que la Argentina tiene una rica tradición cuentística es casi un lugar común. Al incorporarse por derecho y talento propio a esa tradición, Massolo confirma que sí se puede escribir en los márgenes del mundo, en la trastienda de las madrugadas, transitar una literatura construida con la única materia prima que ninguna tecnología, ningún cataclismo, ninguna falsa vanguardia podrá destruir ni arrebatarnos: la palabra.

"LA OTRA PIEDAD". 
Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2005

sábado, julio 28, 2012

CUANDO ESCRIBO


Gente que porque escribís novela negra cree que sos experto en crímenes, en modos de ocultarlo, en impunidades, en autopsias y entierros. Que tenés de aliados a forenses y policías, que tenés informantes en el hampa, amigas en los prostíbulos, confidentes en las cárceles y que entre todos te soplan las historias, sus complicaciones, los desenlaces.
Hay quien se reúne con alguno de estos ayudamemorias antes de escribir novela negra, con varios, con todos o con otras insospechadas fuentes de información.
Yo no.
Soy un solitario. A solas con la literatura, de eso se trata lo mío.
De citas clandestinas, de amor furioso hasta que escampe y vuelva el sol del absoluto desamparo de los escritores.
Tan solitario soy que no me importan el mundo, sus desdichas, el hambre, las guerras, la desolación, el mal absoluto ni los ángeles y sus cadenas de amor eterno.
Tan solitario soy y tan ajeno al dolor que me rodea y a la esperanza ciega que intenta aliviarlo, que cuando escribo no consulto ni a mi almohada, pateo a mi perro, le piso la cola al gato y llamo a la policía si un pordiosero golpea a mi puerta.
Tan furiosamente solitario soy que cuando escribo dejo a un lado los ideales que nunca tuve y la sola noción de libertad me repugna.
Soy eso, amigo, mal que nos pese y cuando escribo.
Un esclavo al que no dominas ni a latigazos ni con hierros candentes, un miserable condenado a resucitar historias muertas hace siglos en las mazmorras de tu conciencia.

viernes, julio 27, 2012

UN PROFESIONAL


Le pagaron cincuenta mil dólares para estar montado aquí, en el techo del cine frente a la embajada, y disparar con silenciador cuando el presidente descienda del auto y se detenga a saludar a los funcionarios de la gran empresa inversora.
Sabe cómo hacerlo y cómo desaparecer sin dejar rastros, es un profesional, por eso cobra en dólares –a pesar del cepo cambiario. No tiene identidad, nadie lo conoce, las contrataciones son trianguladas mediante códigos indescifrables para los hackers pedorros de esta colonia tercermundista.
Llega la comitiva, baja el presidente, los de la gran empresa inversora tienden sus diestras para ser saludados, es el momento indicado: el dedo presiona sobre la cola del disparador, “clack”…
Nada: silencio más allá del silenciador.
El presidente saluda a los curiosos y entra en la embajada, chau a todos y a las cincuenta lucas verdes.
-Qué carajo…
Revisa la munición.
Trucha, claro, comprada en La Salada, la puta feria del Riachuelo, nada más que por evitarse el viaje a Ciudad del Este.
Vuelve a cargar y dispara al aire.
La paloma que cae sobre su cabeza lo llena de plumas y de sangre.

miércoles, julio 18, 2012

RECALIENTES


Si mirás bien vas a ver que están al palo. O que la humedad les invade a ellaS la entrepierna como una pared en cuyo interior se rompe un caño.
Así de calientes se ponen cuando ajustan: que los salarios, que las jubilaciones, que los gastos en educación y en salud o las ayudas multimillonarias a los pobrecitos banqueros.
Recalientes.
Y llegan al orgasmo todos juntos cuando desde Berlín saludan con el pulgar en alto los anuncios de Rajoy.

lunes, julio 16, 2012

PUTA MERKEL


Lo difícil no es atracar un banco sino repartir luego el botín.
-Mitad para mí, el resto para ustedes diez.
-¿No te parece un poco injusto?
-Era lo pactado- le recuerda el jefe Cararrota al insolente de la banda.
-Pero no hiciste nada.
-Los planes para el asalto. Y ahí está la plata.
-Ni siquiera moviste el culo de la silla, te quedaste aquí mientras nosotros… CRRRACK!!!!!!!!!, el balazo en el entrecejo del insolente.
-¿Alguna otra objeción?- Cararrota, soplando el humo del caño del revólver.
-Objeción, ninguna- Lumiére, el segundo de la banda: -Sólo una aclaración- toma la mitad del millón de euros, los reparte entre el resto y alcanza la otra mitad a Cararrota.
-Soy todo oídos- Cararrota, apuntándole por si las moscas.
-El Banco Central Europeo acaba de soltarle la mano a España. No más euros, volvemos a la peseta. Estos billetes ya no le sirven ni al rey Juan Carlos.
Cararrota le alcanza su mitad de los billetes al flamante cadáver.
-Canjéenlos a un coleccionista y, si les da un par de pelas, que tenga por lo menos un entierro digno.
Mira a los nueve que quedan de su banda.
-Puta Merkel.
Y CRRRRACK!!!!!!!!!

domingo, julio 15, 2012

SEGUNDA VIDA, LA RESURRECCIÓN

Conversación con Claudia Piñeiro y Mercedes Giuffré, en el BAN (Buenos Aires Negra, junio de 2012)

http://www.youtube.com/watch?v=3epc59svV6k&feature=share

sábado, julio 14, 2012

SOS


Un escritor se construye a sí mismo destruyéndose. Desmontando en silencio todo lo que le pese como escritor, desarmándose de defensas que lo paralizan.
El elogio desmedido, el ditirambo, el ego sobrealimentado como chancho para las navidades, acaba destruyendo aquello que se propuso construir.

El tuyo no es un oficio que se lleve muy bien con los aplausos ciegos, con la corruptela de una sociedad sostenida por la mentira y la represión.
No sos mejor escritor porque te digan que sos el mejor ni porque haya otros peores.
Sos escritor, sos las palabras.
Sos el alarido que no nace del grito sino del poema o a veces, sólo a veces, del párrafo, la oración inconclusa sobre la balsa de náufragos a la deriva en el mar de una novela.
Sos la intención de hablar de los infiernos cuando la felicidad te abruma.

martes, julio 10, 2012

PERIODISMO Y MILITANCIA


Un amigo mexicano me dice que tal vez Sanjuana Martínez deba llamarse a silencio, ya que muchos periodistas han sido asesinados en México. Le manifiesto mi deseo de que no suceda, de que entre todos quienes conocemos y apreciamos la tarea de Sanjuana deberíamos evitar que eso ocurra, simplemente porque sus lectores, que son muchos, la necesitan.
Pero me quedo pensando en que lo mío es apenas una expresión de deseos. No tenemos derecho a inducir a nadie a convertirse en mártir de ninguna profesión. Por importante que sea develar la verdad, denunciar negociados, corruptela, crímenes. Debe haber maneras de hacerlo sin jugarse la vida en el intento.
Es un lugar común afirmar que la vida es a riesgo puro. Pero convengamos en que, aunque la profesión periodística esté sujeta a menudo a presiones y hasta amenazas, no sirve inmolarse.

Pienso en Walsh, es inevitable. Lo veo redactando su “Carta abierta a la junta militar” a modo de testamento ético. Walsh era un militante revolucionario y tuvo que saber que salía a dar una batalla que la dictadura ya tenía ganada. No sé si intentó ponerse a salvo –a lo mejor alguien que haya leído o investigado sobre esas horas posteriores a la publicación de la carta pueda decirlo.
Pero Walsh era además y sobre todo, un periodista. El acto de la escritura de su carta abierta a la dictadura lo encontró solo. ¿O alguien estuvo con él para alentarlo o disuadirlo, o simplemente acompañarlo?

El estado mexicano es una democracia. Sin embargo, bajo Felipe Calderón los asesinados y desaparecidos ya suman más que las víctimas de la dictadura argentina de 1976. La espiral de violencia creció hasta volverse insoportable durante la gestión de Calderón que ahora termina. Analistas políticos interpretan que el triunfo del PRI tiene que ver con que sus votantes identifican a ese partido como el único que puede “convivir” con el narcoterrorismo y apaciguar tanto sangriento descontrol.
¿Pero qué acuerdos espurios maneja el PRI para evitar que el narco siga matando a mansalva, qué códigos, qué precios pagaría y ha pagado ya bajo su administración de décadas?
Los que fueran, sólo garantizan –o pretenden hacerlo- un orden basado en la impunidad de una metástasis que afecta al cuerpo de sociedades del llamado primer mundo, cuyo liderazgo en consumo de drogas ejercen los Estados Unidos.
Cualquiera que se acerque un poco al “problema mexicano” –como hipócritamente se lo califica-, advertirá que si hay un combate que debe darse, que podría tener alguna posibilidad de éxito, ese combate es político. Por eso se había despertado una saludable expectativa de cambio mientras López Obrador parecía tener chance de suceder al PAN. Pero el PRI ganó por una diferencia que el fraude, si se comprueba, difícilmente pueda zanjar.

En estos dos últimos días, toda nuestra solidaridad estuvo con Sanjuana Martínez, que vivió una breve, intensa pesadilla, sometida al arbitrario “castigo” de una jueza corrupta.
La pregunta que deberíamos hacernos –que me hago hoy, a modo personal- es si no estaremos equivocándonos al alentar a la querida Sanjuana a seguir su lucha. Me pregunto además si estoy usando el término correcto, si la palabra lucha no es en sí misma una desmesura cuando la profesión periodística no es la guerra. Para eso están los soldados. Un diario no es un ejército, un canal de TV no es un portaviones desde el que despegan aviones de combate, una radio no es un bombardero sobrevolando objetivos militares.
A menudo la grandilocuencia desvirtúa aquello que pretende engrandecer. El periodismo no es “un sacerdocio” ni una cuestión militante, aunque el debate hoy esté abierto –y legítimamente- en la Argentina. La militancia es otra cosa e implica un grado de entrega y un compromiso personal cuyos límites sólo estarán dados por la vocación y el coraje de sus protagonistas. El periodismo es un trabajo –y en la mayoría de los casos, asalariado. A nadie se le ocurriría exigirle vocación y coraje a un obrero metalúrgico o a un minero: sus luchas colectivas se libran para obtener reivindicaciones laborales concretas. Y aún cuando esas luchas alcancen a ser políticas o hasta revolucionarias, no se libran en soledad aunque haya líderes. Sencillamente porque entre los proletarios hay clara conciencia de que sólo unidos y entre todos es posible enfrentar a las patronales, lograr reivindicaciones o alguna clase de liberación política y social.
¿Por qué pedirle a un periodista que se juegue la vida? ¿Por qué inducirlo a que lo haga, si sabemos de la soledad y de la frecuente indefensión en la que desempeña su trabajo?
Preguntas, nada más. Interrogantes que se me plantean ante el “caso” de la querida Sanjuana Martínez.

lunes, julio 09, 2012

"LA TRAMA ES LA DEBILIDAD DEL ESCRITOR"


Programa televisivo de cultura, TV pública, autor nuevo al que se presenta como a “un gran escritor”. El presentador aclara eso: que se trata de un gran escritor, no como el resto de nosotros, los pequeños o medianos.
El autor nuevo acusa ya 40 pirulos y lo(se) definen como continuador (¿o superador?) de la obra de Saer, o ya que estamos de Faulkner. Su principal mérito –que no es poco- parece ser no contar historias: “La trama es la debilidad del escritor”, afirma, sueltísimo.
Acaba de publicar una tercera novela que el presentador exhibe ante cámaras. Por su grosor, no supera las cien páginas, lo cual puede remitir a Rulfo o al manual de uso de un artefacto made in China.
El mismo presentador recuerda que para narrar (¿) una sencilla caminata desde un lugar a otro, Saer se toma veinte páginas, “porque lo que importa es la prosa, no lo que se cuenta”. El gran escritor está de acuerdo, él haría lo mismo –supone el espectador, ya al borde del colapso catatónico-, por lo que cabe deducir que las cien o menos páginas de la tercera gran novela del gran escritor narran eso, la caminata de un lugar a otro que está ahí nomás, a pocos metros.
Para colmo ha pasado ya la medianoche y Valería Lynch acaba de demoler al espectador con su versión chillona del himno nacional.

viernes, junio 29, 2012

JUGADORES


La manipulación de los afectos es tal vez una de las conductas más perversas de que hace gala la condición humana. El homicidio en sus diversas variantes es, en la mayoría de ellas, condenado penalmente con la severidad que cada caso exige.
Pero la vida humana también está en peligro frente a un manipulador.

Como un asesino serial, el manipulador de cualquier edad, sexo y condición se esfuerza por ganarse la simpatía y empatía del grupo humano del que se rodea, despliega su seducción a la manera de la araña pero, a diferencia de aquélla, sólo deja fuera de sus telas al objeto/sujeto que habrá de devorar, al que prefiere libre como paso previo al poderoso veneno de la parálisis que provocará en su presa los fuegos cruzados de ira y reconciliación.

El acoso, el abandono, el juego simétrico del te quiero te olvido no te quiero te descubro te recupero vuelvo a quererte y te abandono ha causado estragos y sigue siendo la causa que está en el origen de personalidades destruidas, demolidas, arrasadas por la pena sin tregua de la sumisión, la culpa y el rechazo.

De ahí al suicidio hay sólo un paso, la puerta que se cierra con un estampido que tanto se parece al tiro de gracia.

jueves, junio 28, 2012

LA POESÍA NO NACE DE UN REPOLLO


La poesía es guerrillera. Ataca y se repliega.
Dante Lobardo va colgado del camión de basura, salta en busca de las enormes bolsas, las revolea hacia la boca insaciable del mionca cuando zás, pum, mamita, me iluminé –grita.
El compañero recolector lo mira como a un loco, aunque no se sorprende porque lo conoce, está al tanto de los ataques.
-Te dio el ataque místico- dice, resignado a lidiar con el trabajo de su compañero poeta que está ya sentado en el umbral de un edificio de departamentos, anotando lo que le dictan sus musas grasientas, cirujas, basureras.
-Dale, Dante, que se nos va el camión- le advierte.
-Perá, perá… que me falta un verso pa´la cuarteta.
El chofer se asoma y amenaza con dejarlos de seña en ese umbral, una fila de autos se va alargando detrás del camión, festival de bocinas, de gritos, de discusiones entre automovilistas.
Dante Lobardo aúlla.
-¡Yassssssssssstaaaaaaaaaaá!
Grito de guerra, de victoria sin muertos, de placer triturado entre carcajadas demolidas por los líquidos de una putrefacción que se vindica fundacional del absoluto.
-Ché, no entiendo un carajo de lo que escribiste- el compañero, que intenta descifrar lo que Lobardo sembró en su libreta.
-Hay que darle tiempo- desliza Lobardo, confidente, mientras el camión arranca y los autos y las bocinas y la sirena de una ambulancia con un muerto en emergencia: -A la poesía hay que darle tiempo, gilún. La belleza no nace de un repollo.