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MAMBO, DE PARO
Asesinos con experiencia, no mayores de veinticinco. El aviso no daba más precisiones. Mambo tiene 40, aunque anuncia treinta y cinco porque la percha ayuda a sostener el embuste. Carita de Robledo Puch, documentos retocados y listo, pero treinta y cinco siguen siendo diez más de los que pide la empresa. ¿Qué experiencia puede tener un asesino de veinticinco?
Lo siento, dice el de personal que lo atiende, está pasado de edad. Y cuando ya Mambo se retira, desalentado –hace cinco años que no emboca una, ¡si hasta llegó a trabajar de albañil!-, el entrevistador le pide que espere, que puede haber algo.
Revisa una lista. Sí, dice al fin, hay una vacante, lo felicito. ¿De qué se trata?, Mambo, con recelo, tantas veces se ha hecho ilusiones que no soporta más desengaños.
A los asesinos que tomamos –pibes, todos, botarates peligrosos cuando han matado lo suficiente para creerse infalibles- hay que darlos de baja. Y usted puede ser bueno, tiene cuarenta, me dijo... Treinta y cinco, corrige Mambo. Bueno, treinta y cinco: da lo mismo. ¿Acepta?
Dele, ¿cuándo empiezo?
Mire –el de personal señala el monitor en la pared, un flaco meando en el baño del piso de abajo-. Si lo da de baja ahora mismo, pasa por caja y cobra un anticipo. Buena plata, poco esfuerzo.
Corre, Mambo, al baño de abajo, pero el flaco ya se ha ido. Lo busca pero, ahora que lo piensa, sólo le vio la nuca.
Hijo de puta, dice, por el de personal: siempre te garcan, cualquier excusa es buena para no tomar a uno que acaba de cumplir cuarenta.
Qué bueno, Orsi. No sé si tomar ejemplo, a ver si salgo del bache.
ResponderEliminarDesde la edad de Mambo que soy "free lance".
ResponderEliminarCariños, beso a la Pepa.
Ni retocando el documento doy tacuaren.
ResponderEliminarMuy bueno, Salud Rodolfo.
Vas a tener que laburar de albañil.
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