martes, enero 11, 2011

APENAS ESO

Nos preguntan, con demasiada frecuencia, para qué escribimos. Que es una manera de preguntar por qué no hacemos algo más útil. Caemos en la trampa y arrancamos con el discurso.

Ahí es cuando el que había leído con algún placer un cuento o hasta una novela nuestra, cambia de canal.

No son giles, los lectores. El perro puede correr una vez tras el hueso de plástico, pero al segundo tiro se sentará a esperar que lo respetemos y le demos algo con carne. O carne, incluso sin hueso.

Si no sabemos para qué, no perdamos ni hagamos perder el tiempo. No espantemos a los que se acercan a nuestra escritura porque aprecian la emoción, la sorpresa, cierta armonía entre el texto y su significado.

Apenas eso.

2 comentarios:

  1. Suelo responder: porque me hace sentir vivo, porque necesito hacerlo, porque me permite ser el que no soy, y conocer un poco más al que sí soy. También, apenas eso.

    Y quizá nada sea útil. Ni el escritor, ni el arquitecto, ni el mecánico. Tal vez todo sea un juego, al que cada uno se entrega con más o menos seriedad.

    Un saludo,
    Alejandro.

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  2. Lo escrito ya no pertenece al escriba, si va dirigido a los lectores; salvo que fuese una carta, dirigida a una persona; ya que en este último caso, la autorización para su publicación pertenecería al remitente y no al destinatario. Está bien así

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