viernes, febrero 25, 2011

CAMPANARIOS

Apagué la luz, como me lo habías pedido.

Pero en la oscuridad tu voz dejó de ser tu voz, tu cuerpo se extrañó de entre mis brazos y acabé abrazando, y oyendo, resplandores que nunca fueron tibios y voces atrapadas en campanarios.

Al encender la luz no me sorprendió que no estuvieras.

Tampoco, que en la mañana te encontrara durmiendo a mi lado.

1 comentario:

  1. En una noche así, puede pasar cualquier cosa, Guillermo.
    Bella imagen, hermoso poema.

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