
Da gusto sentarse a leer y descubrir que vale la pena. Que esta vez no usaremos cualquier excusa para distraernos, ni que será necesario, al retomar el libro, repasar lo leído porque en apenas unas horas hemos olvidado lo que su autor nos estaba contando.
Digo esto porque me dio gusto sentarme a leer “
Julio Alsina, el protagonista, es un policía al que no le ha ido nada bien en la vida. Abandonado por su mujer, carga sobre sí la doble humillación de haber sido engañado y de no poderse divorciar de la infiel. El alcohol está apurando ya su autodestrucción cuando un raro suicidio lo pone en carrera de una investigación que, de a poco, le irá devolviendo la autoestima perdida.
Toda la historia que nos cuenta Tristante gira en torno de esa investigación. El lector de novela policial tradicional o el adicto a la más ortodoxa novela negra tienen, en ese sentido, asegurada diversión. Pero además, y también a lo largo de toda la historia, descubrimos a un personaje en lucha con sus fantasmas interiores, en avances y retrocesos, en una pugna constante que lo enriquecen y dan intensa carnadura a la tensión dramática que enhebra toda la novela.
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Con ese telón de fondo, y con el aditamento de la aventura del espacio, se ha escrito mucha teoría política y abigarrados tomos de análisis social. El talento de Jerónimo Tristante evita esos riscos y navega en las aguas calmas pero procelosas del último fascismo español, con una historia potente, melancólica, inolvidable.
MAEVA Ediciones, 395 páginas en su edición de bolsillo
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