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UN DÍA DE ESTOS DIGO BASTA
"¿Acabaste?", ella, mientras él sigue bombeando. "Uff", ella manotea el atado de cigarrillos sobre la mesa de noche, enciende uno. "Me quemas la espalda", él, y ella: "Acaba de una vez". Él bombea y bombea, el pene cada vez más pequeño, hasta que se le marchita. Ella lo aparta, se levanta y corre a la ducha. Él paga y se va.
"¿De dónde vienes, con esa cara", su mujer, al abrirle la puerta.
"El jefe, esa oficina, un día de estos digo basta".
Querido Guillermo:
ResponderEliminarno sabes cuánto me gusta toda esta pequeña producción móvil que vas dejándonos caer. Como la vida interpretada en cuento cruel, como la manera en que el estado de ánimo agita al genio y no acaba de mostrar aquello que ronronea y aúlla por debajo. No sé si se trata de una época de especial frenesí o si lo que sucede es que ahora haces visible este tipo de piezas que antes quedaban ocultas. En cualquier caso, mi enhorabuena.
Tenía ganas de decírtelo.
C.