sábado, noviembre 27, 2010

GRADUADO

No he matado por placer sino por ver morir -dice el acusado que quiso ser obstetra, ver y ayudar a nacer. Pero en la facultad de medicina son tan estrictos.
Seis veces mató para ver morir y la condena, en juicio por jurados, es a muerte. Garrote vil frente a un espejo -sentencia el juez-, para que asistas a tu propia muerte.
Va sonriente, el día de la ejecución, y no deja de sonreír mientras le quitan de a poco el aire y rompen uno por uno los huesos de su tráquea.
No pueden quitarle al cadáver esa jactanciosa sonrisa de los graduados, los que aprueban al fin sus exámenes finales.

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