"No te duermas", susurra ella, enérgica en su dulzura, sacude la cuna, levanta a su criatura y la mece en sus brazos: "No te duermas justo ahora que hay ancianos ardiendo, niños crucificados, cuerpos sin flores, calles desarboladas, no te duermas que mañana no amanece, quédate conmigo".
El llanto de un crío desvelado desgarra la noche, parte en dos la madrugada y el sueño de un vecino, que despierta entre maldiciones: "Ese crío de mierda, llora y grita como si mañana mismo acabara el mundo".
El poder de la imaginación
Hace 6 días
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