Me dan cuicuí las tormentas eléctricas.
Sospecho que por acá cerca, o por allá lejos, émulos de Víctor Frankestein aprovechan rayos y centellas para probar nuevos muñecos, seguramente más atractivos que el original, tan feúcho.
Con implantes, siliconas, algo de manipulación genética y un par de buenas descargas, pueden esta noche echar a andar, por ejemplo, a candidatos carilindos de derecha, ejecutivos exitosos, flautistas del Hamelín financiero que llevarán a sus contingentes de confiados ahorristas a ahogarse alegremente en el río.
Más truenos y relámpagos...
Qué miedo, mamita, me da el capitalismo cuando hay tormenta y se avecinan tempestades.
Mejor duermo esta noche debajo de la cama, con el gato.
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