miércoles, abril 13, 2011

EL DESPRECIO

Gracias a la televisión, tan denostada, sabemos lo que antes apenas intuíamos: que puesta frente a una cámara con micrófono la gente –todos, vos y yo, y acaso la vecina- habla mucho más de lo que no sabe que de aquello de lo que, con las limitaciones de cada caso, se ha informado.

Temas y personas desconocidos son abordados al pasar, con la naturalidad y hasta el afecto que deberíamos dispensar a quienes esperan o necesitan algo de nosotros.

De los temas, que cada borrico se haga cargo. De las personas, queda claro que es más fácil querer a quien no nos conoce que a aquellos que, conociéndonos o por lo menos creyéndolo así, podrían no correspondernos.

Tal vez suceda esto –si efectivamente sucede- porque será más fácil luego rechazar a quien nunca nos ha aceptado que hacernos cargo de nuestro desprecio.

Y no me vengan con que demasiada tele y que hoy desayuné con ginebra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario