viernes, junio 17, 2011

POLÍTICOS


El giro radical –en rigor, un volantazo- a la derecha emprendido por el hijo de Alfonsín deja al descubierto dónde está hoy la única oposición al gobierno. No en los partidos, que juegan el juego de la silla para ser reconocidos como protagonistas de las elecciones presidenciales de octubre. Basta ver los titulares y editoriales de Clarín y de La Nación para advertir dónde está la oposición real.
El oficialismo, pese a la verborragia de algunos de sus representantes más conspicuos, pende de un hilo: que Cristina Fernández se presente a la reelección. Si no lo hiciera, el FPV podría precipitarse como un satélite artificial en la atmósfera. La experiencia histórica nos enseña cómo se comportan “los soldados de Perón” cuando el general desaparece de la escena: lejos de aunar voluntades para combatir a un simbólico enemigo, se destrozan entre ellos.
En 2001, con un sistema financiero perverso estalló un sistema de representación, el de los partidos políticos, que no ha logrado recuperarse. Lo que hoy vemos en Europa es el reflejo tardío y lejano de aquello que entonces los europeos no entendían y ahora sufren en carne propia.
La Argentina no está a salvo de esa crisis porque sencillamente no la ha resuelto. Los desafíos que -si se presenta a su reelección- esperan a Cristina Fernández no son menores.
Doblegar una inflación cuyas causas no reconocen hoy otro “tecnicismo” que una despiadada lucha por la distribución del ingreso, en la que patronales y trabajadores sindicalizados disputan palmo a palmo, como en una batalla de infantería, mientras los no sindicalizados –el 50% de la mano de obra- caen bajo el fuego cruzado de la suba de precios de productos y servicios. Esa inflación, al tomar creciente distancia del valor del dólar, condiciona además la política exportadora sobre la que el gobierno “hizo caja” y pudo así cerrarle la puerta en las narices a las visitas de inspección del FMI, financiar subsidios, jubilaciones y la asignación universal por hijo.
El otro desafío –que debería ser asumido por todos los dirigentes políticos- es encontrar el camino de la reconstrucción de un sistema -el institucional, lo que peyorativamente llamamos “democracia burguesa”- que sea aceptado como legítimo por el pueblo, que responda a sus necesidades reales y privilegie el rumbo de inclusión social y de integración regional en el que el actual gobierno ha avanzado contra viento y marea de los sectores más retrógrados.
Si se lo logra sin personalismos ni otra exclusión que no sea la del fascismo, si la dirigencia rescata la madurez que supo tener en los primeros años de la recuperación democrática, los lobos mediáticos que hoy aúllan a la luna serán perros abandonados ladrando en el desierto.

2 comentarios:

  1. Habrá que ver qué dice la historia de "los soldados del pingüino" si se baja CFK.
    Si el modelo depende de una persona, entonces no es sólido. Es un desafío para todos sostener este modelo desde otros lados, pero creo que es posible. Ojalá CFK no se presente y vuelva fortalecida en 2015.
    Twitter @gabrielagarrido

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  2. Es lo que percibo, Gabriela, conociendo algo el peronismo y sus volteretas a lo largo del último medio siglo. Tampoco es justo exigirle a nadie que dé su vida y Cristina ya tuvo bastante. Claro que a la derecha le encantaría que no se presente a su reelección, están especulando con eso hace meses. Veremos, falta poco para el "desenlace".

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