viernes, junio 17, 2011

CAZADORES


Salimos a cazar.
Tenemos todo: armas, vehículos, zona liberada. Podemos elegir sin dar luego cuenta a nadie. Pero preferimos lo conocido, lo odiado, lo enemigo. En las calles atestadas del mediodía no es fácil encontrarlo, pero son años, experiencia, olfato, vibraciones.
Aquél –dice el mayor: enciérrenlo en la esquina. 
Somos tres en el auto y cinco en la camioneta; quedan los conductores y saltamos, el resto, fusil y automáticas apuntando a cualquiera, gritos, empujones. La presa –un flaquito de entre dieciocho y veinte- dispara como liebre y se mete en un McDonald´s. Debe tener hambre –dice el mayor. 
Vaciamos el local –patadas, gritos, empujones-. Al fin, en el baño de minas y meando como mina –cagándose, seguro-, el flaquito, la presa.
Alcanza con uno para llevárselo a la rastra, de los pelos. Los demás –quedamos cinco- pedimos una mac doble, cada uno, con fritas. 
Y vino, que aunque no vendan vino, para nosotros siempre los de McDonald´s hacen una excepción.

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