domingo, marzo 29, 2009

LOBITA


Quiso ser modelo, Lobita. Apenas le crecieron las tetas se creyó Claudia Schiffer pero sintió que el mundo se le había puesto en contra cuando la rebotaron en el primer casting.
Después intentó con la tele, fue a un aviso en el que pedían caras nuevas para una novela rosa pero sospechó que algo andaba mal cuando advirtió que los seleccionadores prestaban más atención a su culo que a su cara. Una amiga de la infancia le dio por fin la dirección de la productora en la que, le dijo, te aceptarán seguro, Lobita.
Tenés los labios y el cuerpo perfecto para actuar con nosotros, Lobita -le dijo el productor, un espermatozoide con jeans y remera. En cuatro días filmó su primera película y ese mismo fin de semana se buscó en las tapas de "Gente" y de "Caras", pero recién se descubrió un mes más tarde, no en la tapa sino en las páginas interiores, entre una docena de aspirantes al glamour y la fama de las estrellas. Tampoco la revista era Gente ni Caras, sino un folletín de mano a dos colores y papel reciclado que le regaló un taxista cuando la reconoció.
Se la olvidó un pasajero -dijo el taxista-. Y apenas subió, me dije: esta mina es la de la revista.
Con el calor de las mejillas las lágrimas hirvieron y las letras rojas bailaron en ellas como fideos en el caldo. Buenos Aires Hot, se llamaba el folletín y tuvo que bajar del taxi, correr al baño de un bar de mala muerte y echarse a llorar sobre el inodoro, como quien vomita.
El taxista, al que le había pedido que la esperara, se fue sin cobrarle el viaje.

sábado, marzo 28, 2009

BITÁCORA DE LA INFAMIA





Moribundo antes de nacer. Es el diagnóstico de Eduardo Galeano sobre el subdesarrollo, en su ya clásico y admirable "Las venas abiertas de América Latina". Compendio del saqueo al que fue sometido esto que algunos llaman "el subcontinente", subsuelo de la América con mayúscula y sin prefijos, la que en el mundo del confort y el lujo identifica a la primera potencia, la que hoy gobierna el simpático y voluntarioso Barak Obama.
El subdesarrollo -dice Galeano- no es una etapa anterior al desarrollo, es su consecuencia. No habría desarrollo, tal como se lo entiende en los países del llamado Primer Mundo, sin subdesarrollo. Esto es, sin transferencia neta de capitales de un mundo, el tercero, a otro, el primero. El oro y la plata, en tiempos de la conquista española. Los capitales que luego los pueblos vieron esfumarse, en intereses sobre intereses de préstamos otorgados con la alegre irresponsabilidad con la que, dos siglos más tarde, se otorgarían en el primer mundo los préstamos basura.
Gobiernos democráticos, dictaduras, políticas erráticas, populistas u ortodoxas, el capitalismo expoliador no se privó de participar en ninguna fiesta. Las fuerzas revolucionarias que en la primera mitad del siglo 19 expulsaron a los españoles fueron luego traicionadas por la naciente burguesía, predominantemente agraria, que a lo largo de las décadas abortaría cada experiencia democrática que intentara transferir riquezas para industrializar a nuestros países, para que más gente participara de la civilización y no fuera expulsada de modo sistemático de sus lugares de nacimiento, desarraigados por la pobreza y, a menudo, por el miedo y el terror.
Hoy, cuando el primer mundo "consulta" al tercero para salir del fondo del barranco al que lo han empujado los buitres que anidaron tras los muros acristalados de Manhattan, es bueno recordar cómo empezó todo. Cómo a menudo, con frivolidad y rechazo, se nos acusó de incapacidad en la administración de nuestra presunta riqueza.
Lean a Galeano -que acaba de ser reeditado en la Argentina-, lean a Marx -si tienen paciencia y huevos-, pero también "La riqueza de las naciones", de Adam Smith, o "El origen de la familia, la propiedad privada y el estado", de Engels; lean a Stiglitz, a Krugman, a Perón, lean las instrucciones de San Martín al Ejército de los Andes, el diario del Che en Bolivia, los documentos de la contrainsurgencia francesa en Argelia y de la CIA para Chile, en su momento, o los documentos desclasificados de legisladores del Congreso de los Estados Unidos que, a comienzos de la década del ´40, exhortaban a hacer todo lo posible para que la Argentina "fuera reducida a la condición de nación pastoril".
Pero si no tienen tiempo, ni ganas, de leer tanto mamotreto teórico, tanta ecuación fundada en la náusea, lean el libro de Galeano, apasionante y espléndido como obra literaria, desgarrador testimonio del saqueo feroz a los pueblos originarios, primero, y a los inmigrantes y sus descendientes, luego.
Si no tuviera ningún otro mérito formal y de fondo, "Las venas abiertas de América latina" perduraría como bitácora de la infamia, desgarrador inventario de lo que la ambición humana puede hacer con los más débiles de su propia especie, manual de historias clínicas de la vulnerabilidad del trabajo frente a las fuerzas desatadas de la acumulación capitalista.

lunes, marzo 23, 2009

MARZO

El 24 de marzo de 1976 cayó la noche sobre la Argentina. Aunque ya desde el 20 de junio de 1974 había empezado a oscurecer: a menos de un mes de haber asumido la presidencia Héctor Cámpora, los millones de argentinos que marcharon esa luminosa mañana a Ezeiza, a recibir a Perón en su “regreso definitivo a la patria”, fueron interceptados a balazos por la ultraderecha de su propio movimiento. La violencia inició entonces un crescendo operístico que nutrió las crónicas a diario con asesinatos, atentados con explosivos y ataques insurgentes a cuarteles militares.
Pero el 24 de marzo de 1976 la Argentina avanzó temerariamente en los caminos al infierno. Su clase dirigente, sus empresarios y políticos, y buena parte de sus sectores medios, aprobaron y hasta aplaudieron sin pudor la instalación del terrorismo de estado.
Muchos de sus responsables militares han sido o están siendo juzgados. Pero ningún civil parece haberlos financiado y apoyado, como si la dictadura hubiera sido un proceso autónomo, una suerte de cáncer ingobernable, un monstruo que acabó tomando distancia del Dr. Frankestein que, en noches azotadas por los relámpagos de la intolerancia, le dio vida para entronizar la muerte.
A nadie que conozca nuestra historia reciente debería sorprender que la Argentina sea un país despedazado y que, con un cuarto de siglo de experiencia democrática y a menos de un año del “bicentenario”, no atine a articular un proyecto decente, digno, solidario, de nación independiente.

viernes, marzo 20, 2009

MAMBO EN LA BARCELONETA


No se lo pidan a Mambo porque está dedicado.
A comprarlo, pichuleros.

Despierta, Mambo, en una ciudad desconocida. Ha dormido en la calle pero no recuerda nada. ¿Dónde estoy? En Barcelona, hombre -le responde, desconfiado ante su aspecto, un caminante.
Lo golpearon, ahora recuerda. Lo habían contratado para custodiar a un dealer y el dealer decidió traérselo a España para que le cuidara las espaldas, fueron a una cita en lugares oscuros y ñácate. Llovieron palos y la merca se esfumó con el dealer.
¿Qué barrio es éste? La Barceloneta. Ja ja -Mambo-, qué nombre ridículo, pero se parece a la Boca. Jo jo -el catalán, como el club de fútbol. ¿Y qué hacen esos ahí? Pequeña multitud, en una callecita algo promiscua. Es la calle De la Sal y están en un aguantadero de la novela negra.
Encara para el lugar, no tiene nada más cerca a dónde ir. Una gayega algo chispeada le sale al cruce: ¿Y tú quién eres, guapo? Qué guapo ni guapo, soy matón por encargo, argentino hasta la muerte... ajena. Hoy presento libro, la gayega, si compras uno, te lo firmo. Si vos me lo firmás, me compro el cielo, guapa, ja ja.
Toma unos tragos pero rechaza con asco esas cucarachas de mar que le ofrecen, compra el libro a un tipo menudo con cara de haber perdido los anteojos y ya se prepara para el asalto final a la que le dijo guapo cuando lo encara un compatriota, ¿a dónde vas, viejo?, controlá tus instintos, acá somos todos escritores. ¿También la guapa? No te pasés, que estás en casa ajena. ¿Quién sos? Mambo. Carajo -el compatriota-, haberlo dicho antes, si comprás un broli mío también te lo firmo.
Es lo que es, Mambo: no se disfraza de otra cosa y no le gusta que lo confundan con los que curten costumbres raras. Está bien así -dice-, que me firme el suyo la guapa, que es su cumpleaños, por lo que veo, y me voy yendo. ¿Cómo se llama ese tugurio?
Es una librería -con paciencia, el compatriota: Negra y Criminal. ¿Por qué Negra? Porque Dios es argentino -explica el compatriota- pero atiende en Catalunia, la cuna de Gardel. Me chupa un huevo de pascua dónde nació ese marica engominado -Mambo, que de tango, poco-: ¿y vos qué clase de criminal sos, con esa cría en brazos?
En el límite de su paciencia, hamacando a Pepa que llora sin consuelo ante la cara de Mambo, explica el compatriota:
Las buenas dinastías deben perpetuarse, alguien tiene que hacer ese trabajo.

jueves, marzo 19, 2009

QUÉ SIENTEN ELLOS


Quisiera tener veinte, treinta pirulos. Vos dirás, qué piola, quién no. Pero no es eso. Claro que estaría bueno levantarse minas y creer que el mundo está en nuestras manos para cambiarlo. Pero no pretendo lo imposible, ni un botox filosófico, ni una cirugía para que me implanten esperanzas de siliconas.
Quisiera ser pendejo por un rato, unas horas, o a lo mejor alcanzaría con segundos: ver, sentir. Cómo reacciona el cuerpo -y la mente, buhardilla de ese cuerpo- ante lo que está sucediendo en la Argentina. Ante tanta frustración, tanta mala leche, tanta soberbia por parte de los poderosos, los que siempre ganan.
Qué siente hoy uno de 25, por poner un promedio. De qué le vienen ganas cuando mira a su alrededor: de agarrar un fusil, de embotarse con éxtasis o coca, de hacerse monje, de embocarle a un camión manejando un auto a ciento cincuenta, de irse, de quedarse, de sumarse a algún partido político o calzarse un brazalete nazi, de viajar a Malvinas a mirar las tumbas de los que en 1982 eran todavía menores -tenían 18- y los enviaron a morir.
El poder, que es eterno y sólo renueva sus máscaras, ya le está buscando sucesores al gobierno actual y hasta tienen gabinetes y planes económicos alternativos.
Y yo, que a mis 62 tengo ganas de volver por un rato a los 25. ¿Sería como desembarcar en Plutón, caería frito ahí mismo por falta de oxígeno y deshecho por una lluvia radiactiva? No sé, nunca sabré si cuando sos joven podés hacer lo que antes, cuando fuiste jovato, no pudiste.

miércoles, marzo 18, 2009

MAMBO LEARNS ENGLISH





Entra porque ve la puerta abierta, una escalera y luz allá arriba. Sube y los encuentra, media docena de tipos y tipas sentados, y una señora de aspecto anticuado. Arriba las manos -dice, apuntándoles con su 38. Hands up -lo corrige la señora anticuada: you must speak english, here!
Esto es un asalto -dice Mambo, y la señora: you are a thief, obviously, but this is an english academy, please, speak english!
Mambo duda entre balearla o preguntarle qué carajo está diciendo. Opta por lo segundo. Emocionada, la señora lo guía: Say with me: hands up. Jansap, repite Mambo. Good!, la señora: now, give me all the money. Guivmi oldemanei, dice Mambo.
Para sorpresa de Mambo, los seis alumnos escarban en carteras y billeteras, y le entregan billetes, monedas y dos tarjetas de débito, gud, gud!, dice Mambo, y para no olvidarse, repite: oldemanei jansap gud gud.
Como entró, se va, con su pequeño botín. Ya en la calle, llama a un taxi.
-A San Andrés, plis -le indica al tachero.
-Está un poco lejos- le advierte el taxista: -¿Usted vive en San Andrés?
-Yo no. Pero tengo entendido que en ese barrio hay muchos ingleses.