lunes, marzo 22, 2010

LOS INFECTADOS

Te los podés cruzar por la calle y parecen normales. Acá o en España, porque la fiebre gratarola ya cruzó el charco. El origen de la peste no es tanto geográfico como temporal: nació abrigada por lo que se llamó modernidad, el fin de los tiempos de Fukuyama, el primer mundo levantando muros, vaya uno a saber dónde carajo nació. Lo que cuenta es que se ha extendido y amenaza con infectar hasta a los amigos y parientes.
La infección se manifiesta con una cerrada aversión a todo lo que sea organización política, defensa de intereses profesionales, sindicalización, trabajo remunerado de los artistas. En plena fiebre gratarola, los infectados se convencen de que la libertad absoluta -promesa de los liberticidas, tan vieja como el mundo- es acceder a todo lo que otros hayan hecho -poemas, novelas o cuentos, chacareras o sinfonías- sin pagar un mango. O sea: bajarse de la web todo lo que les apetezca leer, oír, escuchar y ver. Y pronto, en cuanto la tecnología lo permita, palpar, tocar, acariciar y poseer.
Cuando esto último suceda ya no sólo habrán desaparecido los artistas, despojados de todo derecho a la mínima y miserable rupia que malamente los alimenta a diario. También habrá mordido el polvo de la nada la prostitución, noble y viejo oficio, porque nadie estará dispuesto a pagar por ella. Se habrán vaciado entonces las calles rojas de Hamburgo, el Bois de Boulogne en París, los bosques de Palermo en Buenos Aires y el callejón de tierra absoluta por el que a veces caminan abrazados, descangayados y polvorientos, el travesti jubilado y la puta vieja de mi pueblo.
Y si sales a la calle -pero para qué salir, si todo se consigue gratis en la web- no te cruzarás con nadie. Porque, claro, los infectados -que paracen ser mayoría- habrán sucumbido en masa a la fiebre gratarola.

13 comentarios:

  1. Querido, admito que en eso de mezclar creadores y putas has estado muy acertado.
    Mua.

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  2. Ya, claro. Es un problema terrible ¡La cantidad de millones que dejan de percibir los autores literarios por culpa de internet!¡Las redes colapsadas!

    Es espantoso ya le digo, al punto que sólo es comparable a no pagar las cuotas del colegio profesional, como bien apunta usted.

    Por cierto, ¿ha reparado usted en que históricamente los literatos o han sido mantenidos, o pobres, o se han buscado un trabajo remunerado? Es sólo desde la modernidad y el entitlement que algunos llorones reclaman que les paguen por sus pasatiempos ¡Qué se hubieran hecho futbolistas!

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  3. Yo, por lo menos, era muy patadura. Quise ser además médico, abogado o escribano público, pero era muy burro. Quise ser soldado pero era muy cobarde, quise ser marino pero le tenía miedo al agua, aviador pero que el miedo al aire, sicólogo para quitar los miedos pero no conseguí pacientes que admitieran tener miedo. Si encontré, a lo largo de la vida, muchos tontacos, muchísimos tontacos y pilluelos que pretender vivir y gozar con el talento o las bellezas ajenas sin dar un duro por ellos.

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  4. No desespere, que siempre le queda lo de recaudador de impuestos, cobrador de tasas o sheriff de Nottingham. O a lo mejor le pasa como a una británica que se hizo rica escribiendo historias de magos que van a colegio privado ( o como a los cátedros que arañaban unas monedas impidiendo que los estudiantes fotocopiaran sus manuales de adquisición obligatoria, que todo vale)

    Por otro lado, consíderese afortunado si realmente encontró gente que quisiera gozar del talento y la belleza ¡y más, si fueron muchos! A mí me da, no obstante, que la memoria le empieza a jugar malas pasadas.

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  5. No desespere, que siempre le queda lo de recaudador de impuestos, cobrador de tasas o sheriff de Nottingham. O a lo mejor le pasa como a una británica que se hizo rica escribiendo historias de magos que van a colegio privado, o como a los cátedros que arañaban unas monedas impidiendo que los estudiantes fotocopiaran sus manuales de adquisición obligatoria, que Dios escribe con renglones torcidos y sin copyright.

    Por otro lado, considérese afortunado si realmente encontró gente que quisiera gozar del talento y la belleza ¡y más, si fueron muchos! A mí me da, no obstante, que probablemente la memoria le esté jugando una mala pasada.

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  7. A ver, little anónimo,
    bien está que añore usted los tiempos en que la cultura no la pagaba el pueblo porque el pueblo estaba o plantando berzas o poniendo el culo. Sin embargo, le aconsejaría que no lo diga muy alto. Y de hacerlo, que siga manteniéndose en el anonimato.
    Je

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  8. Me parece que de lo que se trata es de que no se termina de entender que el del escritor, o la puta, es un laburo. Un laburo que produce algo que entra en el circuito comercial: se vende y sse compra. Me parece muy bien que los jugadores de fútbol agarren toda la guita que puedan en tanto a su alrededor hay una feria de beduinos, o de empresarios de gladiadores, que se ganan unos buenos mangos. Los escritores no somos tan buenos para generar negocios y no le hacemos un gol ni al arco iris pero... somos laburantes. Como el mecánico de la esquina. Solo aspiro a que me reconozca el mismo derecho a llenar la olla con mi laburo. Si no existieran las editoriales, y existen porque hay mosca de por medio, tal vez no reclamarái mi parte. Pero, tal como está la cosa, y si yo pago el churrasco del carnicero, ¿por qué tengo que regalar mi trabajo?
    Y que conste que digo escritores y no artistas. En este mundo todo el que no hace más que figurar se titula artista.

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  9. Ahora y siempre, la cultura, como todo lo demás, la pagamos el poulacho. ¿Para qué, si no, nos querrían a nosotros, tan feos y harapientos, los Medici anteayer y hoy el ministerio de cultura?

    Esto, que no deja de ser una putada, es de esas verdades eternas e indiscutibles, y, obvias, por otra parte. Como lo de que la "creación" artística, a diferencia del oficio, no es una actividad remunerable.

    Ya, ya, ya lo sé. Si por mi fuera, todo sería de otra manera pero qué quieren hacerle.

    Por supuesto que existen creadores, además de los mantenidos, que no trabajan para vivir, pero es que de ellos se ocupa Pheme.

    Quiere decirse que al artista por encargo, igual que al subvencionado, lo del copyright se la suda. Le contratan, hace, y envía la factura. El resto no debe llamarse a engaño: no vive de su obra sino de su reputación.

    El reconocimiento requiere de un volmen suficiente para ser rentable, claro está, es decir de la masa. Esta es (somos) voluble, infantilizada, comodona por lo que en ausencia de un intermediario poderoso su atención se gana sólo con muestras gratuitas a la salida de los colegios. Pero esto ya lo saben.

    Estoy convencido, además, de que están profundamente agradecidos a los piratas que asaltan las editoriales para apropiarse de las galeradas, las fotocopian y las distribuyen mezcladas con la bebida (esto pasa todos los días, qué les voy a contar).

    Lo que pasa, y lo entiendo, es que hay que guardar las formas con editores y libreros, pero, si no, seguro que les jaleaban y todo.

    Por cierto, que estaba yo dispuesto a comprar uno de sus libros pero ahora se fastidia, por antipático, y me espero a que hagan la película

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  10. Hay vacunas, por lo que veo en algunas respuestas. Pero el infectado, perdido está. Por lo que a este laburante de la palabra respecta, pida usted folletos de lo que le plazca, Anónimo, para tener algo que leer, porque a mis libros -y a los de varios otros, creo que muchos- tendrá que comprarlos u olvidarlos. Le queda pedir prestado o piratearlos, pero atenti que a los piratas, si los pescamos leyendo de ojito o de robado, los hacemos caminar por la planchada.

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  11. Peste de peste...La creación no vale un cequí; casi que es mejor dedicarse a hacer torrijas.

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  12. Te convencen de que no vale nada para que no te atrevas a pedir que te paguen; si la pegas con un libro, serán ellos los que te dieron la oportunidad. Y si has tenido la mala hora de firmar algún papel esclavista pretenderán ser tus amos y señores hasta el fin de tus días. Hagamos torrijas, si es necesario, pero no aceptemos lo inaceptable.

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