domingo, noviembre 01, 2009

CORRUPTOS DE LA MADRE PATRIA


Los escandaletes de corrupción surgidos por estos días en España me llevan a preguntarme si antes nadie se daba cuenta. Antes de la crisis, digo. La corrupción del gobierno argentino -que es la del peronismo y de la sociedad en su conjunto, pero que se expresa groseramente entre quienes detentan temporalmente el poder- existe y existió siempre; los negocios privados de Néstor Kirchner y sus secuaces no eran secretos pero se ocultaban por mandato de la patronal periodística, socia del poder político. Cuando Cristina Fernández es vencida por la rebelión fiscal de los dueños de la tierra, los escándalos de corrupción se multiplican. Y llegan a saturar a diario la primera plana de Clarín cuando se anuncia y se sanciona la llamada "Ley de medios audiovisuales".
Muchos de los casos de corrupción denunciados nunca alcanzan los cielos de la justicia. O porque no hay pruebas fehacientes -los corruptos borran sus huellas con mayor eficacia que los asesinos seriales- o porque sencillamente no existieron. Pero no importa, ya están instalados en la opinión pública, el lobo aúlla a la luna y la majada tiembla.
Después de la fiesta que disfrutaron los "brokers" en los mercados financieros del mundo, España no sólo aparece como la principal damnificada de la Europa occidental sino que, además, le estallan las pústulas de la corrupción.
Insisto con mi pregunta, a ver si alguien me la responde: antes, ¿nadie se daba cuenta?

3 comentarios:

  1. Sí, kalamuchitense, yo te contesto. Sí se sabía. Algunas cosas. El boom inmobiliario y el desquiciado aumento del precio del suelo y la vivienda en España llegaron entre 1990 y 2005 a tal punto, que a nadie le escocía lo que se estaba pudriendo detrás. Algunas voces gritaban la peste, pero en aquellas condiciones nadie quería oírlo. Ha tenido que llegar la crisis para que la sociedad se mire el culo.
    El caso de Cataluña, de todas formas, es diferente. Siempre ha existido un pacto tácito entre los grandes partidos para no echarse mierda encima. Por eso cuando Pasqual Maragall dijo en el Parlament que Convergència haría bien en revisar "su 3 por ciento", todos, los suyos y los otros, se echaron las manos a la cabeza. Y aquello se tapó.
    No sé, quizás los periodistas deberíamos entonar un mea culpa, pero como yo no suelo entonar ese tipo de mantras, seguiré atenta a lo que vaya reventando.

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  2. Lo sospechaba, pero nada de meas culpas.
    No hablo de periodistas sino de empresas, Cristina: conozco algo de la historia de nuestro desafinado Clarín. Los periodistas hacen lo que pueden, no todos son héroes ni mártires, que es lo mismo. De "La Voz del Interior", principal diario de Córdoba -que oh casualidad pertenece a Clarín- echaron como a un perro a uno de sus secretarios de redacción, nada más que por haber escrito en contra de la patronal agropecuaria, cuando ésta salió a cortar las rutas el año pasado. Hoy el tipo se las rebusca para seguir viviendo y opinando, pero nadie en los medios vinculados al Grupo Clarín se solidarizó con su situación.
    Que siga entonces el reviente de pústulas, pero que llegue alguna vez hasta los corruptores.

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  3. Aparte de todas las corruptelas de los financieros y constructores con sus complicidades políticas está la propia corrupción política en sí que sólo busca sus propios privilegios y el poder por el poder. Dicen que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente. La democracia plutocrática y nepótica, que es la que tenemos, necesita el gran correctivo de la abstención mayoritaria. Y, en nuestro caso, una actitud más decidida del poder judicial (la otra pata del banco de la tapadera) y del Jefe del Estado.

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