Diversos testimonios, procedentes a menudo de antiguos compañeros de Charles Taylor, implican a Blaise Compaoré en el asesinato de Thomas Sankara con la complicidad de Houphouët Boigny, pero también de Francia, de la CIA y de otras personalidades africanas.
En abril de 2006, el Comité de Derechos Humanos de la ONU, a petición del Colectivo Jurídico de la campaña internacional Justicia para Thomas Sankara (CIJS) y en nombre de la familia, daba la razón a los denunciantes y pedía al estado burkinabé de aclarar el asesinato de Thomas Sankara, de garantizar a la familia los medios para una justicia imparcial, de rectificar su acta de defunción, de demostrar el lugar en que está enterrado, de compensar a la familia por el trauma sufrido y de divulgar públicamente la decisión del Comité.
El 21 de abril de 2008, el comité de Derechos Humanos de la ONU, en absoluta contradicción con la decisión precedente, da el caso por cerrado sin que ninguna investigación haya sido puesto en marcha. Esta decisión no hace honor a esta institución.
En el seno de la comunidad internacional, algunos parecen ver en Blaise Compaoré a un hombre de paz, él que sin embargo ha estado notoriamente implicado en los conflictos de Liberia y Sierra Leona y en casos de tráfico de armas y de diamantes para la UNITA de Jonas Sawimbi, en aquella época bajo embargo de la ONU, y más recientemente en el conflicto que desgarró a Costa de Marfil.
Esa misma comunidad internacional nos pide que nos apiademos de ese continente, sin embargo tan rico, que es África, mientras sigue trabajando para perpetuar su asistencia y su sumisión. En realidad, las auténticas razones de las dificultades de África han de buscarse en las redes internacionales que fomentan las guerras y los asesinatos para conservar su control sobre las riquezas del continente con la complicidad de los países occidentales y de ciertos dirigentes africanos.
Más de 22 años después de su asesinato, Sankara, personaje histórico, líder africano de primer orden, representa cada vez más una referencia como gobernante íntegro, resuelto, creativo y valiente, precursor de la lucha por la defensa del medio-ambiente, y la revolución burkinabé se ha convertido en un modelo de desarrollo. Sankara fue asesinado por denunciar la deuda y el dictado de las potencia occidentales, pero también por abordar una política decidida en su país orientada hacia las necesidades de la población, abriéndose al mismo tiempo hacia el panafricanismo.
Por ello apoyamos y hacemos un llamamiento para que se apoye las iniciativas del colectivo jurídico CIJS que, desde hace doce años y sin descanso, intenta llevar a cabo acciones jurídicas junto a la familia Sankara.
Pedimos la apertura de los archivos de los países que los testimonios señalan como implicados, a saber Francia, EEUU, pero también Costa de Marfil. Togo y Libia.
Pedimos que se acometa inmediatamente una investigación independiente sobre el asesinato de Thomas Sankara. Se trata de un deber de la comunidad internacional, un derecho para la familia de Sankara, una exigencia para la juventud africana, una necesidad para el futuro de este continente que no sabría construirse con una historia amputada de la verdad sobre uno de los episodios de mayor envergadura del siglo XX.
Hacemos un llamamiento a la juventud, a los partidos democráticos, al movimiento social africano y del resto del mundo para que sigan movilizándose para que esta investigación se lleve a cabo, lo que supondría un gran paso para poner fin a la impunidad en África.
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