Que un amigo reaparezca es siempre un módico milagro. En casa suena el teléfono y es Ernesto, el "Negro" Leiva, músico impresionante, con el que tuve el placer de compartir la composición de algunas canciones y de asistir deslumbrado a sus improvisaciones entre amigos amantes de la música, la poesía y el vino berreta. Éramos muy pobres, todos, y la dictadura insistía en seguir descalabrando a la Argentina, pero nosotros nos ocupábamos de construir nuestra fortificada resistencia estética a tanto desmadre.
Un día, el Negro -que de ningún modo es un tipo serio- se piantó para Ushuaia. Sí, el culo austral del mundo, capital de Tierra del Fuego. Dejé de verlo, pasaron meses y luego años.
Y ayer sonó el teléfono en casa y era él. Un tucumano a tiro de témpano, que sigue componiendo, cantando, tocando, dirigiendo coros y cantatas, deslumbrando.
La iglesia católica canoniza santones e insiste en apariciones de diversas vírgenes de dudosas condiciones morales y extra humanas.
Pero el verdadero milagro, el cotidiano, es la amistad.
Tienes razón, llámame anticuado, pero es de las cosas que como bien no pasan todos los dias nos hacen recordar con nostalgia esos tiempos, aveces mejores aveces peores
ResponderEliminarsaludos
Y hablando de amistad, ¿cuándo te vemos por Barcelona?
ResponderEliminarY seguimos cantando...
ResponderEliminarEn julio se supone que ande por cierta feria de indeseables, a lo mejor ahí conecto para pasar por la ciudad condal, aunque dada mi estrechez dineraria, está por verse.