El creciente reclamo de madres solteras sobre el presidente obispo de Paraguay no toma en cuenta que ningún cristiano de a pie usa forro, obediente a las directivas del Papa Benedicto: mucho menos, un señor obispo. Y aunque en el caso de Lugo haya dejado de serlo, parece notorio que no abandonó los hábitos de cojer/follar en toda circunstancia y con quien se le cruce. Cuestionar, entonces, al presidente paraguayo por la prole que engendró antes de asumir su cargo es de muy mala leche. O de muy buena, según se vea. Por allí chimentan que los críos en lista de espera para ser reconocidos suman ya diecisiete.
No sé cuánto gana un presidente en Paraguay, ni si Lugo recibe aún estipendios de obispo. En cualquier caso, va a tener que laburar a jornada doble, retomando tal vez en paralelo sus funciones eclesiásticas, si quiere de verdad parar la olla de tantas bocas.
Padre nuestro, dicen los críos. No rezan: acusan, demandan alimento.
No sé cuánto gana un presidente en Paraguay, ni si Lugo recibe aún estipendios de obispo. En cualquier caso, va a tener que laburar a jornada doble, retomando tal vez en paralelo sus funciones eclesiásticas, si quiere de verdad parar la olla de tantas bocas.
Padre nuestro, dicen los críos. No rezan: acusan, demandan alimento.
ESte si es "el padre de la patria" las minas Hacen cola con el frasco del ADN:
ResponderEliminarAbrazo, buen parto con el libro. R.
Creo que, en el fondo, sólo se trata de puta envidia la crítica a este buen hombre. ¿Acaso a los sacerdotes no se les llama "padre"? ¿Que tiene de malo ser literal?
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