No falta mucho. Hombres y mujeres fabricados en serie, en unidades de procesamiento genético. Los habrá de diferentes clases y marcas, para usos específicos. El amor y el odio, la ambición y el olvido, quedarán en los libros de papel que nadie leerá porque son pesados y sus textos no pueden corregirse o ser reemplazados.
Habrá hombres y mujeres de distintos precios, por lo que nada habrá cambiado demasiado. Los de buena marca estarán al norte, los de menor jerarquía al sur, cada cual en su góndola, esperando a ser elegidos por el cliente. ¿Qué cliente? Otro al que antes han elegido, y así.
Se formarán frente a los hipermercados filas interminables de aspirantes a lo eterno, esperando sus turnos, sus raciones de inmortalidad.
Y al caer la tarde estallarán los soles como las bombas sobre Bagdad.
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