viernes, junio 12, 2009

FELICES LOS NIÑOS



¿Qué no habría hecho la Santa Iglesia Católica si en pleno medioevo hubiera tenido a su alcance el manejo de los medios de comunicación, que hoy tienen las grandes empresas periodísticas? Imaginaos, mortales, una Santa Inquisición con canales de t.v., grandes diarios, portales de internet, plantas de papel prensa, políticos a la carta, periodistas cortesanos, ¡cuánto cuarto poder!
Al cura Grassi, creador y fogonero multimediático de la fundación "Felices los niños" (sic & sic) le sacudieron 15 años por pedófilo, aunque como la sentencia no está firme, el padre violador andará suelto por esas calles de su Dios. El problema, con ser grave, no es que el cura condenado en primera instancia no espere la confirmación tras los barrotes, ni siquiera que sea lo que todavía niega ser: un vómito de la especie.
El problema es que sobre ese despojo vuela en círculos el "periodismo independiente" que lo escrachó y condenó en prematura instancia ante la opinión pública, hace años. Son los mismos fiscales mediáticos que, a la hora de investigar de una vez por todas la legitimidad de una adopción en plena dictadura, que habría beneficiado a su patronal cuando los hijos de desaparecidos se entregaban al mejor postor y cuando ese "periodismo independiente" arrimaba tizones a la hoguera del poder, optó por el silencio de los inocentes.
Si de violadores estamos tratando, que a la hostia del desprecio se la traguen todos y no sólo los perejiles con sotana. A la sombra eterna, no a pasear por la vereda más soleada.

2 comentarios:

  1. Estimado Guillermo
    Soy Alejandro castellani, nos conocimos en la feria del libro de Sta Rosa de Calamuchita, donde en el apuro de empezar mi charla y mi timidez, olvidé pedir tu correo electrónico
    para estar en contacto contigo.
    Espero hayas podido leer mi novela y que no te haya parecido tan mala
    te mando un abrazo y espero poder recibir un correo tuyo para estar en contacto
    Alejandro
    castellaniaf@hotmail.com

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  2. Perdoname la demora, Alejandro. Te escribo ya. Me leí "La noche del fiscal" de una sentada, como dicen los gallegos. Pero hablamos.
    Guillermo

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