miércoles, abril 29, 2009

LA RIOJA, CAPITAL DE MÉXICO

Jorge Yoma, embajador argentino en México y candidato a diputado

La gripe porcina preocupa al embajador argentino en México. Entrevistado por la televisión porteña, Jorge Yoma afirmó que el gobierno mexicano estaba actuando con toda energía y responsabilidad en el control de la peste. Curiosa, la cronista quiso saber si el embajador tenía miedo de contagiarse, a lo que Yoma respondió que primero estaba su deber.
-¿Dónde está usted ahora, embajador?- quiso saber la cronista, aludiendo a qué zona de la capital o del interior mexicano recorría nuestro representante diplomático, en su desvelo por atender a las necesidades de nuestros compatriotas en tierra azteca.
-A punto de abordar un avión... en el aeropuerto de La Rioja- respondió, muy suelto, Yoma. -Mañana mismo viajo a México.
-Pero el gobierno argentino habría suspendido todos los vuelos a México, embajador.
-Ah... en ese caso viajaré en cuanto los vuelos se reanuden- dijo Yoma y, suponemos, se estiró en su fresca cama riojana y siguió durmiendo la siesta mientras mascullaba un periodistas hinchapelotas.

sábado, abril 25, 2009

PENAS Y OLVIDOS






Los escritores somos muy de firmar manifiestos, solicitadas y proclamas condenando todo lo condenable de este mundo algo retorcido e injusto. Y está bien que así suceda.
Lo que no está nada bien es que no siempre sucede así. Podemos -y debemos- condenar la explotación del hombre por el hombre, la violencia de género, el abuso de menores, el racismo y la xenofobia, tantas lacras. Pero somos más reticentes -cuando no, complacientes- en condenar públicamente los abusos de la industria editorial y de su cómplice, el poder de los medios. Dos factores que no casualmente nos promueven a la siempre acotada notoriedad de la que puede gozar un escritor o nos entierran en el absoluto anonimato. Y no es una cuestión de vanidades -que las tenemos, y de qué calibres- sino de ejercer nuestro oficio con alguna dignidad y consecuencia. Porque lo que hacemos, escribir libros, necesita de esos dos factores antes mencionados. No para crear nuestros imperfectos mundos -que para ello nos elige la soledad y nos valemos de esos recursos irreemplazables que son el trabajo personal y una pizca de talento- sino para difundirlos, para que lleguen a quien le dará sentido final a nuestra tarea: el lector.
Vivimos en una sociedad capitalista -algo derrengada por el sobrepeso financiero pero sin opciones sólidas o creíbles a la vista-. Si nadie, o muy pocos, compran y leen lo que hacemos, no hay mercancía, no hay consumidor posible, no hay capitalismo ni hay tu tía. Los editores y los mediáticos saben de nuestra dependencia de sus poderes casi absolutos. Y aunque ellos, en muchos casos, sean tan peones como nosotros los obreros de la palabra, se desplazan sobre el ajedrez "literario" con la prepotencia y a veces la ceguera propia de los reyes. Condenando y absolviendo, consagrando, defenestrando e ignorando, según caprichos personales aunque, la mayoría del tiempo, obedeciendo a intereses comerciales concretos.
Pocos escritores se les animan a esta corporación multimediática. Saben, sabemos, de su inmenso poder. Y en la mayoría de los casos arrugan -arrugamos-.
Hay excepciones. Una de ellas, la que recuerdo, fue la de Osvaldo Soriano. Claro, para lanzarse al ruedo en su condición de gladiador solitario, Soriano se supo armado con la mejor defensa posible para un escritor: era el más vendido de la Argentina. Sin embargo otros, muchos, aún tocados por los óleos del bestselerismo o la academia, prefieren arroparse entre las almidonadas faldas y hundir sus culos en los mullidos cojines de la industria editorial y periodística.
Soriano no. Periodista él mismo, desde un diario que por entonces era una opción independiente, denunció con pelos y señales, en una serie de inolvidables notas, las humillaciones que sobre él y el resto de nuestro fragmentado gremio se desploman cada vez que creemos tener un producto para vender y buscamos quien le dé forma comercial.
Hay que decir que los puristas, los consagrados por el sistema y los "académicos" miraban a Osvaldo con indisimulado desdén. Y mucha envidia, claro, por sus ventas. Soriano, en cambio, lejos de hacer causa común con quienes habían editado sus novelas -y habían hecho con ellas negocios mucho más redituables de los que hacemos los autores-, trazó un inventario de los manejos y postergaciones a que lo había sometido la industria desde que empezó a destacarse en el prolijo pero conformista panorama literario local.
Ahora que en Buenos Aires empieza la edición anual de la Feria del Libro, estaría bueno que se debata el rol de los empresarios del libro y de la comunicación en general, cuando de promover nuestro trabajo se trata. Claro, lo que digo parece una ingenuidad: esos mismos empresarios montan la feria y a ellos mismos está dirigido todo el esfuerzo, aunque se invoque la presencia a menudo esotérica del autor.

Soriano ha muerto, demasiado pronto para el gusto de muchos -sus lectores- y gracias a Dios para unos pocos pero poderosos, los que deciden de qué hablaremos cada día, a quiénes respetaremos y a quiénes despreciaremos, qué leeremos o por lo menos compraremos para lucir nuestras máscaras de ciudadanos informados y lectores cultos.
Y es que en el fondo -que está acá nomás, a la vuelta de la esquina-, para la industria no hay tales ciudadanos ni lectores: hay consumidores.

miércoles, abril 22, 2009

PADRE NUESTRO




El creciente reclamo de madres solteras sobre el presidente obispo de Paraguay no toma en cuenta que ningún cristiano de a pie usa forro, obediente a las directivas del Papa Benedicto: mucho menos, un señor obispo. Y aunque en el caso de Lugo haya dejado de serlo, parece notorio que no abandonó los hábitos de cojer/follar en toda circunstancia y con quien se le cruce. Cuestionar, entonces, al presidente paraguayo por la prole que engendró antes de asumir su cargo es de muy mala leche. O de muy buena, según se vea. Por allí chimentan que los críos en lista de espera para ser reconocidos suman ya diecisiete.
No sé cuánto gana un presidente en Paraguay, ni si Lugo recibe aún estipendios de obispo. En cualquier caso, va a tener que laburar a jornada doble, retomando tal vez en paralelo sus funciones eclesiásticas, si quiere de verdad parar la olla de tantas bocas.
Padre nuestro, dicen los críos. No rezan: acusan, demandan alimento.

martes, abril 21, 2009

TIERNA DESVENTURA DEL GRITO

Semblanza de Lubrano Zas
por Aníbal Lomba (www.boedoweb.com.ar)

Lubrano Zas es uno de esos escritores que, como casi todos aquellos que formaron o antecedieron o sucedieron a la Generación de Boedo, como Juan Pedro Calou, Palazzo, Mariani, Riccio, Barletta, Castelnuovo o el mismo Yunque, han sido reducidos al limitado mundo de un grupo de viejos lectores o unos pocos nuevos estudiantes o investigadores que por sí mismo van descubriendo ese nuevo mundo literario, alejado de la industria de los best sellers.
Lubrano Zas es uno de aquellos hombres que, en palabras de Roberto Díaz, han hecho una literatura cargada de humanismo, de recatada ternura, con una prosa impregnada de lirismo, que ha volcado en cuentos imperecederos que dejan huella en la sensibilidad del lector. Nacido en Rosario el 29 de mayo de 1913 con el nombre de Máximo José Lubrano, adoptó para la firma de sus obras un apodo constituido por los apellidos de sus padres (Fernando Lubrano y Mercedes Zas): Lubrano Zas.
Conoció a Álvaro Yunque, a Elías Castelnuovo, a Leónidas Barletta, a Roberto Mariani, Raúl González Tuñón, convirtiéndose en el tiempo en el último historiador contemporáneo del mítico Grupo. Nos dejó sus Palabras con Elías Castelnuovo, sus Aproximaciones a Álvaro Yunque producto de largas entrevistas con ambos escritores; Gustavo Riccio, un poeta de Boedo y "Boedistas y precursores" libros que constituyen herramienta imprescindible para introducirse en el estudio del Grupo de Boedo. Pero literariamente, su obra se ejemplariza en sus cuentos cortos. Mi casa está lejos obtuvo la Faja de Honor de la SADE y el Premio del Consejo del Escritor, Seguiré contando hasta el fin, Tierna desventura del grito, son otros títulos de su valiosa obra. Falleció en Buenos Aires el 8 de diciembre de 1999.

lunes, abril 20, 2009

COMO LUCHANDO TODAVÍA








El box ha dado tema para mucha ficción, sobre todo en cine, un poco menos en la literatura. El combate a golpes de puño enguantado supo convocar multitudes en el Luna Park, mientras miles de aficionados seguían las peleas por radio.
Es muy conocido el relato de Cortázar, "Torito", sobre la agonía de un boxeador que pudo ser Luis Ángel Firpo, inolvidable para quienes lo leyeron tanto como para quienes lo escucharon luego en la voz de su autor.
Poco recordado, aunque igual de contundente, es el cuento de Lubrano Zas sobre el "Mono" Gatica. No recuerdo cómo se llamaba, tampoco pude ubicarlo en los omnibuscadores de internet, tal vez porque su autor murió hace mucho, era de otra época, tampoco sé si el cuento fue editado en libro o lo leí en "El escarabajo de oro" o en "Hoy en la cultura", revistas que en los ´60 colgaban de los kioscos de la calle Corrientes como racimos de inteligencia y compromiso estético y político.
Si el relato de Cortázar está narrado en primera persona, el de Lubrano Zas se valía de la segunda, plantando al autor en una complicidad dolorosa con un campeón degradado por las reglas crueles del negocio y por la no menos impiadosa venganza política del gorilaje antiperonista. Porque el "Mono" era peronista, muy peronista, demasiado para un tiempo de intolerancia. Su vida está contada en cine con toda la belleza de que es capaz Leonardo Favio, otro muy peronista.
Pero cito aquí a Gatica porque nunca olvidé el cierre de aquel conmovedor relato de Lubrano Zas sobre su gloria y decadencia.
Gatica murió pretendiendo treparse a un colectivo en movimiento, aunque ya su vida se entremezclaba peligrosamente con sus recuerdos: intentando asirse a la puerta, trastabilló y cayó bajo las ruedas del bondi. Manoteó el aire como en tantas peleas intentó agarrar al adversario para aliviar y responder al castigo:
Como luchando, todavía, Mono. Como luchando.
Dijo, escribió Lubrano Zas, a modo de epílogo para la historia de un campeón.

domingo, abril 19, 2009

LA VIDA BREVE


El uso de menores por parte de bandas organizadas, con el apoyo y/o el consentimiento de la policía, es tema archiconocido por fiscales, jueces y, obviamente, autoridades policiales. El menor es el eslabón más débil de la cadena, es descartable (ver nota de "Página 12" de hoy). Les pagan $ 350 por auto y, si caen presos, nadie los defenderá. Muchos de ellos actúan bajo los efectos del paco, una droga armada con elementos residuales que destruye el cerebro en cuestión de semanas.
Para la dirigencia política, sin embargo, es más redituable culpar a las autoridades de turno que colaborar ocupándose realmente del tema, articulando y promoviendo una investigación a fondo y castigando ejemplarmente a los responsables. Los sucesivos gobiernos sólo atinan a "defenderse", enumerando la cantidad de efectivos y de patrulleros incorporados a las fuerzas policiales.
Los medios de incomunicación hacen su agosto mediático poniéndole micrófonos a líderes de opinión como Susana Giménez o Cacho Castaña, que promueven a voz en cuello la necesidad de implementar la pena capital y, sugerido entre líneas, la salida a la calle de escuadrones de la muerte.
Durante la primera mitad de los ´70, las organizaciones políticas y sociales trabajaron activamente en las villas miseria, logrando avances significativos en promover y apoyar la organización de sus pobladores en movimientos reivindicativos y de trabajo comunitario. Los llamados "curas del tercer mundo" fueron activos protagonistas de esta etapa. Unos y otros pagaron luego con sus vidas tales atrevimientos, la represión peronista de Isabel y López Rega, primero, y luego la dictadura del ´76, se ensañaron con ellos de manera despiadada.
Con el asesinato de tanta militancia se desmanteló esa acción social, que acabaría de liquidarse durante los ´90, bajo la acción predadora del menemismo que destruyó el aparato productivo de la nación. Las villas crecieron, ya no como lugares de una acción social reparadora sino como aguantaderos de la delincuencia, con una población cautiva, rehén de narcos, secuestradores y otros bellos ejemplares de la condición humana.
Es de onanistas -o sea, de pajeros- que buscan su propio placer masajeándose las entrepiernas con manoplas de hierro y clavos, discutir si hay que colgar a los de catorce o asesinarlos en los vientres de sus madres cabecitanegras. Como siempre, la derecha, el fascismo (des)fachatado promueve la desmovilización, el individualismo cerril, porque ése es su campo de dominación. El muro abortado entre dos partidos del GBA es juego de niños comparado con el otro muro, el de las complicidades partidarias, estructurales, de una sociedad que no quiere, que no tolera, que repudia mirarse al espejo de las aberraciones que ella misma -apoyando dictaduras o gestiones políticas basadas en una feroz exclusión social- ha engendrado.