Esta carta que te escribo no
tendrá destinatario.
Hablaré en ella de lo que vivimos juntos, sin nombrarte ni
incluirme, en una persona que no será la primera ni la segunda ni la tercera
del singular ni del plural.
Contaré lo que supe antes de
enterarme, lo que lenta y suave me enseñaste a ignorar, cerraré las ventanas
que no fueron abiertas y veré al sol ponerse poco antes del amanecer.
En esta carta que se irá muy
lejos estás vos, tu caricia de la noche entera, el adiós que nos debemos.
Escribo esta noche para
contarme lo que nunca será dicho, lo que tarde reclamarás en una oficina de
correos perdida en el desierto.
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