martes, enero 08, 2013

SOLOS



Hay tipos que editaron una novela (corta) y unos relatos, y se los recordará por siempre, como Juan Rulfo.
Otros escribieron veinte o treinta sin haber siquiera rozado a la literatura.
Salvador Benesdra –de quien escribo en otra entrada, motivado por una entusiasta referencia de Luis Mey a su única novela, “El traductor”- saltó por la ventana de su departamento sin haberla editado. No había cumplido 50 años.
A los 59 años, Jorge Baron Biza, autor de “El desierto y su semilla” se lanzó al vacío desde un piso 12. Como Benesdra, era también periodista y parte de una familia de trágica historia en Córdoba.
A los 31 años, John Kennedy Toole ya había escrito y tratado infructuosamente de editar “La conjura de los necios”. Le dieron el Pullitzer después de haberse quitado la vida.
Rulfo tuvo una vida no demasiado larga pero tranquila, viajó por el mundo y disfrutó de un merecido reconocimiento a su breve pero trascendente obra.
Los hiper prolíficos que no rozan la literatura pueden llamarse como se llamen y ser viajeros frecuentes, al punto de conocer el mundo sin haberlo penetrado y gozar de franquicias para parientes en las compañías aéreas.
Las novelas de Benesdra, Barón Biza y Kennedy Toole son magníficas y podrían haber dado a sus autores la posibilidad de vivir creyendo que no estaban solos.
Pero estuvieron solos.

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