miércoles, julio 20, 2011

TODO ESTE TIEMPO


Llegas tarde, como fue tu costumbre, y sin avisar. Sé que eres tú porque nunca supe nada de ti. Te abro la puerta sin mirarte y lo que entra se parece tanto a la brisa de aquella tarde, a la sombra tenue sobre la grava, a la excusa pueril para decir que sin embargo no era de adiós de lo que hablabas.
Todo este tiempo, dices ahora. No cierro la puerta y me preguntas si esperaba a alguien. Ya no, te digo.
O digo, simplemente, y salgo.

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