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ALGUIEN QUE ANDA POR AHÍ
El fuego, como Dios, anda por ahí. Pero mientras no lo veas cerca, mientras no te joda, no existe. Lo asociás, a lo sumo, con el infierno o con un buen asado, que en esencia son lo mismo, porque si vas al infierno no hay eternidad que valga, se te carbonizan los pecados y a otra cosa mariposa. Y un buen asado bajo fuego intenso se transforma en barbacoa, otro infierno.
La semana pasada se incendió media provincia de Córdoba, en la que vivo. No es la primera vez que el fuego llama a mi puerta, aunque esta vez lo hizo con cierta prepotencia. Sí es la primera vez que tuve que enfrentarlo, verle la cara, mirarlo a los mil ojos rojos con los que el muy guacho pretende hipnotizarte. Hubo bomberos voluntarios -héroes anónimos, los únicos posibles-, vecinos solidarios, y pudimos, entre todos, convencerlo de que la señora no estaba en casa, que volviera más tarde. Pero no es de eso que quería escribir sino de su cara, su trucha, sus ojos -mil, dije que eran- mirándome, reconociéndome, incendiando mis sueños como a praderas y bosques.
No fui el único al que visitó, hubo centenares de otros visitados, ciento veinte mil hectáreas quemadas, casas destruidas, desazón y promesas políticas que nunca se cumplirán.
Pero no sé si otros tuvieron la loca oportunidad que yo tuve. Mirarlo, verle la cara y que él, o ella, me mirara. Más antigua que otras religiones, la del fuego, y tan violenta o mansa como todas, nunca se extingue. Y cuando sale de cruzadas no hay padrenuestro aprendido de apuro que valga.
no es alguien, es la bestia. La Bestia. La muerte no sólo es alguien.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=XrSzXBtzBsY
Te echaba de menos.