domingo, mayo 05, 2013

FRAGILIDADES


Aceptar que el amor es el paso lento sobre la capa de hielo, el riesgo de que se quiebre y el intenso frío de la soledad nos trague, nos devore, nos incorpore al silencio.Besarte como si no fueras posible, pensarte inalcanzable aunque te tenga entre mis brazos.

jueves, mayo 02, 2013

O CUENTO PARA QUE SUENE UNA MÚSICA


¿Es trabajo escribir? Y si lo fuera, ¿qué? ¿Debe alguien pagarnos por ello?
Preguntas de este tipo proliferan en la pedorra noche existencial como lo que son, fuegos de artificio, petardos multicolores que se extinguen entre explosiones de ira, felicidad y desconcierto.
Me siento y escribo –o lo hago de pie, como Dostoievsky, atormentado por sus crisis hemorroidales. ¿O era Chejov? Un ruso, seguro. El vodka y los fermentos hacen estragos en la mucosa rectal.
Si nadie me paga, ¿escribo? Y si me pagan, ¿qué escribo? Vos tendrás tus respuestas, yo no. Si las tuviera, no escribiría.
Pero no sé de qué se trata, quién es quién en la galería de celebridades y de anónimos, qué forma es superior a otra, qué mentiras encubre una ficción que indaga en la verdad, por qué pasillos malolientes de un hospital abandonado vaga el último paciente de la locura.
¿Vale lo que cuento? O cuento para que suene una música, unos compases que golpean a tu puerta por la noche, una mujer desnuda que se desliza en tu cama sólo para desvanecerse al primer abrazo.
Un hombre ha muerto esta mañana en Amaicha del Valle, Tucumán. Plena montaña, al borde de un arroyo seco. Lo encontró un arriero y sentó su cadáver sobre una piedra blanca. Al trepar el sol sobre el altar del mediodía, el muerto miró al arriero para recién entonces cerrar los ojos.
“Ceremonias de la soledad”, murmuró el arriero y emprendió el regreso a su rancho de piedra y adobe.
La mujer desnuda –él no lo sabe- lo visitará esta noche.

sábado, abril 20, 2013

JUEGOS



¿A qué jugás?
El pibe, no más de cinco, seis, exagerando, no entiende mi pregunta.
Ahí sentado en el umbral de una casa que no es tuya –le digo: ¿te perdiste?
Me mira y se incorpora, toma aire, como si fuera a dar un salto que lo excede hacia alguna orilla demasiado lejana. Exhala, me da la espalda, apoya su mano sobre el picaporte de la puerta de la casa y entra.
Entro tras él, pasado el primer momento de sorpresa: es mi casa, vivo solo y nadie más que yo tiene la llave.
Recorro la casa buscándolo, primero con cierta displicencia, habitación por habitación, los muchos escondites de una casa vieja. Y nada.
Pasaré el resto de ese día y los siguientes buscándolo, recorriendo pasillos, recovecos, el altillo.
Tal vez un día, temprano en la mañana y apenas por un rato, lo encuentre jugando en el patio.

martes, abril 09, 2013

NOTICIAS A LAS NUEVE


Te callaste tantas veces que una mancha más al tigre qué le hace.
En minutos todo volverá a la normalidad.
Te suena familiar ese tronar a derrumbe con cada mueble derribado y destrozado, esos gritos que alguien sofoca a golpes, la música a todo volumen, gritos de falsa euforia para tapar los alaridos.
Después el estampido que puede ser la puerta o un arma de fuego. De bajo calibre porque tampoco es para tanto.
Pasos por el corredor, voces que se pierden hacia los pisos inferiores, el par de autos que arrancan ahí mismo mordiendo el asfalto y meta sirena, cuatro pisos por debajo de tu ventana.
Mañana los de la tele preguntarán al portero, al encargado del edificio y te verás a la noche en “Noticias a las nueve”.
-No vi nada- dirás. –Algunos gritos, es cierto, pero eran de pelearse mucho.
Y mientras muestran el frente del edificio y el periodista dice que esto pasa cada noche en la ciudad y nunca nadie ve nada, pensarás qué viejo se me ve en la tele, me estoy quedando pelado.

viernes, abril 05, 2013

TERMINALES


De este pueblo, como de tantos otros, hay dos formas de irse: subiéndote a un ómnibus o ahorcándote. La primera es más cómoda y sabés a dónde vas. Del destino final de la segunda no hay noticias, sólo conjeturas.
No hace tanto tiempo, alguien aprovechó que nos cruzamos a la salida de la panadería para contarme sus penas. A la mañana siguiente lo encontraron en el baño público de la terminal de ómnibus, balanceándose por debajo del depósito de agua que acabó desprendiéndose con cierto estrépito.
El agua que inmediatamente empezó a salir a chorros del caño roto se llevó la sangre, ya desteñida, hasta las plataformas junto a las cuales se detienen los ómnibus, llamando la atención de los muy escasos pasajeros que suben o bajan en este pueblo.
Una ambulancia y un plomero pusieron fin a la triste experiencia de quien, apenas un día antes y frente a la panadería, se había despedido de mí diciendo pero no todo está perdido.

jueves, abril 04, 2013

ÚLTIMO AMOR



Olvidame cuando cierres esa puerta.
No tengas piedad. O mejor, no la finjas.
Da ese portazo, dispará ese adiós sobre tu aventura, mi último amor.