viernes, diciembre 21, 2012

DIOSES EN CADENAS


“¡Todos moriréis, todos!”, brama Dios frente a su Omnimonitor, cabreado por la proliferación de pretendientes a la inmortalidad.
-Pero Señor, si morir es ley de vida…- intenta serenarlo su A.J. (Alcahuete en Jefe): -Disculpadme pero no puedes amenazar con aquello que Tú mismo has escrito. Recuerda esa célebre monografía Tuya sobre la vida eterna.
“¿Yo escribí eso?”
-Aunque lo haya hecho un ghost writer… De aquí partieron los fondos para sus honorarios.
“Me subleva que tanto imbécil pretenda ser eterno cuando ni Yo lo soy”.
-Pero porque han vivido engañados, creyendo en Vuestra Doctrina, My Boss: diles la verdad.
“¿You think so, che…? ¿Qué día es hoy?”
-21 de diciembre de 2012, el día en que los mayas…
“¡Bingo! Prepara la Cadena Internacional de Noticias Celestiales: esta noche hablo Yo”.
-Maestro Sublime, sabe cuánto lo admiro e idolatro…
“Te sobran las razones, eres mi lacayo predilecto”.
-Debo, por ello mismo, deciros algo que espero no os moleste.
“Habla, Gran Tunante”.
-Si no existiera Cristina, Usted sería Dios. Pero Cristina existe. Y habla esta noche por la cadena nacional de Argentina.
“Tienes razón, comunícame con ella ahora mismo.
-¿Le va a ordenar que se calle?
“No, insensato. Le voy a rogar que por lo menos me mencione una vez.”

miércoles, diciembre 19, 2012

VERDURA


De apellido, Verdura. Y en cuanto decía que su apellido era Verdura ya no importaba el nombre ni la profesión ni si alguna vez había sido feliz. Llamarse Verdura era mucho más poderoso que cualquier otro dato sobre su persona que, a partir de la revelación, pasaba desapercibida.
Debería haber cumplido los 54 cuando lo sorprendió la sequía. Ese año no llovió ni una gota, se secaron las cosechas y las pasturas, miles de cabezas de ganado se perdieron entre bosques desvastados y salitrales, los ríos sólo llevaban polvaredas y hasta el mar huyó de las costas.
Sentado en su sillón predilecto, Verdura leyó y releyó mil veces “Continuidad de los parques”, de Cortázar. Mil veces detuvo la mano asesina y a empezar de nuevo, convirtiendo lo circunstancial en cotidiano.
En la noche del 31 de diciembre y en medio de la primera gran tormenta de ese año, permitió que el asesino acabara su faena.
La desmentida del puñal hundiéndose en su espalda lo llenó de alivio.
Supo, ante la inminencia de su muerte, que de carne somos aunque nos llamemos verdura.

sábado, diciembre 08, 2012

PESTE URBANA


PESTE URBANA

Se dio cuenta de que el tiempo retrocedía cuando sus amigos y conocidos empezaron a rejuvenecer.
Creyó estar enfermo y buscó a su médico. No lo encontró, no se había recibido aún de médico, “el año que viene se gradúa”, le dijo la madre del médico que, por lo que él sabía, debía estar muerta hace años.
Abandonó la ciudad, a lo mejor es una peste urbana –se dijo. Se subió a un avión, un Airbus, pero en pleno vuelo la nave se transformó en un Douglas a turbohélice que aterrizó de emergencia en una isla del Pacífico.
Buen clima, sol radiante y la atención del hotel que dispuso la compañía aérea para los pasajeros en tránsito, inmejorable.
Se echó a descansar en la blanca arena de la playa, bajo una palmera, después de un par de tragos y algún chapuzón en las aguas transparentes del Caribe.
Se durmió profunda y largamente.
Al despertar, estaba solo.

viernes, diciembre 07, 2012

BRASILIA YA SUEÑA CON NIEMEYER


Acaba de extinguirse Oscar Niemeyer.
Hace apenas quince días estuve –con Patricia Ratto y Carlos Gamerro- en Brasilia.
Rara criatura, la actual capital de Brasil. Algo descuidada y con un diseño urbano que hace bastante más difícil la ya ardua obligación de desplazarse de un lugar a otro. El transporte público es –me dicen- escaso y malo. No hay metro ni la posibilidad de construirlo porque la ciudad es “patrimonio cultural de la humanidad” y no puede ser modificada en su estructura, o algo así.
No creo que Niemeyer haya imaginado un siglo XXI sin peatones, aún compartiendo los soñados mundos de Bradbury o Asimov. Por su longevidad –que no sé si estuvo en sus cálculos-, Niemeyer se asomó al futuro, puso un pie –o ambos- en él.
Y caminó despacio, tanteando el polvo, la humedad y las canciones de un tiempo ya espectral, diciéndose hice bien en imaginar Brasilia.
Desde hace un par de días Brasilia sueña con Niemeyer.

miércoles, diciembre 05, 2012

PESO Y POLVO


Después de deleitarme anteanoche con el antiguo reportaje de la TVE a Juan Rulfo, me topo anoche en otro canal con Jorge Asís.
Tres cronistas jóvenes –cuya especialidad parece ser la economía- lo reverencian en cámara. Asís se jacta de haber escrito ya veintipico largo de libros y de que todavía se hable de “Flores robadas en los jardines de Quilmes”.
Aclara que “Flores robadas…” fue su cuarta o quinta novela, que su obra había arrancado antes con “Los reventados”. 
Yo leí “Flores…” –un fenómeno de ventas- con cierto inicial placer y un creciente sinsabor cuando avanzaba en sus páginas, tomando distancia e ironizando con su habitual acidez sobre la militancia política de los ´70, por entonces diezmada, torturada y asesinada por la dictadura militar.
Encaramado cotidianamente en las páginas de Clarín, durante esa trágica segunda mitad de la década del ´70 Asís firmaba unas crónicas “arltianas” bajo el seudónimo de Oberdan Rocamora y el padrinazgo literario de Luis Gregorich, una suerte de Beatriz Sarlo masculino de la época.
Es un buen escritor, Asís. Sus crónicas en Clarín eran originales y divertidas: por ellas desfiló buena parte de la picaresca y el pintorequismo de Buenos Aires, generosa en historias como cualquier megalópolis -aún en plena noche dictatorial.
Asís cayó en desgracia cuando, bajo la forma de una novela, publicó una suerte de escrache general de los personajes del diario que lo había catapultado a la fama.
Ahora –tal vez en compensación por tantos años de ninguneo del “gran diario argentino” y el desgaste de Magneto & Cía-, el escritor asoma su testa con una novela, “Hombre de gris”.
El problema de Jorge Cayetano Asís –como gusta presentarse en su nueva etapa- no es literario sino político. Como Clarín –su diario soporte y luego su tumba-, cuyo problema tampoco es periodístico.
Asís ha vivido lo suficiente como para haber escrito y editado los veintipico de libros que denuncia como inventario.
Desde Rulfo sabemos que la cantidad sólo suma peso y polvo a una biblioteca de las convencionales, de las que amaba Borges –aunque sospecho que sin Asís y sin nosotros.

martes, diciembre 04, 2012

SOMBRAS DE FACEBOOK


Usamos el Facebook para reconstruirnos. Como frente al espejo pero creyendo que esta vez no estamos solos, que cientos o miles de amigos cliquearán me gusta o comentarán qué guapo(a), qué valiente, qué generoso, cuánto talento.
Hasta que una tarde oscura, mientras ventanas afuera el sol inicia su último combate, el monitor se oscurece y pierde su ominoso disfraz de horizonte. Abrimos y cerramos puertas, furiosos, llamamos a números que no responden o nos piden que dejemos mensajes que, lo sabemos, nadie responderá jamás.
Nos queda volver al espejo, a la libreta de apuntes, al pedido de auxilio borroneado en la contracara de un formulario burocrático, de una factura por servicios que olvidamos o no pudimos pagar.