Si mirás bien vas a ver que
están al palo. O que la humedad les invade a ellaS la entrepierna como una
pared en cuyo interior se rompe un caño.
Así de calientes se ponen
cuando ajustan: que los salarios, que las jubilaciones, que los gastos en
educación y en salud o las ayudas multimillonarias a los pobrecitos banqueros.
Recalientes.
Y llegan al orgasmo todos
juntos cuando desde Berlín saludan con el pulgar en alto los anuncios de Rajoy.
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