Programa
televisivo de cultura, TV pública, autor nuevo al que se presenta como a “un
gran escritor”. El presentador aclara eso: que se trata de un gran escritor, no
como el resto de nosotros, los pequeños o medianos.
El autor
nuevo acusa ya 40 pirulos y lo(se) definen como continuador (¿o superador?) de
la obra de Saer, o ya que estamos de Faulkner. Su principal mérito –que no es
poco- parece ser no contar historias: “La trama es la debilidad del escritor”,
afirma, sueltísimo.
Acaba
de publicar una tercera novela que el presentador exhibe ante cámaras. Por su
grosor, no supera las cien páginas, lo cual puede remitir a Rulfo o al manual
de uso de un artefacto made in China.
El
mismo presentador recuerda que para narrar (¿) una sencilla caminata desde un
lugar a otro, Saer se toma veinte páginas, “porque lo que importa es la prosa,
no lo que se cuenta”. El gran escritor está de acuerdo, él haría lo mismo –supone
el espectador, ya al borde del colapso catatónico-, por lo que cabe deducir que
las cien o menos páginas de la tercera gran novela del gran escritor narran
eso, la caminata de un lugar a otro que está ahí nomás, a pocos metros.
Para
colmo ha pasado ya la medianoche y Valería Lynch acaba de demoler al espectador
con su versión chillona del himno nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario