Lo difícil no es atracar un
banco sino repartir luego el botín.
-Mitad para mí, el resto para
ustedes diez.
-¿No te parece un poco
injusto?
-Era lo pactado- le recuerda el
jefe Cararrota al insolente de la banda.
-Pero no hiciste nada.
-Los planes para el asalto. Y
ahí está la plata.
-Ni siquiera moviste el culo
de la silla, te quedaste aquí mientras nosotros… CRRRACK!!!!!!!!!, el balazo en
el entrecejo del insolente.
-¿Alguna otra objeción?-
Cararrota, soplando el humo del caño del revólver.
-Objeción, ninguna- Lumiére,
el segundo de la banda: -Sólo una aclaración- toma la mitad del millón de euros,
los reparte entre el resto y alcanza la otra mitad a Cararrota.
-Soy todo oídos- Cararrota,
apuntándole por si las moscas.
-El Banco Central Europeo acaba
de soltarle la mano a España. No más euros, volvemos a la peseta. Estos billetes
ya no le sirven ni al rey Juan Carlos.
Cararrota le alcanza su mitad
de los billetes al flamante cadáver.
-Canjéenlos a un
coleccionista y, si les da un par de pelas, que tenga por lo menos un entierro
digno.
Mira a los nueve que quedan
de su banda.
-Puta Merkel.
Y CRRRRACK!!!!!!!!!
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