domingo, noviembre 04, 2012

EL ÚLTIMO CRIMINAL DE LA NOCHE


Atrapar al último criminal de la noche sabe como el trago del estribo, el que se toma aguado y tibio porque el hielo ha estado fundiéndose despacio en el vaso y el cana de homicidios se había quedado esperando a que ella volviera, desde que anunció que iría a retocarse el maquillaje.

El último criminal de la noche anda en silla de ruedas y los tres canas de la comisión policial saben que no ha salido de su habitación llena de pulgas en el hotel infecto de extramuros. Todo lo que hay que hacer es llamar a la puerta para darle tiempo al tipo a que se defienda a balazos o se suicide.

El disparo en el interior de la pieza sin impacto sobre la puerta suena a la segunda opción. Entran, los tres policías, acomodan al ya cadáver sobre su silla de ruedas y se sientan a esperar al forense y al juez de turno. De los tres, dos fuman y el otro se sirve un whisky con hielo, no para beberlo sino para ver al hielo fundirse y esperar a que algún día y en algún bar sin suicidas, ella regrese de haberse retocado el maquillaje y se siente de nuevo a su lado.


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