miércoles, octubre 24, 2012

LA NAVE VA


Buscando imposibles consuelos a la idea de la muerte como final, las religiones imaginan mundos perpetuos, salones de espejos que en sus ocasionales y arbitrarios encuentros nos reproducen, nos infinitan en espacios esencialmente vacíos, en oquedades donde no ya la vida en su plenitud sino la simple llama de una cerilla se apagaría de inmediato.
Los que elegimos desnudarnos de toda fe vemos a las religiones como a barcos fantasmas, navíos sin otra tripulación que el deseo irresuelto de que el amor nos acompañe en ese viaje sin puertos ni tormentas.
No hay nada malo en nuestra desnudez, como tampoco lo hay en quienes eligen ser pasajeros celebrantes de la nada.
Como en el “Amarcord” de Federico Fellini, la nave va. La vemos pasar, brillante y rumorosa en un mar de silencios, de penas cautivas, de soledades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario